La lista de cosas que debía hacer y decirle a Peter una vez que el hijo de puta se levantara, parece haberse borrado de su mente. Tony tenía la real intención de entrar calmado y armado de paciencia a ese cuarto. Las cosas no salieron tal como esperó, pero eso le enseñaría ya de una vez a parar de subestimar a Ross. Ese viejo mañoso podía necesitar un bastón, pero su puntería era lo suficientemente certera como para dañar su entorno si no se iba con cuidado.
Pero no estaba listo para escuchar la voz ronca y lastimada de Peter. Tampoco esperó que sus ojos aún tuvieran venas rojas y derrames en ellos. Sí sabía exactamente la extensión de la quemadura en su muslo que lo recorría de un lado al otro. Sabía que le tuvieron que arrancar capas de piel para separarla del maldito mono que se adhirió a él. Tony mismo supervisó el trabajo en el laboratorio que hicieron los dos especialistas que mandó traer para generar el pedazo de implante que iban a ocupar.
Pero todo aquello era secundario. Sumamente secundario. Tony no imaginó que el alivio que sentiría al ver su rostro consciente y oír su sonrisa lo desarmaría en un millón de pedazos. Y aun así, aun así, nada superaba el martirio que fue vivir esas malditas horas donde perdieron toda comunicación. No. Mierda nada podía eclipsar el miedo, la ansiedad, la angustia y la frustración. Ross no le permitió cancelar todo en el momento en que falló. No le permitió irrumpir en la base y sacarlo de allí por sus propios medios. El muy hijo de puta le dijo que ese no era el protocolo, que Peter tenía una forma remota de hacerles saber que la misión estaba más allá de toda salvación y que el reglamento les impedía hacer nada hasta confirmar riesgo de muerte o recibir la alerta.
El muy bastardo lo miró intrigado cuando le juró que lo mataría si algo le pasaba a Peter.
—¿Para qué lo recomendaste para esta misión si no creías que lo podría hacer así saliera mal?
Tony no tuvo respuesta a eso. Tenía una idea medianamente teórica. La misión se la pasaron hacía cosa de dos meses, cuando la posibilidad de al fin ingresar en la base fue mínimamente viable; pero cuando Ross le pidió su concepto para un elemento que pudiera hacerla bien Tony pensó en Peter y la cantidad de veces que le pidió que haga lo mismo solo para ver la cara crispada de Rhodes entrar por la puerta de su oficina, cargando una caja de juguetes sexuales de lo más macabros que hacía que Peter deje en su escritorio (sellada y sin tener la menor idea de qué era lo que entregaba), bajo el brazo.
Pero no era como para que Ross se lo tomara en serio ni era para que lo mandara en la jodida Navidad a hacerlo. Si hubiera sabido que eso era lo que pretendía cuando lo contactó hace unos días, le hubiera dicho que sí y lo hubiera hecho él mismo. Ni en sus peores y más paranoicas ideas entró en criterio que se salteara la cadena de mando y contactara por sus propios medios a Peter. La pregunta que Peter le había hecho hacía diez minutos, justo antes de que empezara a repasar el maldito plan que estaba destinado al fracaso, explicaba a la perfección la pregunta que Ross esquivó cada vez que se la formuló.
Tony sabía que no había llamado a Peter porque el tiempo era el ideal y dado que los rumores de que en esa base estaban cociendo la próxima gran arma nuclear no hacían más que crecer y solidificarse, esperar se volvió imposible. No, lo hubieran llamado. Lo hubieran llamado antes de que las comunicaciones fallaran y Peter hubiera sido devorado por esa maldita base.
Tenía sentido que todo hubiera partido de un par de jugadas atrás en el tablero. No era solo una pelea entre Ross y él por ver cuál de los dos realmente tenía el poder, era Ross buscando extender los hilos en su dirección. Peter era la respuesta y la clave. Era conocido por ser su pupilo, pero nadie entendía la intimidad y la forma de su conexión.
Claro que si el tono plano, carente de cualquier tipo de emoción fuera indicador del mismo, todos podrían decir que apenas se conocían más allá del trato laboral y muy poco ocasional.
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Otra tonta historia Navideña │starker│
FanfictionPeter ama la navidad y cree firmemente que en la época anual de los milagros todo es posible. Tony, por su lado, detesta la navidad y todo lo que la rodea. Muérdago, pinos, decoraciones, nieve, chocolate, películas y un sin fin de cosas que parece...