Chocolate y películas, una combinación que nunca termina bien.

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Bueno, yo diría que eso salió excelente, ¿no lo creen?

Tony, que desde hacía horas tenía en claro que había sido una idiotez llamar a sus amigos (si es que a ese grupo de idiotas podía llamarlos así), mira a Rhodes sopesando serenamente la mejor forma de matarlo. Quería que sufra. Oh, joder en verdad lo deseaba. La cara de Peter... La tormenta de furia, vergüenza y humillación que lo llenó al entender qué mierda es lo que había hecho... Rhodes se la iba a pagar.

Es decir, sabía que era en gran medida culpa de él, pero él al menos había tenido una buena intención, cosa que su "amigo" no podría esgrimir como defensa. Tony esperó de corazón que el que hubiera más gente cuando se rondaban licuara la creciente cosa extraña que parecía obsesionada con rodearlos cuando se quedaban solos. Harley tenía que tener razón porque ese costal de mierda de su ahijado tenía más olfato que un perro de caza para esas cosas. Y Tony no iba a dejar que Peter sufriera un solo segundo por unos sentimientos que tenía que erradicar de su cuerpo.

Pero claro que iba a fallar si al que llamabas era un idiota bueno para nada, como lo era James Rhodes, a que te ayude. Desde el mismo instante en que pisó la sala de juegos donde Peter tenía montada la base navideña supo que la cosa se iba a joder. Era cosa de tiempo, sin dudas. Rhodes no paraba de interponerse entre Peter y él, bloqueando el noventa por ciento de sus intentos por hablarle. Luego no ayudó que el mismo mocoso se escurriera a metros de él cada que intentó atraparlo para hablar. Con todos allí sería muy seguro hacerlo, pero entre uno y el otro lo sacaron de quicio.

Y vaya que la cosa solo empeoró luego. Jugar al gato y el ratón era la cosa que más le gustaba en el mundo, ¿y quién iba a decirle que el maldito de su pupilo era bueno para ese juego? Maldita sea, Tony ni siquiera recordaba en qué momento paró de intentar hablar con él a sentir que deseaba cazarlo. Rondaba el maldito árbol de Navidad intentando toparse con la mirada café que se escabullía lejos de él, avergonzada y tímida, pero sumamente juguetona. Los colmillos de cazador en su boca se alargaron y picaron cuando Peter lo miró sobre el hombro, antes de morder su boca y voltearse para ir junto a Rhodes cuando Tony dio un paso en su dirección.

¡Estúpido niño y estúpido él! ¿Tanto iba a costarle sostener la puta cintura de sus pantalones quieta? ¿Tan difícil iba a ser no intentar seducir al condenado chico que tenía años cuidando? Maldición y para peor, solo para ponerle un broche de oro a aquella mierda, cuando menos se lo esperaba Peter, Rhodes hace aquella pantomima de mierda sobre los besos, solo para poder decirle sin ningún tipo de pudor a Peter que Tony era una mierda de partido.

Desde que decidió llamar a sus amigos supo que Peter entendería el metamensaje en la acción. No esperaba menos de su pupilo y no tendía a subestimar su capacidad para leer entre líneas. Ahora, que Rhodes se pusiera a molestar con el tema de los besos, proponiendo la nefasta mierda de que el propio Happy lo bese... en ese mismo instante Tony deseó que sacara sin más el asunto y hablará del elefante blanco en la habitación. Hubiera sido menos incómodo y humillante que solo se girara, mirará a Peter de frente y le dijera que Tony era una mierda; un viejo idiota que jamás podría darle nada de utilidad y que más le valía no olvidarlo y dejar de una vez por todas esa idiotez del enamoramiento de lado.

Pero eso no fue lo que pasó y mientras Tony veía sin poder creer lo que iba pasando, Peter soportó con estoicismo la humillación.

La furia, el hartazgo que tenía días cargando y toda la frustración que no paraba de acumularse en su interior estallan y sin meditarlo mucho más, Tony se lanza sobre Rhodes cuando el muy hijo de puta empieza a felicitar a Vision por seguir perfectamente el guión que con tan poca antelación le dio. Estaba más que claro que debería girar la mano y atestar el puñetazo que estaba lanzando a su rostro, pero Rhodes era mejor objetivo. Le daba lo mismo si era a él al que debía castigar por atreverse la noche anterior a soñar con la idea de que Peter se le declarara.

Otra tonta historia Navideña │starker│Donde viven las historias. Descúbrelo ahora