71. ese punto de control.

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-¿Está bien así?- había acomodado la tela plana de la cobija por encima de su cuerpo, abrazó su almohada profundizando su rostro en el algodón -Sí.

Respondió staxx, su espalda estaba tensa y poco podía sentirse tranquilo al ver que el beta se acobijaba ante las sábanas con una delicadeza increíble, su cabello se veía tan atractivo de forma informal que no entendía cómo podía plancharlo de formas extrañas la mayoría del tiempo. Se acercó con calma -Perdón, tengo ocupada la habitación de invitados.

Era mentira, pero quien se lo podía negar en su propia casa.

Vegetta sonrió tocando su mejilla a la vez de girar su cuerpo al apoyarlo boca abajo -Tengo tanto sueño, pero no quiero dormir- susurró apegándose a él -¿Por qué?

-Pesadillas- gruñó debajo de su garganta hasta finalmente aferrarse a su pecho, el zeta acarició su cabello oscuro abrazandolo con cuidado -Quizás puedo ayudar en eso.

-¿Recuerdas la vez que te llamé?- asintió acurrucandose a su lado -Soñé con rubius y, y me da miedo, él me da miedo y está en la cárcel.

-No te puede hacer daño- abrazó su cintura provocando un gimoteó tímido de parte de vegetta -Se acabó, vegetta.

-No puedo evitar sentirme culpable cuando lo extraño, cambia cada día y es estresante- suspiró.

-A veces, me siento enojado, enojado por seguir queriendolo, y a veces, simplemente deseo que todo hubiera sido diferente.

-Pero nunca dejas de culparte, vegetta- respondió hundiendo la cabeza del beta ante su pecho -Tengo un terapeuta, podría pasarte su contacto.

-¿Tienes un terapeuta?- asintió -Sí.

-Me costó años ver el valor que yo soy y el que merezco, tú deberías darte esa oportunidad también- un pequeño sollozo se escuchó en la habitación bien cálida -Gracias.

-De nada, ahora durmamos antes de que me dejes lleno de lágrimas- murmura entre sonrisas torpes que hicieron reír a vegetta, aferrados al abrazo se durmieron entre las sábanas de forma delicada y pacífica.

(...)

-Debiste haberme despertado- staxx bostezó estirando sus músculos adormecidos, un olor delicioso se apreciaba desde sus fosas nasales hasta darse cuenta que vegetta estaba frente a su sartén en la cocina -Te veías adorable, no me lo hubiera perdonado.

-¿y eso?

Un silencio había inundado la sala, vegetta detuvo el horno consigo a la cocina, tragó en seco con pasos lentos, sostenía unos dos platos con un par de panqueques al lado de pequeñas frutillas. La mesa había sido servida con un mantel de hermosa porcelana y lindos servicios delicados.

-Haz estado soportando mis cosas todo este tiempo y aún así sigues haciendo cosas por mí, quiero por lo menos, servirte el desayuno hoy- suspiró sentándose a la mesa, apoyó su espalda suavemente por el tacto -No necesitas agradecerme.

-Aunque aceptaré tu apetecible desayuno- sonrió clavando su tenedor en el panqueque, finalmente comiendolo y masticandolo con suavidad en su boca -Quackity me pidió encontrarnos cerca del parque central.

Staxx parpadeó -¿Le dirás sobre rubius?- vegetta tragó en seco con una gota de sudor cruzando su rostro, fatigado y así mismo pálido como la hoja de un papel desgastado y viejo.

No quería hacerlo, pero debía, le había mentido a tanta gente, quackity siempre fue un sol con él y él solo se permitió odiarlo al principio, tal vez se arrepentía pero el error seguía vigente, ¿cómo reaccionaría, cómo se lo diría? "Hey, me acosté con tu abusador los días que pretendía ser tu amigo aunque en realidad te odiaba con el alma por quitarme la oportunidad de sentirme amado" iba a vomitar al pensar.

ᵍʰᵒˢᵗ ᵇᵒʸ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora