Capítulo 12: "Vacaciones de primavera"

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Primavera
Fin de Curso

Finalmente hacía calor afuera otra vez. Me tomaba las cosas día a día, siempre al límite, siempre esperando noticias de mi próxima misión. La heladería abría durante las vacaciones de primavera, así que volví al trabajo. Estaba a medio camino de mi turno el miércoles, cuando la puerta del puesto de helados se abrió y mi jefa y los demás gritaron. El hombre gigante de pie allí se veía escalofriante con la cabeza rapada y el conjunto motero de color negro.

—¡Papá!

Él me dio un asentimiento de cabeza y miró a mi jefa, una mujer de mediana edad que se apoyó en la máquina de helados con una mano en el corazón, mirándolo fijamente.

—Lo siento señorita, pero tenemos una emergencia familiar. Jennie debe irse durante unos días.

Sin apartar los ojos de él, asintió con la cabeza, y su aura asustada grisácea escaldó a una roja.

Oh, vamos. Eso es... ew.

Papá me agarró la mano.

—Lo siento —le dije a mi jefa por encima del hombro.

Nos acercamos hacia el auto de alquiler estacionado al otro lado de la calle. Siempre me sorprendía con esos autos que no pintan nada con su personalidad ruda.

—Necesitas una Harley —le dije.

—No es tan fácil alquilar una de esas cuando estás apurado —respondió, abriéndome la puerta—. Entra.

Hice lo que me dijo, pero cuando él subió no arrancó el auto. Solo giró hacia mí su gran cuerpo en el reducido espacio, y se pasó una mano por la barba, con el ceño fruncido.

—¿Qué pasa? —le pregunté.

—¿Recuerdas el año pasado en Año Nuevo, cuando tuvimos esa reunión regional en el lugar de Pharzuph? —Mi pulso se aceleró.

—Bueno, es el momento para otra. Mañana por la noche en Atlanta. Solo los Duques de Estados Unidos.

Se me revolvieron las entrañas.

—¿Tengo que ir?

—Diablos, no. No puedo tenerte en ningún lugar cerca de Pharzuph. Tengo que sacarte de la ciudad. Ahora mismo. —Golpeteó el volante con los dedos—. Les diré que te he enviado a un viaje de la universidad.

—¿Adónde iré realmente?

—A cualquier maldito lugar. —Sacó un papel doblado de su bolsillo trasero. Recorrí el itinerario y me di cuenta que no estaba bromeando. Yo estaría viajando por el mundo, de un aeropuerto a otro, durante tres días seguidos.

—Vas a estar más segura en el aire. Los Legionarios no se aventuran allí... prefieren quedarse en tierra.

—¿Vas a tener problemas si yo no estoy allí? —le pregunté.

—Nah. No te preocupes por eso. Tu vuelo sale en cinco horas. Ve a hacer el equipaje y consigue que Tiff te lleve.

—¿Estará Lisa y Minnie allí?

—Estoy seguro de que sí —dijo. Luego tocó mi frente—. Mantén la cabeza en el juego, nena.

Lo abracé por encima de la consola central y él besó mi frente.

****

Llamé a Sana durante mi escala en Francia. Aterrizaría en Londres dentro de poco y no tendría más de dos horas antes de mi próximo vuelo.

Mientras la llamaba, mis ojos examinaron el vestíbulo del aeropuerto, al igual que había hecho en cada parada, en busca de Espíritus. No había visto ninguno.

#2 Dulce PeligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora