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Vamos Park... Levántate.

Se despertó lentamente al escuchar la voz del enfermero.

Ya habían pasado tres meses en ese lugar.

¿Que si era agradable? Para el joven
chico cada día era realmente horrible y desesperante, era un infierno del cual tenía que salir como sea.

Con un plan que lo salvaría de las mentiras y de los mentirosos que lo rodeaban.

- Bien... Al parecer su.. -escucho un poco de la conversación del doctor, la cual afirmaba que su esquizofrenia había regresado.

Y que tendría que pasar mucho más tiempo en esas cuatro paredes blancas, sintiendo cómo inyectaban ese liquido doloroso en una dosis más grande.

Se tenso, odiaba con su vida ese lugar, tenía que crear un plan cuánto antes.

(...)

- Bien Park, siéntate a comer, ahora vendremos por ti. -hablo uno de los enfermeros al llevarlo a una mesa de la cafetería.

- ¡Oh! Hola de nuevo. -saludo el mismo chico pelinaranja de la vez pasada. El rubio lo miro con indiferencia para volver a mirar la comida.

- Oh vamos... No seas tan callado, ¿que tal si somos amigos? -hablo de nuevo con una gran sonrisa.

- Largo. -dice con frialdad.

- Pero... Tan siquiera seamos amigos. -hizo un pequeño puchero, rodo los ojos el rubio.

Aunque...

Quizás... Solo quizás podría servirle de ayuda ¿No?

- ¿Conoces el hospital? -hablo bajo con disimulo.

Claro estaba que no confiaba en el, solo... Lo utilizaría.

- Oh... Bueno... La verdad, no tanto. -dice para negar. El rubio bufo bajo.

Tendría que buscar por su cuenta.

- ¿Por qué preguntas? -pregunto confundido, el chico lo miro con seriedad.

- Por nada.

(...)

- Hora de... Comer Park. -dice un enfermero adentrandose a su habitación junto a otros enfermeros.

El chico lo miro serio, estaba mintiendo, lo sabía.

Lo tomaron con fuerza para llevarlo a fuera.

- ¡No! ¡No lo hagan! ¡Duele! ¡¡Basta!! -grita en llanto el joven rubio mientras forcejeaba.

- Eso es... Ya hemos terminado, mañana tendrás que venir de nuevo. -habla una de las enfermeras al retirar la aguja del brazo de el chico.

- ¡Déjenme! -grito tratando de zafarse de los agarres fuertes de los enfermeros, los cuales lo soltaron para dejarlo caer en el frío suelo de la habitación.

Salieron para marcharse.

El joven se encontraba muy adolorido con ambas mejillas mojadas, le dolía y ardía mucho el brazo y solo podía sobar un poco.

Además de sentirse mareado por la gran cantidad de medicina inyectada.

O lo que el llamaba... "Veneno"

- O-otra vez... ¡Odio esto! -grita en llanto mientras tomaba su brazo.

Jimin... Tienes que salir de aquí...

Escucho la misma voz en su cabeza para sorber su nariz y quitar algunas lágrimas.

- Es d-difícil... -murmura con voz temblorosa hincado en su cama.

𝐋𝐢𝐞.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora