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Eileen

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Eileen.

Mi cabeza reposaba en mi mano mientras luchaba por no quedarme dormida durante la clase. Era una tarea ardua, y creo que estaba perfeccionando la técnica de dormir con los ojos abiertos. Por el rabillo del ojo, vi que Jungkook también se aburría. La clase se estaba volviendo terriblemente larga y no sabía cómo aguantaría todo el día. Solo deseaba que terminara para poder irme a casa a dormir.

Empecé a dar cabezadas y, en una de esas, mi codo se resbaló y mi cabeza se golpeó contra la mesa, provocando un sonido seco que dejó la clase entera en completo silencio.

—Señorita Eileen - habló el profesor, y supe que muchos compañeros se estaban aguantando las ganas de reírse. Jungkook me miró sorprendido cuando levanté la cabeza y me llevé la mano a la frente. - Buenos días.

—Hola... - contesté frotándome la frente. El profesor negó con la cabeza riéndose.

—Chicos, hay que dormir más. Mínimo siete horas diarias. Que luego os dormís en mitad de la clase —dijo, antes de seguir hablando del tema.

—¿Estás bien? - me preguntó en susurro Jungkook.

—Sí... —contesté con un hilo de voz mientras asentía con la cabeza—. Quizás acabo de matar mis últimas neuronas.

Jungkook soltó una risa nasal y volvió a poner atención en el profesor. No dormir iba a acabar conmigo.

A la hora del descanso, salí junto con Yeoreom. Esta no paraba de reírse por lo último que había pasado en clase.

—Y de repente '¡PAM!', nos has despertado a todos - comentó ella bromeando. Intenté reírme con ella, pero supongo que empezaba a tener mal humor y la verdad es que no me hacía ni una pizca de gracia en ese momento.

—Voy al baño - le informé y me encaminé al baño más cercano.

Una vez en el baño, me miré en el espejo y suspiré. Mi reflejo mostraba el cansancio acumulado: ojeras marcadas y una expresión agotada. No podía seguir así. Abrí el grifo y dejé que el agua fría me despertara un poco al salpicarme la cara. Sentía el frío recorrerme y eso ayudaba a despejarme.

Me eché agua en la cara para refrescarme y me miré en el espejo. Intenté peinar los pelos desordenados y decidí repasar mi maquillaje. La puerta se abrió, y reconocí a la chica que entraba junto con sus dos amigas, que solo saben lamerle el culo y alabarla.

—Vaya, qué sorpresa —dijo con ironía, y me giré sobre mis talones para clavar mi mirada en la suya—. Me encanta reencontrarme con la zorra de la universidad.

Le sonreí de lado.

—Lo sé, ya sé que te encanta verme... Y sobre todo hablar de mí, Lia. Te apasiona todo lo que hago.

—Já. Sí, me encanta —respondió con sarcasmo. Se acercó y se puso a mi lado para mirarse en el espejo—. Aprovecho para advertirte de que deberías dejar en paz a Minhyun.

Caótica y peligrosa » Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora