№49

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Jungkook.

Me adentro al hotel donde Hana me había citado y supuse que ahí mismo se estaría alojando. Lo primero que vi en la entrada fue como varios hombres altos y robustos vigilaban todo el área. Me miraron sin disimulo cuando accedí al hotel, analizándome de arribabajo, comprobando que no era un sospechoso. Una vez dentro, la zona de recepción se encontraba vacía. Un hilo musical sonaba muy suave dándole un toque elegante y tranquilo a toda la sala. Sospechosamente muy tranquilo. Distinguí otros hombres parados al fondo, también comprobando quién entraba por la puerta. Algunos parecían tener armas escondidas en sus bolsillos. Rápidamente pensé en el padre de Hana y su gran séquito de guardaespaldas que siempre llevaba encima. Me miraban y sabían quién era. Estos sabían al milímetro toda persona que se relacionaba con la familia Lee. Su padre vivía emparanoiado, siempre alerta de todas las personas que pasaban por su vida. No se fiaba ni de su propia sombra. Recordé cuando Hana y yo por fin conseguimos independizarnos y se alegró de poder vivir sin nadie que la estuviese controlando 24 horas.

- Buenas tardes - la chica que está detrás de la recepción me mira de arribabajo y debe cuestionarse muchas cosas. Como, por ejemplo, qué hacía una persona como yo en un hotel de lujo. Quizás mi forma de vestir le resultaba sospechoso. Lo entiendo, yo no suelo venir a este tipo de hoteles. Veo su falsa sonrisa posarse en sus labios pintados - ¿En qué le puedo ayudar?

- Quiero ver a Hana, me ha citado aquí. – respondo.

- ¿A quién? – pregunta confusa, parece que finge que no sabe a quién me refiero.

- A Hana, Lee Hana, he quedado con ella. - digo como si fuera una obviedad.

- Lo siento, no tengo constancia de eso y no puedo dejarle pasar sin el permiso - cuando dice eso siento varios ojos posarse en mí.

- Entiendo - digo apunto de explotar. La paciencia ya se me estaba acabando - Llámala, me está esperando.

Parece dudar cuando le ordeno que la avise. Aquello me hace resoplar nervioso. De verdad, todo esto se había vuelto rarísimo. Saco mi móvil para llamarla yo pero entonces, escucho un ascensor abrirse y el sonido de unos tacones resonar en el suelo de mármol.

- ¡Jungkook! - escucho su voz y giro mi cabeza para verla llegar con una radiante sonrisa en su cara.

- ¿Por qué no me quiere dejar pasar? – pregunto con los brazos cruzados. La verdad es que estaba muy mosqueado. Toda esta situación me estaba superando y no iba aguantar más tonterías.

- Discúlpala, ella solo está haciendo su trabajo - baja la voz y sigue - Mi padre no quiere que entren desconocidos... - susurra y finalmente me enseña una sonrisa avergonzada -  Ven conmigo.

La sigo hasta el ascensor donde nos quedamos los dos solos. Pulsa el botón 35 con una llave que le permite ir al último piso y la puertas se cierran. Mis ojos se fijan en la pantallita que nos indica el número de pisos que estamos subiendo, no quiero mirarla, tampoco quiero que el perfume que está llevando me desconcentre.

- ¿Cómo estás? ¿Has comido? – me pregunta cuando salimos del ascensor y nos encontramos en su suite presidencial. Aquella habitación es enorme. Se adelanta para encaminarse a una cafetera que hay encima de una mesita. - ¿Quieres un café?

- Hana – hablo y deja de toquetear la cafetera para mirarme - Vengo hablar de algo muy serio.

- Oh... Bueno, te escucho.

- Necesito que liberes a Eileen.

- ¿Cómo? - pestañea varias veces y me mira confundida.

- Han secuestrado a Eileen.

Caótica y peligrosa » Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora