Era el día de festejo por el gran logro de la selección; haber ganado la copa del mundo.
Todo era perfecto, las personas estaban más felices que nunca, los jugadores habían festejado tantas veces que habían perdido la cuenta, pero faltaba la última celebración, la privada, todos juntos.Habían pasado varios meses desde que comencé a trabajar como ayudante de su cocinera privada, Claudia, la mujer que llevaba varios años acompañándolos a todos lados.
Estaba estudiando para ser chef y se me había dado esta oportunidad.
Me adapte bastante bien al comienzo, hasta que empecé a tener una "relación" secreta con el arquero.
Sabía que estaba mal, me llevaba 11 años, y el, aunque tuviese problemas en su relación, aún no se había divorciado del todo y eso me hacía sentir la persona más culpable del mundo.Me había dejado llevar por mis fantasias adolescentes, aunque tuviese 19, aún tenía mentalidad de alguien que seguía leyendo novelas románticas y se dejaba llevar por el corazón más que la razón, aunque lo nuestro fuera meramente sexual, Emi, muchas veces me había dicho que era suya y que me amaba.
No era algo sano claramente, y obviando eso, el era un hombre celoso y posesivo.
La celebración era a la noche, iba a hacer calor ya que estábamos en diciembre, todos iban a vestir de gala y se iba a realizar en un salón lujoso.
Claudia, la cocinera, me recomendó ponerme un vestido rojo que había visto en una tienda, era corto, pero era elegante.Sos joven y hermosa, tenés que aprovechar para vestirte de la forma que quieras
Recordaba lo que me había dicho, y le dije que ella también podía vestirse como quisiera, ya que la edad no determinaba nada. Aunque, sabía que me lo decía porque siempre veía que trataba de no llamar mucho la atención con la ropa.
Me cambié y me puse el perfume más rico que tenía, me alise el pelo y me pinté las uñas de negro, me sentía muy linda, pero había un problema; el vestido se me subía, así que tuve que recordarme bajarmelo todo el tiempo durante la noche, para evitar accidentes, no iba a ponerme otra cosa, porqué tampoco tenía nada formal más que eso.
Me puse las sandalias, agarré mi cartera y pedí un taxi hasta el salón que estaba a 20 minutos de mi casa, estaba muy emocionada, aunque sabía que posiblemente el Dibu iba a estar con su esposa.
En cuanto llegué entré por la puerta trasera que daba a la cocina, saludé a los cocineros y me dijeron que iba a ser la mesera hoy, ya que estaba bien vestida, les pareció lo más conveniente.
Miré por una pequeña ventana que daba al salón y pude ver a todos los que estaban, el Dibu no había venido con su esposa, al parecer se habían peleado de nuevo, quien sabe porqué.
Los chefs comenzaron a cocinar los platillos y con los demás meseros fuimos llevando los platos y utensilios para que los jugadores comieran.
Al entrar al salón, sentí como la mayoría de ellos me miraban, me avergonze un poco, pensé muchas veces en cambiarme el vestido.Pero el peor de todos fue Emi, que a penas me miró me clavó la mirada y levantó sus cejas en forma de pregunta, luego se puso serio.
Al pasar cerca de el para dejarle el vaso y la copa, me tomó de la cintura disimuladamente mientras los demás hablaban, y me bajó el vestido con fuerza.
-Se te ve todo el orto, pendeja.-Dijo sin mirarme a los ojos.
Me acordé que se me subía y fui hasta el baño para comprobarlo. Había sido una exageración, no existía manera de que se me viera, solo se me levantaba un poco, pero no era nada grave.
Volví a la cocina y seguí llevando lo que me faltaba, Emiliano no cambiaba la cara de orto que tenía y yo comenzaba a sentirme algo incomoda.
-Que linda estás!- Me giré y escuché a Enzo, quien había sido un gran amigo para mí durante mi trayectoria trabajando con ellos. Fue uno de los primeros que me ayudó a agarrar confianza con los chicos.
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Scaloneta +18
FanficHistorias ficticias que incluyen a los jugadores de la selección Argentina, con escenas explícitas. Contenido creado para entretener. 2022©venusanabel.