Capitulo 12

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Curiosidad
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El timbre suena poniendo fin a la clase, todos salen disparados de sus asiento para dirigirse a la cafetería, con las pocas ganas que me quedan y con cara de pocos amigos, recojo mis cosas y me dirigo tambien hacia allá.

Al salir del salón, el pasillo está infestado de personas corriendo por todos lados. El primer día de clases significa, que las pruebas para los grupos extra curriculares están abiertas, ya sea de ajedrez, fútbol, baloncesto, teatro y todo lo que más haya en este instituto. Codazos y empujones es lo que recibo al caminar por el enorme pasillo para llegar a las puertas dobles de la cafetería. Empujo una de ellas, para que de paso en un enorme salón donde se encuentra la mitad de la población estudiantil comiendo y charlando—gritando—con sus amigos.

Busco con la mirada a mis amigas, para ubicar a una melena rubia y pelinegra en unas de las mesas del centro, obligó a mis pies a mover para llegar a ella, que al verme reflejan una sonrisa en sus rostros para ser cambiada para una confusa al ver mi cara.

—Estoy castigada—suelto de una cuando llego y me siento en la mesa.

—¿Por qué?—sus caras al parecer no comprendían lo que decía. Angie le dedica una mirada a Isa para decir:—Camila, eres la persona más tranquila que he conocido en mi vida, y si estas castigada, tuviste que hacer algo más que respirar, que es lo que hacer usualmente.

La risa contagiosa de Isa y la mirada divertida de Angie, hace que las risas escapen de mi.

—¡Yo no solo respiro! —me queje.

—La mayoría de las veces si—la apoya Isa— nosotras hablamos y tu solo estas allí, mirándonos y viendo a la nada y con cara... —coloca una expresión como si estuviera muerta.

—¡Yo no hago eso!—le empujé por el hombro a la rubia.

—¿Qué cosa no haces?

Esa voz. Esa maldita voz.

Te encanta esa voz.

El llamado surgió detrás de mí, así que me giro hacia aquel lugar, entrando en mi campo visual tres pares de ojos que las tres conocemos bien.

Y aman.

Cállate.

—A Cami la castigaron—la sonrisa de Isa no se pierde cuando Dilan se sienta junto a ella y responde la pregunta. Dilan le regala una de sus sonrisas y miradas que ella tanto ama, a lo que le rubia admira con fascinación.

—¿A ti también? —la pregunta que fórmula Jackson deja a casi todos con la intriga, más a Angie, cuando esté se sienta al lado de ella. La cara de mi amiga, con una ceja encarnada, se dirije al pelinegro, pero este al notar su mirada, pasa un brazo por detrás de ella para que Angie se estremesca al instante. Asiento sin muchas ganas a la pregunta.

—Yo también estoy castigado—el lugar a mi lado es ocupado por Jake, sentándose tan cerca que nuestras rodilla vuelven a colisionar. Su hombro choca con el mio al colocar un brazo sobre la mesa y echarme una mirada rápida.

—¿Pero por qué? ¿Qué hiciste? O más bien ¿Qué hicieron?—la corrección de Angie hace que el rubio y yo nos dediquemos una mirada cómplice.

—Sacamos el teléfono en clase—digo mientras me como un ruffles.

—¿Solo por eso los castigo?—la rubia habla y asiento levemente.

—Y no sólo eso, también tengo que entregar un ensayo.

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