✔Capítulo 2✔

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Título: ¿Por qué los protagonistas están frente a mí? (1)


El mundo que fue dividido en cuatro territorios, en estos momentos la guerra es solo el pan de cada día.

Llevo una mano a mi cabeza, una cosa es escribir e imaginar escenarios y otra muy diferente es vivirlo.

Ahora cuento con diez años y vivo en el Ducado del Territorio Norte. Camino por el pueblo con una capucha oscura cubriendo mi rostro, acabo de escapar del carruaje, es agotador tener que estar vigilada por mis guardias y doncellas.

La plaza está llena de personas, observo las cosas que venden y sonrío.

Agradezco a mi yo anterior por haber añadido unas cuantas cosas a la historia, como la existencia de comida oriental y moderna, otras cosas no me agradaron tanto.

A pesar de que cree un mundo medieval añadí objetos modernos, como armas.

Ahora que lo vivo, fue una tontería.

De lo que me arrepiento es de no haber añadido el celular o el internet, es aburrido.

— Esto parece delicioso —murmuro viendo unas manzanas acarameladas.

— ¿Desea una, señorita? —pregunta el hombre que las vende y levanto mi vista.

El hombre se sorprende y sus ojos parecen brillar.

— ¿Cuántas quiere? Son gratis, por favor, tómela todas —pidió y me sorprendí, bajando mi capucha para que cubriese mejor mi rostro y tomé una.

— Muchas gracias —dije y corrí lejos.

— ¡Regrese pronto señorita! —escuché su grito.

La belleza de Bridget era como magia la cual ella usaba a su favor para conseguir lo que quisiera, yo solo me sentía incómoda con respecto a esto, por eso siempre evitaba que las personas viesen mi rostro.

Suspiré aliviada y miré mi dulce con alegría. Estuve a punto de morder mi tesoro cuando alguien chocó contra mí, haciendo que tirase mi dulce.

« ¡No! ¡Mi manzana! »

Por dentro estoy llorando.

— ¡Oye, tú! —Se escuchó una fuerte voz de algún adulto.

Algo tiró de mi brazo y entonces me di cuenta, un niño con una túnica y capucha parecida a la que yo llevaba, había tropezado conmigo y un bolso se había enganchado con mi pulsera.

— ¡¿Pero qué?! —protestó cuando tiró y la pulsera no se rompió.

Y no lo haría, era una pulsera de protección hecha de magia.

— Espera, ahora la desato —dije pero antes de lograr mi cometido el chico tomó mi muñeca, incitándome a correr—. ¡Oye! ¡Loco! ¡Suéltame! —grité.

Nos introducimos los dos dentro de un callejón de repente, él tras de mí, mientras aún me sujetaba con una mano y con la otra tapaba mi boca.

— ¡Tú, maldito! —Algo lo golpeó y cayó al suelo a un par de metros de mí.

Pegué un pequeño salto al ver al hombre robusto y de gran tamaño, y tras de él habían tres más, cada uno sujetaba a un niño que portaban vestimentas parecidas.

— ¿Pensaste que podrías escapar? —pateó el cuerpo del chico que me había arrastrado por las calles, tomando la bolsa que se había zafado de mi pulsera cuando lo golpeó, y luego su mirada se posó en mí—, oh, parece que también encontramos un secuaz.

Me convertí en el Efecto Mariposa (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora