Título: ¿Por qué los protagonistas están frente a mí? (2)
« No puedo creer lo que estoy haciendo. »
Suelto un ligero suspiro mientras termino de vendar la herida que tenía el de cabello azul y ojos rojos en el brazo.
— ¿Por qué haces esto? —preguntó el de cabellos plateados con desconfianza.
« Por culpabilidad. »
Ahora nos hallábamos en un almacén abandonado. En estos momentos los protagonistas tienen doce años, es decir que ahora es que deberían estar tratando de buscar donde se encuentran las armas de los territorios.
Pero, al ver las heridas en sus cuerpos, algo dentro de mí se inquieta, a tan temprana edad han tenido que soportar mucho, y es todo mi culpa.
El de cabellos plateados se llama Evan, quien es un hijo ilegítimo del Clan de Los Ángeles Caídos, desde pequeño fue sometido a innumerables trabajos forzados y castigos.
Seth, a quien vendaba, es el sobrino del líder del Clan de los Vampiros, su padre había muerto en la guerra, protegiéndolo, justo delante de sus ojos, y su tío era un asco de persona además de ser estéril por lo que él tomaría el mando.
Luego está Asmodeo, su cabello y ojos tan oscuros como la noche lo identifican como el primogénito del Clan de los Demonios, sin embargo fue un hijo no deseado y su padre mientras estaba borracho había asesinado a su madre frente a él.
Y por último Xander, quien me llevó a toda esta locura, es el segundo hijo del Clan de los Lobos, siempre paga por las tonterías que hace su hermano mayor ya que este es quien tiene el favoritismo.
Sé que los protagonistas deben tener un cierto pasado, pero al verlos de este modo solo por culpa de unas estúpidas líneas que escribí desde la seguridad de mi hogar, me siento realmente culpable ante la vida que llevan.
— Solo los ayudo, no podía dejarlos morir ahí, ¿no? —Le respondo a Evan y este suelta un resoplido.
— Nadie hace nada sin pedir nada a cambio —expresó.
Me dolía el cómo pensaba, porque la verdad es que no buscaba nada.
— No digas eso, ella nos ayudó —Le reclamó Xander y el peliplateado resopló.
— No confío en esa niña.
— ¿Niña? —Esta vez fui yo quien resoplé—. Soy mayor que tú, bebé.
— ¡¿Me llamaste bebé?! —exclamó molesto.
— Por supuesto, pero si te alteras por algo tan sencillo —respondí.
— ¡Tú, mocosa! ¡¿Qué edad tienes como para decir algo así?! ¡No pareces pasar de los diez años! —gritó furioso.
— Soy mayor que tú mentalmente —refuté.
Entre ambos parecíamos echar chispas.
De repente una risa cortó la tención y miramos hacia Asmodeo, el azabache reía a carcajadas.
— Disculpa —pidió al sentir las miradas que lo tachaban como "lunático"—. Es qué..., es la primera vez en semanas que estamos en un ambiente tan relajado.
« ¿Relajado? Pero si estábamos discutiendo. »
No quiero imaginarme por lo que han tenido que pasar.
Los cuatro sonrieron hacia mí y tragué en seco.
« No debería estar aquí, será malo en un futuro. »
— Debo irme —dije poniéndome de pie y avanzando hasta la salida.
— ¡Espera! ¡No nos has dicho tu nombre! —mencionó Xander y volteé.
Una de mis comisuras se elevó mientras colocaba mi capucha sobre mi cabello.
— No es necesario que lo sepan —respondí y avancé.
— ¿Te volveremos a ver? —cuestionó Evan y sonreí débil.
— Posiblemente, en un futuro —abrí la puerta que chirrío, los observé por última vez—. Por cierto, lo que buscan está en unos almacenes subterráneos al norte del pueblo.
— Espera, ¿cómo sabes...? —salí de ahí sin dejar que las palabras de Evan me detuviesen y me alejé con rapidez.
Ahora que lo pienso y estoy más calmada. Creo que mencioné en mi historia que ellos habían sido secuestrados a temprana edad, unos mercenarios que los habían atrapado husmeando cerca de uno de los cuarteles para obtener información sobre donde guardaban las armas.
« ¿Eso significa que he evitado ese momento? »
Espero que esto no cause una gran repercusión en el futuro ya que solo era un hecho que no marcaba algo grande así que no debería haber ningún problema.
Algo que descubrí sobre el personaje que encarnaba era que tenía el poder del fuego, cosa que nunca había mencionado en la historia.
Pero si no mal recuerdo, lo único que había escrito sobre Bridget era sobre su codicia y maldad a pesar del buen trato de sus padres hacia ella.
En resumen, no indagué mucho en su vida, así que el como fue el verdadero personaje y sus habilidades son totalmente desconocidas para mí.
— ¡Señorita Bridget!
— ¡Mi lady!
Anastacia y Hugo, mi escolta, llegan a mí corriendo cuando me acerco al carruaje.
— ¿Está bien? ¿Tiene alguna herida? —Anastacia me revisa mientras Hugo parece aliviado.
— Estoy bien, gracias por preocuparse —aseguro con una sonrisa y ambos se calman.
La Bridget original hubiese sido grosera y mandado a decapitar tan solo por haberla perdido.
Lo siento por la historia, pero no quiero el final que tengo programado.
— Señorita, fue muy insensata, ¿sabe lo preocupado que hubiésemos estado si le hubiese pasado algo? No quiero ni imaginarlo —reclamó Hugo.
— No volverá a pasar, se lo aseguro —hice una leve inclinación en disculpa y ambos resoplaron.
— No importa, volvamos al ducado.
(...)
Una semana después estaba desayunando junto a mi familia cuando escucho a mi padre quejarse.
— ¿Otra vez hubo una explosión?, ¿acaso no se cansan de explotar cosas?
De reojo veo el periódico y el artículo que había enfadado a papá, mientras él lo leía observé el encabezado que llamó mi completa atención.
"Almacén subterráneo estalla en la zona norte".
Una de mis comisuras se elevó ante esto.
« Buen trabajo chicos. »
Pensé, yendo al jardín, hoy haría un pícnic.
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Me convertí en el Efecto Mariposa (+21)
FantasíaClaudia Estefan era una escritora famosa que luego de un trágico accidente despierta de una manera peculiar. Transmigró en su última novela, pero tiene muchos problemas. 1. Reencarnó como Bridget, una de las villanas que no tiene un buen final. 2...