✔Capítulo 16✔

2K 316 39
                                    

Venciendo a los protagonistas (2)

Pov Erika

Caminar por el bosque no fue una buena opción.

« ¿Solo quería investigar un poco, por qué siempre me pasan este tipo de cosas? »

Para mis adentros lloriqueo mientras sigo avanzando entre la maleza.

¿Cómo rayos me llegué a perder si hasta hace poco veía el sendero?

Mis pies comienzan a doler y quito mis zapatillas.

Sin duda el deporte no es lo mío.

Miro hacia arriba, pero el cielo es tapado por las copas de los árboles.

« Estoy en problemas, ¿cómo voy a regresar? »

De repente escucho unos crujidos y volteo. El sonido de ramas y hojas llegan a mis oídos.

« Tal vez sea alguna de las nobles. »

Aunque me encuentre con Lady Calis o Lady Darius supongo que es mejor a estar perdida en este sitio.

Los sonidos se vuelven más fuertes.

— ¡Hola!, ¡por aquí! ¡Estoy perdida! —grito.

Me adentro en la dirección del ruido, pero mi sorpresa fue demasiado grande al ver a un jabalí salvaje de gran tamaño.

« ¿No eran más pequeños? »

Retrocedo cuando esos oscuros y pequeños ojos me observan.

— Buen puerquito, no te me acerques, yo ya me iba —susurro, inútilmente.

El jabalí carga contra mí y yo corro en dirección contraria.

— ¡Ayuda! —grito al aire y caigo al suelo.

Trato de ponerme de pie pero es inútil, dirijo mi vista a lo que me impide levantarme. Mi pie se encuentra atrapado entre unas raíces.

« ¡Maldita sea! »

Miro como el animal se acerca a una gran velocidad a mí y me congelo en mi lugar. Se prepara para embestir, pero no pude ni pestañear, todo sucedió demasiado rápido, y antes de darme cuenta una flecha había pasado sobre mi hombro y dado en la frente de la bestia, derribándola.

Volteo mi vista, mirando en la dirección en la que provenía el arma, mi sorpresa fue gigante al ver a la pelirroja sobre su caballo, aun con el arco en la posición final del tiro.

Sus ojos hermosos se centran en mí.

— ¿Estás bien? —cuestiona.

— Lady Videl —La nombro y mis lágrimas impiden mi visión correcta.

Escucho un suspiro de su parte, pero estoy demasiado ocupada intentando borrar mis lágrimas.

— No llores —ordena y miro su mano extendida,  se ha bajado de su caballo y me ofrece un pañuelo.

— Gracias.

— No las des —Se agacha frente a mí y abre un poco las raíces, permitiendo que yo saque mi pie—. ¿Tuviste miedo?

— Si —susurro secando mi rostro con su pañuelo, aspiro el aroma a rosas de la suave tela.

— No olvides ese sentimiento —Nuestras miradas chocan, y por alguna razón me siento mejor—. No puedes volver a congelarte ante el peligro —Yo asiento con mi cabeza y ella mueve mi pie—. Bien, no tienes fracturas ni heridas.

Me convertí en el Efecto Mariposa (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora