Siete

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— Anahí, levántate, íbamos a ver el entrenamiento de quidditch — dijo la voz de Ginny

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— Anahí, levántate, íbamos a ver el entrenamiento de quidditch — dijo la voz de Ginny.

Ambas Gryffindor eran compañeras de dormitorio, por lo que fue fácil para Ginny levantar a la rubia.

—Pero es muy temprano — se quejaba Anahí cuando ambas, ya arregladas, bajaban las escaleras con dirección a los jardines.

—Pues Wood ha decidido poner el entrenamiento a esta hora — dijo Ginny.

—¿Quién es ese tal Wood y por qué no tiene respeto por algo tan sagrado como dormir? — preguntó a modo de queja Anahí.

—Wood es el capitán del equipo — mencionó la pelirroja ignorando la segunda parte de la pregunta.

El frío aire de la mañana le azotaba el rostro, consiguiendo despertarle bastante más que Ginny. En el campo de quidditch, Anahí pudo ver a su primo volando en una escoba. El azabache daba una vuelta por el estadio a toda velocidad, haciendo una carrera con los dos gemelos pelirrojos que, por lo que había entendido, eran hermanos de Ginny.

Pero las dos niñas no eran las únicas en las gradas, unos metros más haya, Colin estaba sentado en uno de los asientos superiores, con la cámara levantada, sacando una foto tras otra, y el sonido de la cámara se ampliaba extraordinariamente en el estadio vacío.

—¡Mira hacia aquí, Harry! ¡Aquí! —chilló.

—Parece que mi primo tiene un admirador —dijo Anahí.

—Parece que si  —dijo Ginny, quien estaba sonrojada, cosa que se hacía más notoria por el frío.

—Oye Ginny — llamó Anahí.

—¿Qué pasa? —dijo la pelirroja dejando de ver a Harry.

—¿Por qué están aquí esas personas? — preguntó la rubia, señalando hacia un grupo de personas vestidas con túnicas verdes que se dirigían al campo, con las escobas en la mano.

—¡No puedo creerlo! —dijo Ginny indignada—. ¡son del equipo de Slytherin! ¡Vayamos a ver qué pasa!

Ginny se dirigió velozmente hacia el suelo. Anahí la siguió de cerca.

—Flint —gritó un muchacho del equipo de Gryffindor, que Anahí no conocía, al capitán del equipo de Slytherin—, es nuestro turno de entrenamiento. Nos hemos levantado a propósito. ¡Así que ya pueden largarse!

Flint aún era más corpulento que el chico que le gritaba. Con una expresión de astucia digna de un trol, replicó:
—Hay bastante sitio para todos, Wood.

Las otras tres chicas del equipo también se habían acercado. No había chicas entre los del equipo de Slytherin, que estaban apilados frente a los de Gryffindor y miraban burlonamente a Wood.

—¡Pero yo he reservado el campo! —dijo Wood, escupiendo la rabia—. ¡Lo he reservado!
A Anahí le parecía que el muchacho estaba haciendo una especie de berrinche.

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