¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Hubo un momento de silencio cuando Harry, Ron, Ginny y Anahí aparecieron en la puerta, llenos de barro y suciedad.
Luego alguien gritó: —¡Ginny!
Era la señora Weasley, que estaba llorando delante de la chimenea. Se puso en pie de un salto, seguida por su marido, y se abalanzaron sobre su hija. El profesor Dumbledore estaba ante la repisa de la chimenea, sonriendo, junto a la profesora McGonagall, que respiraba con dificultad y se llevaba una mano al pecho. Fawkes pasó zumbando para posarse en el hombro de Dumbledore. Sin apenas darse cuenta, Anahí, Harry y Ron se encontraron atrapados en el abrazo de la señora Weasley —¡La han salvado! ¡La han salvado! ¿Cómo lo hicieron?
—Creo que a todos nos encantaría enterarnos —dijo con un hilo de voz la profesora McGonagall.
La señora Weasley soltó a los chicos, Harry se acercó a la mesa y depositó encima el Sombrero Seleccionador, la espada con rubíes incrustados y lo que quedaba del diario de Ryddle.
Harry, Ron y Anahí comenzaron a hablar los tres al mismo tiempo contando cada uno una parte diferente de la historia. Ron murmuraba sobre como Harry era perseguido por el basilisco, luego de que esté hubiera sido cegado por Fawkes, y como Anahí había sacado la espada de gryffindor del sombrero seleccionador para luego pasársela a su primo que se la encajo al basilisco. Harry hablaba sobre la voz que no salía de ningún sitio y Tom Ryddle.Y Anahí contaba la historia de Hagrid y exigía una disculpa pública para el semigigante.
No fue hasta que la profesora McGonagall gritó pidiendo silencio, que el trío de amigos dejaron de hablar al mismo tiempo. Los tres chicos se miraron entre sí, en medio de una decisión silenciosa para ver quién sería el narrador de la historia. Luego de su pauta silenciosa. Harry empezó a contarlo todo. Habló durante casi un cuarto de hora, mientras los demás lo escuchaban absortos y en silencio. Contó lo de la voz que no salía de ningún sitio; que Anahí había comprendido que lo que él oía era un basilisco que se movía por las tuberías; que él y Ron siguieron a las arañas por el bosque; que Aragog les había dicho dónde había matado a su víctima el basilisco; que había adivinado que Myrtle la Llorona había sido la víctima, y que la entrada a la Cámara de los Secretos podía encontrarse en los baños...
Con la voz ronca de tanto hablar, les relató también la oportuna llegada de Fawkes y del Sombrero Seleccionador, que les proporcionó la espada. Pero luego titubeó. Había evitado hablar sobre la relación entre el diario de Ryddle y Ginny. Ella apoyaba la cabeza en el hombro de su madre, y seguía derramando silenciosas lágrimas por las mejillas.
—Lo que más me intriga —dijo Dumbledore amablemente—, es cómo se las arregló lord Voldemort para embrujar a Ginny, cuando mis fuentes me indican que actualmente se halla oculto en los bosques de Albania.
—¿Qué... qué? —preguntó el señor Weasley con voz atónita—. ¿Sabe qui-quién? ¿Ginny embrujada? Pero Ginny no ha... Ginny no ha sido... ¿verdad?
