El cáliz de fuego acababa de elegir a Fleur Delacour cómo campeona de Beauxbatons y a Viktor Krum cómo campeon de Drumstrang. El cáliz volvió a tornarse rojo; saltaron chispas, la lengua de fuego se alzó, y de su punta Dumbledore retiró un nuevo pedazo de pergamino.
—El campeón de Hogwarts —anunció— es ¡Cedric Diggory!
Anahí aplaudió contrariada, ella le había demostrado desde el inicio a su amigo Hufflepuff su descontento con la idea de participar en el torneo, no era que dudará de sus capacidades, al contrario ella creía que su amigo era altamente capaz, pero por alguna razón tenía un mal presentimiento en cuanto al dichoso torneo.
Contrario al calmado aplauso de Anahí, el jaleo proveniente de la mesa de al lado era demasiado estruendoso. Todos y cada uno de los alumnos de Hufflepuff se habían puesto de repente de pie, gritando y pataleando, mientras Cedric se abría camino entre ellos, con una amplia sonrisa, y marchaba hacia la sala que había tras la mesa de los profesores. Naturalmente, los aplausos dedicados a Cedric se prolongaron tanto que Dumbledore tuvo que esperar un buen rato para poder volver a hablar.
—¡Estupendo! —dijo Dumbledore en voz alta —. Bueno, ya tenemos a nuestros tres campeones. Estoy seguro de que puedo confiar en que todos, incluyendo a los alumnos de Durmstrang y Beauxbatons, darán a sus respectivos campeones todo el apoyo que puedan. Al animarlos, todos ustedes contribuirán de forma muy significativa a...
Pero Dumbledore se calló de repente, y fue evidente para todo el mundo por qué se había interrumpido. El fuego del cáliz había vuelto a ponerse de color rojo. Otra vez lanzaba chispas. Una larga lengua de fuego se elevó de repente en el aire y arrojó otro trozo de pergamino. Dumbledore alargó la mano y lo tomó. Lo extendió y miró el nombre que había escrito en él. Hubo una larga pausa, durante la cual Dumbledore contempló el trozo de pergamino que tenía en las manos, mientras el resto de la sala lo observaba. Finalmente, Dumbledore se aclaró la garganta y leyó en voz alta: —Harry Potter.
Anahí giro la cabeza en dirección a Harry que permanecía sentado pareciendo aturdido. Se sentía atónita, atontada. Debía de estar soñando. O no había oído bien. Nadie aplaudía. Un zumbido como de abejas enfurecidas comenzaba a llenar el salón. Algunos alumnos se levantaban para ver mejor a Harry, que seguía inmóvil, sentado en su sitio.
En la mesa de los profesores, la profesora McGonagall se levantó y se acercó a Dumbledore, con el que cuchicheó impetuosamente. El profesor Dumbledore inclinaba hacia ella la cabeza, frunciendo un poco el entrecejo.
Harry se volvió hacia ella, Ron y Hermione. —Yo no puse mi nombre —dijo Harry, totalmente confuso—. Ustedes lo saben. Ella le devolvió una mirada aturdida pero atinó a asentir.
En la mesa de los profesores, Dumbledore se irguió e hizo un gesto afirmativo a la profesora McGonagall. —¡Harry Potter! —llamó—. ¡Harry! ¡Levántate y ven aquí, por favor!
—Vamos —le susurró Anahí a su primo, dándole un leve empujón. — Tranquilo — le susurró finalmente cuando Harry se puso de pie , se pisó el dobladillo de la túnica y se tambaleó un poco.
La rubia observó cómo el azabache avanzó por el hueco que había entre las mesas de Gryffindor y Hufflepuff, para terminar perdiéndose tras la mesa de profesores. En el momento que desapareció, Anahí volteó a ver a Hermione y Ron que seguían estupefactos sentados uno al lado del otro. Ninguno habló por un buen rato.
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—La primera prueba está pensada para medir el coraje —les explicó Harry a Anahí y Hermione —, Dumbledore dijo que se llevará a cabo el veinticuatro de noviembre, ante los demás estudiantes y el tribunal. »A los campeones no les está permitido solicitar ni aceptar ayuda de ningún tipo por parte de sus profesores para llevar a cabo las pruebas del Torneo.
—Eso no suena bien — exclamó Hermione con preocupación — ¿Medir la valentía?¿Qué prueba será?
—No sé, pero estoy segura que podrás con ella, Harry — señalizó Anahí en voz suave— eres la persona más valiente que conozco, aunque muchas veces tu valentía raya en la idiotez — murmuró en voz alta para sí misma. Harry que al inicio estaba agradecido por la confianza de su prima de repente sintió que eso había dejado de ser un cumplido.
