Capítulo 5

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Luces, cámaras, acción

Volví rápidamente hacia dónde se supone se encontraba Kai, casi llegando pude ver a tal extraño conserje mirando atónito mi llegada; era evidente que él no tenía la más mínima idea de por qué había vuelto si hasta hace poco me había negado rotundamente a ayudarlo.

—Dante... ¿Que— Qué haces aquí?— tartamudeó Kai.

—¿No es obvio? El instituto no se va a salvar solo — respondí de golpe, mientras le sonreía.

—Debo de decir que me da un poco de miedo la actitud que tienes ahora mismo — confesó el hombre.

El tipo alto y algo fornido que tenía justo frente a mí retrocedió algo intranquilo.

—¿Qué te hizo querer volver?— preguntó Kai.

—A decir verdad, ver el sufrimiento de todas esas personas me llenó del coraje necesario para volver aquí— dije con ímpetu—. Además no sé a dónde fue Kassia, así que si todavía está por aquí debo de encontrarla - admití, con un poco de pena.

—No sé quién sea esa chica pero veo que le tienes mucho aprecio —aseguró, con una sonrisa acusadora.

—Bueno, más o menos. Tampoco te creas que demasiado—. Giré mi cabeza en otra dirección mostrándome desinteresado al respecto aunque lo cierto era que no quise aceptarlo.

—¿Habrá algún momento en el cuál hagas las cosas sin querer algo de por medio?— preguntó.

—No — admití.

—Que honesto — exclamó, reprimiendo su risa.

—La verdad no estoy interesado en ayudar a nadie, en lo absoluto. Pero si de algo estoy seguro es que hacer esto me acercará aunque sea un poco más a recabar información sobre el misterio de mi padre y mis sueños recurrentes — expresé en un tono altivo.

— Definitivamente eres demasiado honesto - musitó el hombre.

—Además — respondí al instante, — necesito que me ayudes con eso mismo.

Él asintió con la cabeza.

Poco después el conserje se apresuró en buscar algo en la mochila que reposaba sobre el suelo.

—Ten, esto es para ti —se puso de pie ante mí, luego extendió su mano.

Kai me ofreció lo que parecía ser una máscara teatral de las que suelen ser encontradas fácilmente en cualquier lado solo que como detalle esta no poseía un agujero en la parte de la boca.

Claro, tampoco es como si hiciera falta.

Mejor no digo nada acerca de lo que pensé.

—¿Para qué necesitamos usar máscaras, viejo?— respondí, por mientras inspeccionaba la máscara sobre mis manos.

—Para empezar, no olvides que no trabajamos con el gobierno— respondió.

—Vale.

—Somos una organización independiente así que si nos metemos en medio de su cacería a los demonios y descubren quienes somos en el acto, nos irá muy mal— soltó un pequeño suspiro.

—Vale— repetí.

—Por esta razón nos será más fácil si trabajamos en el anonimato — recalcó, luego levantó su dedo índice.

—Vale —repetí nuevamente.

—¿Entendiste algo de lo que dije? —preguntó molesto.

—Vale... digo, sí —dije casi en automático.

Tiny Human Brain   #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora