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Qué cosa más aterradora hay en el espacio que el miedo de alejarse de la nave sin forma de regresar? Sofía casi sufrió de un ataque cardiaco cuando miró por la ventana y vio el cuerpo de Jason flotando en el espacio exterior, en dirección hacia la nada. El corazón le dio un vuelco y todos sus temores se mezclaron en su pecho, empezó a gritar y a golpear el cristal intentando llamarlo, aunque sabía que de nada serviría. El aire no le quería entrar a los pulmones, se sentía prisionera de aquella nave y paranoica.

Jason, con el corazón a mil por hora, contemplaba mudo el espectáculo del espacio exterior. La gran cantidad de estrellas era algo que no se podía disfrutar en los videos espaciales debido a que era difícil captarlas con las cámaras, lo mismo que pasa cuando intentas sacar una foto al cielo estrellado por la noche y solo se ve negro. Ahí no, se podía ver que el universo era un desierto compuesto de arena escarchada y cada estrella era un grano de arena. Su corazón fue reduciendo el ritmo de los pálpitos a medida que reflexionaba sobre la inmensidad del espacio. Vagar por el cosmos era relajante. Nada te interrumpía, nada te hería. Era como formar parte de todo, como tener la posibilidad de todo. Te sentías como un aventurero.

Quizás eso era lo mágico, la falsa esperanza de que flotando como una roca por el espacio, más temprano que tarde llegarías a algún sitio impresionante. Lo que no te imaginabas era que podían pasar décadas, incluso siglos, sin ver nada más que estrellas, y en ocasiones, incluso miles de años sin toparte con nada, y eso sería peor que estar muerto.

El pánico se fue exhacerbando en el cuerpo de Jason.

«Alfa, sácame de aquí, por favor», pensó Jason.

-No hay manera de propulsarnos para volver -respondió con tranquilidad.

En un intento de sobrevivir, Jason empezó a patalear y agitar los brazos, tratando de "nadar" en el espacio, pero no conseguía desviar su trayectoria. Entonces recordó sus clases de física. «En el espacio la gravedad nunca deja de surtir efecto, un objeto de menor masa siempre se verá atraído por uno de mayor masa». Estiró su cuello y echó un vistazo a la nave, detrás de él. Fue cuando se dio cuenta de que era la primera vez que veía la nave Creat por fuera. Era grande y tenía forma de mantarraya, su aspecto era impresionante. «Pronto seré atraído por la masa de Creat», pensó.

Y como si fuera una orden, la nave comenzó a acercarse. Jason supuso que la gravedad estaba haciendo su trabajo, pero en realidad se trataba de Casie, que el llegar a la cabina de piloto y ver que Jason no estaba, lo había buscado y dirigido la nave despacio hacia él.

-Jason, me oyes? Si me oyes agita los brazos.

Jason sonrió y agitó los brazos cómodamente. Simuló hacer muñecos de nieve en el vacío.

-Voy a acercarme lentamente, aférrate a cualquier cosa y dirígete hacia la cabina de mando.

La nave Creat se fue acercando como un monstruo marino a punto de devorar a su presa. Jason preparó las manos y cuando estuvo a pocos centímetros logró asir uno de los muchos salientes de las paredes exteriores de la nave Creat. Luego, con movimientos cautelosos, se fue arrastrando hacia la cabina de mando, franqueó la grieta y flotó hacia la compuerta del pasillo, que Casie ya tenía abierta. Al llegar al pasillo aislante y recuperar oxígeno y gravedad, Jason aspiró una bocanada de aire fresco y alivio. La compuerta de la sala se abrió y Sofía lo recibió con los ojos bañados en lágrimas.

-Casi me muero por tu culpa -se quejó.

SYSTEM [EL ÚLTIMO MENSAJE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora