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En algún sitio del planeta tierra, en alguna ciudad, en alguna casa, en alguna habitación, había un hombre sentado delante del monitor. Corría el año 3100 y la sociedad se había automatizado a tal grado que ni siquiera hacía falta la mano de obra. La calidad de vida se había incrementado considerablemente, también la esperanza de esta, el promedio de vida de un ser humano rondaba los 200 años. La mayor parte de la existencia se basaba en tranquilidad. Los conflictos entre naciones eran cosa del pasado, pues el planeta se había transformado en una única nación. La gestión de la economía se dividía principalmente en el sector de la educación. Se le enseñaba a los ciudadanos, desde pequeños, a programar y a construir robots. La supervivencia dependía mayoritamente de la calidad de los robots construidos, quienes hacían la vida muy fácil, beneficiando la explotación de recursos en la tierra y en la luna. La exploración espacial también se beneficiaba de dichos avances, pero los sueños de epocas anteriores al 2100, que afirmaban que en menos de 50 años se podría llegar hasta Marte, no se habían terminado de cumplir de la manera más idónea. El ser humano aún no conseguía pisar el suelo marciano. Lo más lejano hasta la fecha era el planeta Venus, se había construido una estación espacial que la orbitaba muy de cerca, gracias al descubrimiento de valiosísimos recursos en este planeta. La exploración espacial, aún en aquella instancia, representaba un difícil reto, y por usar una expresión vulgar, los humanos estaban en pañales en cuanto a la exploración del espacio.

La tecnología en otras áreas, como la programación, no dejó de avanzar a pasos agigantados. El hombre que yacía sentado delante de su computador era un experto informático, de los más requeridos en las empresas de robótica y programación. Su sueldo superaba con creces al del ciudadano común. Era tanta su aptitud en este campo, que había creado, por su propia cuenta, uno de los entornos virtuales más grandes de aquel entonces. Dicho entorno virtual (una copia exacta del planeta Tierra en los años 2022-23) le servía para estudiar el comportamiento de la sociedad, y de paso, entretenerse un rato con las historias que surgían entre sus personajes virtuales, de vez en cuando, por casualidad, u ocasionadas por su propia voluntad. Durante varios años se había sentado delante del computador, pero fue ese día que el golpe de realidad llegó más fuerte que nunca.

El único propósito verdaderamente fuerte de aquel experimento era probar que nuestra existencia podría ser una simulación.

En la pantalla de su máquina podía observar al pequeño Jason Gomez, fruto del amor entre dos personajes virtuales que había creado, si es que se le podía llamar "amor" a un conjunto de algoritmos que actuaran como "amor". Jason, en el lienzo blanco del monitor, había descubierto la respuesta al origen de su existencia: una simulación. Lo habían creado, como muchos humanos creían. Aquella revelación hizo que los ojos del hombre se humedecieran, como si él fuera Jason, revelando la verdad. Las lágrimas de emoción se transformaron pronto en lágrimas de frustración, y el hombre, borrando el mundo de la máquina, para abrir una nueva versión que iniciara sobre una copia de seguridad recientemente guardada, exclamó, acabado:

-Jason, querido Jason, has descubierto la gran verdad sobre tu vida. Será igual en mi caso?

SYSTEM [EL ÚLTIMO MENSAJE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora