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La enorme ojiva fue disparada desde un poderoso artefacto que salía de la panza de la nave. Esta nueva nave era varias veces más grande que el Creat. Habían llegado al sitio del asteroide en cuestión de minutos, a pesar de que se situaba en los confines de aquel sistema estelar. El asteroide en cuestión parecía más un planeta que un asteroide. En su superficie, desde la lejana distancia, se podían ver las formas irregulares de algunas ciudades. Lemin aseguró que el asteroide estaba deshabitado.

La ojiva avanzó por efecto de la fuerza y penetró de punta en la superficie del asteroide. Se enterró a varios metros bajo el suelo, dejando un prominente agujero. Estaba listo. Ahora la nave se alejaría aún más por seguridad, aunque ya estaban lo suficientemente lejos al momento de lanzar la bomba. Se alejaron hasta que el asteroide solo fue un punto luminoso en el espacio.

Los militares mandaron a llamar a Jason. Traigan al humano, dijo un jefe.

Lo habían amarrado con correas a una cama horizontal, donde le habían suministrado sueros para que se durmieran. Ahora le suministraban uno que lo despertaría. Jason abrió los ojos y se vio rodeado de los gigantes, quienes lo apuntaban con sus armas. Jason hizo acopio de fuerzas pero comprendió que no lograría nada.

Lemin, con suavidad, le pidió que detonara el explosivo.

En ese momento la transmisión en vivo ya había comenzado. El Presidente había hecho una llamada a la nave y les habían avisado tanto a Gawl como Rena el suceso. Varias naves con coriuns y gawlenses se dirigían hacia el lugar, intentarían destruir la nave de Genivia. Por eso no había tiempo que perder.

-Vamos, Jason, puedes activar ese aparato, hazlo ahora -dijo Lemin.

Jason cerró los ojos. Como en un entorno de realidad virtual, entró a su mente, recorrió miles de pasadizos en los que revoloteaban algoritmos y opciones, y llegó hasta el punto en el que Rottendam había instalado el mensaje. Con su voz interna, solicitó permiso para activar la Gran Explosión. El sistema Alfa obedeció.

Entonces aquel punto en el espacio se fue haciendo brillante. Las sondas filmaron el momento de la explosión. El asteroide, en su totalidad, fue despedazado y lanzado hacia todos lados, en una gigantesca polvareda de meteoritos. Hasta los noticieros que llevaban la exclusiva se sorprendieron, los reporteros dejaron escapar algunas maldiciones. No se imaginaban tal poder detonador.

-Durante los días siguientes, habrán trozos de meteoritos cayendo en las Tres Esferas, así que usen casco -comentó uno de los reporteros genivianos, en su idioma, a modo de broma.

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