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En algun momento de la madrugada, a pesar de estar rodeados de inmundicia y mosquito, Roberto y Jason conciliaron el sueño y cuando despertaron, serían aproximadamente las 7 de la mañana. Asomados al borde del sótano sin techo, estaba Agustín, César y el chico moreno que Jason descubrió que se llamaba Eddie.

---Eddie, tendrás que vigilarlos cuando estemos en la escuela, ya sabes qué hacer ---sentenció Agustín.

---Claro que sí ---respondió Eddie y se pasó la mano por el vientre, debajo de su camisa portaba una nueve milímetros. 

Se la sacó del pantalón y la mostró a sus víctimas.

---Si intentan algo les regalaré una bala directo en la frente ---anunció Eddie.

---Eso sonó muy genial ---dijo César---, oye Agustín y los vamos a dejar ahí nada más? Tenemos que mantenerlos con vida mínimo unos tres días.

---Claro que no, tengo desayuno para ellos ---contestó Agustín, y se dirigió a la cocina, de donde trajo consigo una cacerola con arroz blanco medio quemado. 

Hizo un ademán para bajar por las escaleras y ofrecerles la comida, pero se lo pensó mejor y simplemente les aventó el arroz que quedó desparramado por el suelo.

---Coman! Como perros, así es más divertido ---se rio.

---De todas formas hay que quitarles la mordaza sino no podrán comer ---señaló César.

---Claro, pendejo ---masculló Agustín asi que tuvo que bajar de igual forma la escalera.

Se acercó a Jason y le quitó la mordaza violentamente e hizo lo mismo con Roberto, asegurándose de tirar bastante fuerte para lastimarlos. Mientras tanto, Eddie los apuntaba con el arma. 

Roberto se quejó con la voz ronca.

---Me duele mucho la cabeza ---decía---, quiero vomitar.

---Aguanta en silencio ---lo reprendió Agustín---, si intentan gritar o algo les soltamos tres tiros a cada uno. Ahora coman.

Se cruzó de brazos ante los dos chicos pero ninguno hacía un movimiento para alcanzar el arroz frío y sucio derramado en el suelo. Agustín se enfureció y agarró con la mano un puñado de arroz y lo metió en la boca de Jason hasta casi ahogarlo.

---Traga, pendejo, a ver si así engordas un poco! ---decía.

César contemplaba la escena con diversión y Eddie los miraba inmutable.

---Querías divertirte César? Ahora es cuando, estos idiotas no quieren comerse el desayuno ---dijo Agustín.

---Sí, exacto, la comida no se desprecia ---respondió César.

Así que empezaron a llenarse las manos de puñados de arroz que luego depositaban en la boca de sus rehenes de forma violenta, riendo y viendo como los obligaban a tragarse hasta la tierra del suelo. Roberto no aguantó el maltrato y comenzó a vomitar todo lo que había comido el día anterior. Agustín puso cara de asco y le asestó una patada en la mejilla con todas sus fuerzas, zarandeando a Roberto de tal modo que el vomito le bañó parte del pecho y el cuello. Agustín, César y Eddie gritaron exageradamente.

---Pfff, qué porquería!

---Sí, ahora que se trague su vómito!

Jason alzó la voz desesperado:

---Ayuda! Ayuda!

Agustín se apresuró a darle patadas en el pecho y la boca, haciendo que los labios de Jason se partieran y empezara a brotar sangre de sus heridas.

---Cállate, cállate, cállate... ---dijo.

Jason cayó boca abajo en el suelo. Ahora sus tres enemigos yacían encima de él pegándole patadas, puñetazos y echándole tierra.

SYSTEM [EL ÚLTIMO MENSAJE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora