Prólogo.

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Abres los ojos y miras lo que hay a tu alrededor, notas que te encuentras recostado en una alfombra color vino, te levantas y analizas por unos minutos el lugar. Hay filas de butacas cubiertas con telas color negro, tantas que no sientes necesidad de contarlas, te encuentras con los palcos que hay encima de estas, tres niveles para ser exactos, hasta el fondo hay un gran escenario. Justo como estar en uno de esos teatros en Londres, donde la voz de los cantantes de ópera consigue escucharse hasta en los rincones. Mientras caminas por el lugar preguntándote por qué es que estás ahí, una luz se enciende sobre el escenario, bailarines a escena.

Esperas una multitud aplaudiendo, sin embargo, te das cuenta de que eres el único espectador.

Aparece una chica delgada de cabello color negro, tez blanca, casi pálida, de una estatura promedio. Intentas ver sus ojos, pero te resulta difícil encontrar su mirada. Una suave melodía comienza a sonar, la chica se mueve al ritmo del piano, sus movimientos son suaves, delicados, bellos, es capaz de provocar un sentimiento en ti, no dudas que lo mismo puede ocasionar en otras personas.

Sin entender el porqué, te acercas mientras ella continúa en lo suyo, después de cuatro giros se detiene al igual que la música, subes al escenario, la miras y notas algo, no sabes cómo describirlo, solo sabes que es como si hubiese algo que la abrumara, tiene la mirada perdida, así que por cierto impulso tomas su mano con la intención de hacerle saber que estás ahí. La música comienza a escucharse nuevamente y, esta vez, ambos se mueven siguiendo el ritmo, sin entender cómo, los dos saben lo que el otro hará y sienten cierta conexión mientras bailan aquella pieza de contemporáneo. La tomas entre tus brazos, la levantas, giran. Una vez más la música se detiene, quedan frente a frente.

Llevas tus manos a sus mejillas y las acaricias mientras sientes como sus ojos se enfocan en los tuyos, empiezas a sentir una necesidad por acercarte, ¿quieres besarla? Ni siquiera tú lo sabes, de pronto, ambos abren los ojos.

Todo ha sido un sueño.

Sin CaerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora