IX. Un tratado de paz.

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"Se encuentra en un estado muy débil, sus defensas están demasiado bajas y en definitiva no está bien. Este problema ha avanzado mucho y no podemos asegurar nada, haremos cuánto podamos".

Fueron las palabras del doctor hace una semana, cuando Andrés, pese a no ser religioso, oró para que las malas noticias no llegaran. En ese momento, sus oraciones parecieron ser inútiles, ahora sabe que su hija no está bien, Galia también lo padece, porque el miedo que gobernaba a Annia de perder a su madre, ahora lo vive la mujer hacia su hija. Ambos saben que esta vez no se trata de ellos, sino de la chica que apenas tiene 17 años, vienen tiempos complicados y la familia lo sabe. Es entonces cuando caen en la cuenta de los errores que han cometido.

¿Cómo podrían llamarse "buenos padres", si ni siquiera notaron que su hija estaba enfermando? El doctor ha sido claro, la enfermedad ha avanzado durante varios meses, el susto que se han llevado no ha sido más que el grito que dio su cuerpo para ser atendido, ¿por qué no se dieron cuenta antes? ¿Por qué ella no lo dijo? ¿Por qué hasta este momento se dan cuenta de que Annia está más delgada que hace un mes? ¿Cómo es que hasta ahora notan las manchas en su piel? Se han centrado tanto en sus resentimientos hacia el otro y en tener la razón, que lo último en lo que pensaron fue en la salud de su hija.

Se sienten culpables, les duele saber que el problema avanzó por culpa suya. Annia estaba a cargo de Galia y ella ignoró completamente lo que sucedía con su hija, Andrés dejó de visitarla y creyó que con sus llamadas y mensajes bastaban para procurarla. Ambos se equivocaron y este parece ser el momento en el que pueden remediarlo, pero no siempre hacemos lo que queremos aun cuando sabemos que es lo correcto, no si los sentimientos nos ganan.

Annia vuelve de la escuela luego de cuatro días sin ir por el miedo de Andrés, regresa en compañía de Nicolás que se ha empeñado en no dejarla sola. Todos sienten miedo, porque cuando tienes acceso a internet, es fácil investigar síntomas en el buscador y ver las múltiples enfermedades que aparecen en los resultados. Entran a la casa y se encuentran con Andrés sentado en una de las sillas del comedor, luce cansado, Annia no sabe que el hombre no ha dormido bien, tampoco que ha ido durante toda la semana al hospital para recibir indicaciones y explicaciones del doctor sobre lo que está sucediendo. La recibe con cariño y un cálido abrazo.

La chica entra a su habitación y se recuesta en el colchón, aunque le han dado algunos medicamentos, es inevitable que siga sintiéndose cansada. Han pasado varios días y la única explicación que le ha dado Andrés es "Están esperando a que salgan los resultados de los estudios que te hicieron". Tampoco quiere preguntarle a Galia, aunque la mujer se ha acercado a ella en el hospital, ella simplemente no pudo mirarla a los ojos, no sabe si por enojo o vergüenza. Elisa y Camila no hacen más que titubear y decirle que no tiene por qué preocuparse, que las malas noticias siempre son las primeras en llegar, ¿cómo no va a preocuparse si todos la miran como si se fuese a romper y nadie le explica nada? Claro que hay un porqué, Andrés nunca había sido tan cariñoso y Nicolás jamás ha sido tan atento y amable, es claro que algo está sucediendo.

Nicolás camina frente a la puerta de la habitación de la chica que ha dejado de cerrarse. Esta vez nadie quiere pasar por alto cualquier síntoma que presente la chica. El joven por primera vez en mucho tiempo vuelve a sentirse preocupado por alguien más, la mira como nunca había visto a alguien, por primera vez le cuesta verla a los ojos, la observa con detalle y no encuentra nada malo en ella. Solía ver a las chicas sin detenerse a pensar en sus sentimientos hacia ellas, creía que en cualquier momento lo lastimarían. Pero con Annia no parece temer a salir herido, la chica es de carácter fuerte y no le tiembla la voz para encararlo cuando algo no le parece, es imponente y no teme a decir lo que piensa, ¿cómo no iba a terminar por querer a alguien así? Y entonces de los cumplidos que decía a las chicas para coquetear, de pronto todos parecían quedarle a Annia a la perfección.

Sin CaerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora