02 | Ganas.

768 63 3
                                    


Supe que mi yo de la noche anterior fue muy inteligente al haber escogido la ropa que me pondría el día de hoy cuando dieron las seis de la mañana y mis ojos luchaban por mantenerse abiertos.

La mañana era fresca y de fondo se escuchaban las olas del mar acompañadas de los sonidos de los pájaros, la naturaleza en su máximo esplendor.

En cambio, la casa era un caos total con mi mejor amiga y yo corriendo de un lado al otro alistandonos para el primer día de clases.

— Tienes cinco minutos para terminar de arreglarte — sentencie pasando a un costado de mi Litzy, quien se encontraba delineándose los ojos frente a un espejo de pared.

— Necesito diez.

— Siete — fue mi última decisión.

Camine a paso rápido al fondo del pasillo hasta llegar a la habitación que ocupaba mi primo, entre sin tocar, el sol aún no salía quitándome la visibilidad así que avancé a tientas cuidando de no pegarme con alguna cosa, llegue a la cama y me puse de cuclillas una vez identifique al chico que buscaba.

— Illay — susurre, al no haber respuesta eleve un poco más la voz —. Illay.

Se dio la vuelta dándome la espalda ignorándome limpiamente. Me puse de pie con ambos brazos sobre mi cintura en forma de jarra.

— Despierta — volví a decir metiendo mi dedo en su oído.

De inmediato me dio un manotazo.

— ¿Que sucede? — contestó con voz ronca.

— Llévanos a la escuela, por favor.

— Las dos saben manejar — se quejó para después cubrirse por completo con la sabana.

— Litzy sabe en automático y a mi no me gusta — mencione zarandeándolo del hombro —. Velo como la cuota que te cobraremos por vivir aquí.

Eso lo hizo sentarse lentamente, se frotó el ojo derecho y después bostezo.

— ¿Cómo me voy a regresar?

— Te las arreglaras — conteste encogiéndome de hombros y le lance a la cara la primera camiseta que encontré en el suelo.

Tras presionarlo varias veces hasta asegurarme de que se montará en el asiento del conductor de mi jeep, con Litzy en los asientos de atrás y conmigo en el copiloto, nos encontrábamos en camino a la universidad.

Saqué el celular de mi mochila con la intención de grabar un video para mi mamá de nosotros tres, lo reproduje antes de enviárselo: Illay aparecía bostezando por octava vez en la mañana, de fondo Litzy terminaba de aplicarse brillo labial y yo sonreía a la cámara enfocando mi ropa. Siempre le ha gustado que le muestre lo que decidía ponerme al comenzar el día, principalmente hoy que había escogido un pantalón cover up blanco junto a un crop top de color verde con estampado de flores blancas ajustado por tirantes que se cruzaban en la parte de al frente, acompañando al conjunto con una camisa blanca de manga larga con botones por si llegaba a bajar la temperatura, y por supuesto, unas sandalias verdes.

Usualmente no era adicta al teléfono, en realidad era una pelea diaria que tenía con mi mamá sobre tener la manía de dejarlo en casa cada que salía provocando que no pudiera comunicarse conmigo para saber dónde estaba o si me encontraba bien, pero debo de admitir que esa mañana tomé alrededor de cincuenta fotos a cada paisaje que veía en la isla.

Nautilus.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora