18 | Sentir de más.

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Estire cada una de mis extremidades antes de subir al escenario. Desde arriba cualquier persona en el arcade podía reconocerme fácilmente, así que explaye una sonrisa mostrando mis dientes esperando que reprodujeran la música.

Competiría contra veinticinco personas más (entre ellos Mailen, la novia de Dexter), mujeres y hombres, que parecían lo suficientemente dispuestos a moverse como gelatinas con tal de llevarse el premio. No me deje intimidar. Danza fue una de las tantas actividades en las que me inscribió mi madre de pequeña y aunque no la practicaba desde los quince años, el surf me permitió mantener gran parte de mi ritmo y elasticidad.

Los estridentes aplausos resonaron por cada parte del lugar, una botarga de oso panda subió junto con nosotros usando un chaleco de mezclilla y un sombrero de vaquero sacudiéndose para llamar la atención de cada cliente. Me relaje al deducir que se trataba de un empleado.

Su aparición dio inicio a la canción de Timber de Pitbull y Kesha. Mis contrincantes no tardaron en tomar sus puestos distribuyéndose a lo largo del escenario para empezar a improvisar, dejándome en una esquina hasta el frente.

Parecía que el mundo estuviera de mi lado al rememorar todas esas veces en las que jugué al Just Dance con Mar y Atlas, detallando una coreografía que incluía esa misma canción. Tras veinte segundos comencé a moverme. Mi brazo izquierdo trazó un círculo en el aire balanceando mis caderas de un lado a otro al igual que mis pies. Al llegar la estrofa de Pitbull me deje llevar intercalando la coreografía original con pasos propios.

La energía en mi cuerpo se distribuyó por cada nervio animándome a seguir con el baile, las ovaciones que recibía aumentaban con el número de participantes que desistían al cabo avanzaba la balada. Entre el tumulto de gente cruce una mirada fugaz con unos ojos verdes sorprendidos que reconocía incluso en la más espesa penumbra. No me detuve. Es más, le guiñe un ojo acercándome a la botarga en el coro de la canción, este se arrodilló al tomarme la mano permitiéndome dar saltos rodeándolo y cambié de mano al girar al otro lado.

Mailen se unió descaradamente tomando la mano libre de la botarga. Ostras. Se sabía la coreografía.

Evite hacer una mueca que delatara mi disgusto y me esforcé por mejorar cada paso que seguía. Los aplausos sonaban más fuerte, distribuyéndose al ser las últimas que quedábamos en el escenario. Compartiéndonos a la botarga cada cierto tiempo sacando a relucir nuestras habilidades moviendo hasta la punta de los dedos. Supe que tenía la intención de dejarme de lado al colocarse enfrente del oso panda, negándome a que eso pasara espere a que Pitbull cantará 'cause it's about to go down para que mi mano enterrara su cabeza haciéndola quedarse en el suelo, me gane un montón de risas en el proceso que se me contagiaron al recuperar el protagonismo.

La canción estaba por llegar a su fin y aunque dudé si hacerlo, el oso panda se palmeó la espalda dándome vía libre y tomé vuelo para montarme encima de él con un brazo enroscado en su cuello y el otro en el aire.

Los vitoreos dieron paso a mi victoria.

Me bajé con cuidado de la botarga dando una reverencia bajo las aclamaciones del público. Lo primero que hice al recibir un papel que registraba los mil tickets que me merecía fue localizar a Kaleth para presumir mi logro. Después de intercambiar el premio por un peluche gigantesco de una tortuga, salté las escaleras de una en una despidiéndome distraídamente del oso panda y corrí tan rápido como un tiburón hacia donde estaban mis amigos.

— Me merezco un abrazo — alardeé con una sonrisa de cachete a cachete abriendo los brazos esperando mis felicitaciones.

Contrario a eso, la rubia a mi lado jugaba con sus manos sin saber dónde dejar caer la mirada, bastante desconectada del tiempo y con los ojos aguados. La alegría se me bajó de golpe, mis alertas se tornaron rojas, dejándome de importar la presencia de mis vecinos y enfocándome solamente en mi amiga.

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