En una mano sujetaba mi paraguas, y en la otra un par de rosas rojas, que parecían ser lo único que tenía color y vida aquí. Me sentía horriblemente culpable, y me preguntaba seriamente por qué se me había permitido estar aquí, si yo había sido un causante más de toda esta tragedia. Pero una de las cosas que más me causaban dolor, era no ver a sus padres allí. ¿No se suponía que su madre lo amaba tanto? ¿Aquello también fue una farsa?
Me sentía fatal.
Podía escuchar a ese viejo hombre hablar y hablar, diciendo la gran persona que Johnny era, pero él no lo había conocido, yo podría decir un infinito discurso de lo maravilloso, tierno, dulce y considerado que John era, un chico que se esforzaba siempre y era mucho más capaz de lo que él imaginaba. Algunos chicos de la escuela también estaban ahí presentes, mostrándole sus respetos con la cabeza gacha, vistiendo de negro. Mi corazón se deshacía en pedazos cuando veía a Stuart llorar desconsolado de rodillas en el suelo, siendo abrazado por sus padres, o por Roger, que también lloraba junto a él, pero con menor intensidad, tal vez reprimiéndose porque no era el mejor momento.
Yo estaba deshecho, había llorado durante todo el día cuando recibí la noticia, y no podía dejar de leer la carta que me había escrito, donde me expresaba lo molesto que estaba conmigo, pero también, lo mucho que me amaba, y que me perdonaba por lo que le hice. No he comido ni dormido correctamente desde ese día, y estar aquí me hacía sentirme aún más miserable de lo que ya me sentía, torturando a ese pobre chico Sutcliffe con mi presencia. Por mi culpa su mejor amigo ya no estaba en este mundo.
¿Por qué demonios le hice eso? Soy un maldito hijo de puta cobarde. Tenía una novia escondida sólo para complacer a mis padres, que se negaban a aceptar a mi homosexualidad. Sólo fui un estúpido, fui un imbécil. Fui de lo peor. Debí ser sincero desde el comienzo, nunca tuve que ocultarle ese detalle a John, o más bien, nunca debí salir con ella desde un principio, debí ser sincero conmigo mismo, y haberme opuesto a mis padres.
Demonios.
¡Sólo tenía que ser honesto!
No evité llorar cuando aquella caja de madera donde el muchacho más dulce del mundo yacía inerte, sin su característico brillo y carisma, descendía en aquél agujero hecho en la tierra, para ser sepultado en ese lluvioso día, donde su bonito rostro nunca más volvería a ser visto. Nunca más escucharía su risa, su voz, ni sentiría sus manos tomar mi rostro para darme un beso, ni sus brazos rodearme para unirse a mi cuerpo y darnos un fuerte abrazo. Nunca más iríamos a un show juntos, nunca más podría deleitarme de oírlo cantar, ni verlo tocar su guitarra tan bien sólo como él sabía tocarla. No volveríamos a despertar en la misma cama juntos, ni lo observaría dormir tan pacíficamente, mientras me daba cuenta de lo absurdamente feliz y afortunado que me sentía teniéndolo a mi lado.
Ningún lujo podría compararse a John, porque él ya era un lujo.
—Nunca pude decirle que me gustaba... —oí murmurar a esa muchacha de mi clase, Cynthia, de pie a mi lado, y mordí mi lengua.
Johnny era tan ingenuo, que nunca notó que casi la mitad de la escuela estaba a sus pies.
Me sentí mal por ella.
Todos formamos una fila cerca del enorme hueco de tierra, y cada persona tomó un puñado de tierra, para luego dejarlo caer sobre el cajón, y creo que aquella fue la parte más dura de todo este proceso. Cuando fue mi turno, no evité romper en llanto, importándome poco que muchos de mis alumnos me vieran en este estado, pero eso realmente no me importaba en lo absoluto. Dejé caer las rosas, y el puñado de tierra, para apartarme a un lado, y cubrir mi rostro con mi izquierda para evitar que mi llanto fuese visto. ¿Cómo podría seguir viviendo, si había perdido al amor de mi vida? Ver cómo los hombres que trabajaban para el cementerio lo cubrían de tierra hasta que el hueco desapareció, simplemente destrozó mi corazón en miles de pedazos, y estaba seguro de que nunca jamás podrían volver a unirse.
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practice teacher ; mclennon
FanfictionPaul es el nuevo maestro en práctica, y John no puede dejar de mirarlo.