19

688 59 164
                                    

Y allí estábamos los tres, comiendo hamburguesas y bebiendo sodas en el parque, observando a bastantes grupos de gente caminar por las calles, a pesar de que ya era medianoche, y era agradable ver un poco más de vida por ahí. En algún momento tuvimos que cubrirnos por completo cuando notamos a un grupo de nuestra clase caminar al frente de nosotros, pude sentir que mi corazón saldría de mi pecho y moriría allí mismo, pero por suerte, ellos no nos notaron ya que habíamos sido rápidos.

—Bueno, yo los dejo. —habló Stuart, y lo observé curioso.

—¿Dónde vas? Te recuerdo que dormiré en tu casa hoy. —mi amigo se hizo el desentendido, y me confundí.

—¡Oh, ya lo recordé...! Bueno, que lástima. —debían darle un premio por ser el peor actor del mundo.— Astrid tiene la casa sola y-oh, que curioso... Tu novio también.

Paul comenzó a reír, y rodé los ojos ante todo lo que mi amigo había dicho, terminando por reír también.

—No te preocupes Stu, vete tranquilo. Yo me llevaré a John. —comentó, rodeando mis hombros con su brazo.

Mi mente comenzó a trabajar en ese momento, y no tardé en darme cuenta de que ellos habían planeado esto. Sonreí genuinamente en dirección de mi compañero, agradeciéndole infinitamente por esto sin necesidad de decir nada. Aunque sabía que le debía un inmenso favor.

Nos despedimos de mi mejor amigo, viéndolo marcharse por las calles hasta que logramos perderlo de vista. Nosotros nos quedamos un par de minutos más allí, sentados juntos en aquella banca con nuestros dedos cruzados, mi cabeza reposando en su hombro, únicamente con nuestra propia compañía. En algún momento el frío comenzó a ser lo suficientemente molesto como para que nos marcháramos de ese lugar, caminando por la calle de la mano, hasta que llegamos donde su bonito auto permanecía aparcado.

Subí de copiloto, agradeciendo haber traído todas mis pertenencias antes de salir, las cuales yacían en los asientos traseros, y así no luciría como un sucio vago cuando fuera al apartamento de mi bonito novio. Paul manejó durante todo el trayecto, y aunque estábamos en un completo y cómodo silencio, estaba completamente seguro de que Paul también podía sentir el ambiente candente. Sabía que cuando llegáramos a su hogar, no iríamos a la cama precisamente a dormir.

Nuestro recorrido terminó en cosa de minutos, mi novio aparcó su auto en el estacionamiento de su edificio, y bajamos juntos, siendo él quien se ofreció a llevar mi mochila, acto que me causó ligera gracia. Aunque su acto de caballero culminó en cuanto no pudo cargar con todos nuestros instrumentos al mismo tiempo, y lo ayudé entre risas.

Subimos por el elevador, y luego entramos a su apartamento, dejando todo sobre el sofá. Sonreí en cuanto sentí a Liam pasearse entre mis piernas, y no dudé en tomarlo entre mis brazos, acariciando su bonito pelaje, notando que el minino estaba más grande. Paul acarició mi mejilla, y deslizó sus dedos hasta mi cuello, trazando un pequeño camino con sus yemas que culminó en el primer botón de mi chaqueta. En ese instante supe que debía dejar al gatito en el suelo, porque pronto no tendría tiempo, o más bien la cordura como para seguir dándole adorables caricias.

Como si lo supiese, Liam simplemente saltó de mis brazos para caer elegantemente en sus cuatro patitas sobre el suelo, y perderse por allí. Paul no esperó demasiado tiempo para besarme los labios, y rodear mi torso con sus brazos, llegando a levantar levemente mis pies de la superficie, situación que me causó un poco de gracia. Sus manos terminaron por quitar con sigilo una de mis prendas superiores, y sin necesidad de decir algo, simplemente avanzamos por el pasillo mientras nos quitábamos los zapatos y calcetines.

Con curiosidad observé el suelo, sintiendo un pequeño relieve bajo mi pie izquierdo, y lo levanté, observando un pétalo de color rojo adherido a mi piel. Volteé en mi lugar para observar con mayor amplitud el panorama, notando que todo el pasillo estaba lleno de pétalos de rosa, lo cuales conducían hasta la habitación de Paul. Lo observé con una pequeña sonrisita, mientras que él acariciaba mi mejilla suavemente. Que tierno era.

practice teacher ; mclennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora