-¡Sammy es un buen chico, Elizabeth!Y ahí estábamos, intentando que Elizabeth aceptara ir con Sam al baile. Cuando le pedimos que lo hiciera sin contarle antes la razón su respuesta fue; "Nunca." Pero ahora ella sabia por que lo habíamos hecho, ella tenía una pequeña discusión entre su odio contra la parte que quería ayudarnos.
-Por favor Elizabeth, es nuestra última oportunidad.- rogué.
No me sentía bien conmigo misma, estaba obligándo a una de mis mejores amigas a hacer algo que ella no quería.
-Elizabeth, es solo un baile.- intervino Candy.
-¿Qué hay de Paul? - preguntó Elizabeth.
-Yo iré con el.- dije no muy segura de mis palabras.
Elizabeth y todas me miraron incrédulas, yo tampoco estaba segura de lo que hacía. No quería ir al baile pero era el momento de hacer sacrificios y si estaba pidiéndole uno a Elizabeth yo tenía que hacer otro, eso era lo justo.
-Esta bien.- dijo -. Pero antes de cantar victoria, tengo que hablar con Wilkinson.
-No tienes idea de cuanto te agradezco.- dijo Bren.
-Te agradecemos.- corregí.
-Solo busquen a Sam.- exigió Elizabeth.
Sammy nos había dicho que lo único que podíamos hacer era mandar una carta, los exámenes no se volverían al presentar y la única manera de que el director nos notara era una carta, Bren y yo escribimos dos, una para la universidad a la que deseábamos ingresar y otra para la de respaldo.
-Aquí está.- dijo Alma al entrar a la habitación con Sammy.
-Dos cosas.- comenzó Elizabeth -. Primera; no se que es el motivo por el que quieres que yo sea tu pareja pero esta bien, solo lo haré por las chicas. Segunda; será bajo mis condiciones.
-¿Cuales son tus condiciones? - pregunto Sammy quien se miraba un poco asustado ante la situación.
-Ir por mí, bailar conmigo, ser amable, no ser molesto y llevarme a casa temprano.
-Esta bien.- contesto Sammy -. Eso creo.
...
-Este combina con tu tono de piel .- me mostró un vestido desde los el mostrador hasta donde yo estaba sentada Mary, era color negro -. Y con tu corazón.
Nos encontrábamos en una tienda la cual lucia muy fina, las chicas querían encontrar un vestido apropiado para el baile (que era en una semana) y me habían arrastrado hasta allí, aun no lograba comprender por qué era tan importante llevar un vestido, era la fiesta de graduación, probablemente seria la última vez que miraría a muchos de mis compañeros y yo quería ser recordada como era, no como un maniquí.
-Tu chiste fue de mal gusto pero divertido.- dijo Cyci entre risas.
-Bien chicas que tal este.- Lara salió del probador con un vestido morado de corte largo, este tenia una pequeña abertura por la espalda, era sencillo pero no común, Lara detestaba los vestidos como yo, pero la diferencia era que ella se miraba bien con ellos y yo no.
-Te vez muy bella.- dijo Alma -. Verte con ese vestido hace que me den ganas de graduarme.
-Aún faltan dos años Alma .- le dijo Elizabeth quien estaba usando un vestido color rojo de seda -. ¿Qué opinan?
-¡Preciosa! - exclamó Alma pasando un dedo por su mejilla fingiendo limpiar una lágrima.
Después unas horas ya todas tenían su atuendo, Rose eligió un vestido negro que llegaba a la altura de los muslos, Bren uno floreado de corte largo, Cyci fue la que tuvo un dilema entre uno rosa corto o uno azul cielo largo, se los probó en más de una ocasión y los miraba en todos los ángulos, se decidió hasta que le mando una imagen de cada vestido a su cita, el le dijo que el rosa y ella eligió el azul cielo, así es era Cyci. Todas las chicas tenían un vestido con el que se miraban preciosas, todas menos yo. Había buscado vestidos pero ninguno me convencía del todo, cada vez que miraba uno le encontraba un defecto.
-Este es el tuyo.- Mary me extendió un vestido color crema era de seda y era de corte largo, era ajustado por la parte del pecho pero después era completamente liso, era hermoso.
Las chicas insistieron en que lo probara y lo hice. Era el vestido ideal, era discreto y elegante.
Quizá ir al baile no era tan mala decisión después de todo.
...
-¿Has hablado con Paul?.- me pregunto Elizabeth.
Estábamos en una heladería, nosotras teníamos una idea muy distorsionada de lo que era "Cuidar la figura."
-Hable ayer .- dije mientras comía mi nieve -. Le dije lo que había pasado.
-¿Qué es exactamente lo que paso?
-Bueno .- comencé a explicar -. No le conté todo, solo le dije que irías con otra persona por que era un favor que te Bren y yo te pedimos, después le dije que si necesitaba pareja yo podía ir con el, me dijo que estaba bien, obviamente no muy convencido pero acepto.
-¿Qué hay de sus cartas? - pregunto Cyci.
-Sammy dijo que nos las daría en cuanto las tenga en sus manos .- contesto Bren.
-Y después serán aceptadas, se irán y yo me quedaré aquí.- susurro triste Alma.
Mi impulso no fue decirle que lo que decía era mentira, solo la abrace y después todas se unieron.
Nuestro grupo eran grupos que se habían unido. Cyci y Bren eran amigas desde la infancia por que eran vecinas, Candy, Rose Dani, y Mary se conocieron al ingresar a nuestro instituto y se habían hecho inseparables, Lara y yo nos hicimos amigas por que Elizabeth era amiga de ambas, ella nos presentó. Cuando ingrese al instituto yo era nueva, a la única que conocía era a Elizabeth, después conocí a Lara, fuimos nosotras tres por meses, un día entramos al baño y nos encontramos con siete chicas, seis trataban de ayudar a una que lloraba, esta parecía ser menor, nosotras nos unimos a ellas y nos contaron que la chica era nueva, estaba en otro grado ya que era dos años menor que todas nosotras, nos dijeron que la habían molestado y que ella lloraba por que no tenía amigas en las cuales refugiarse. Nos propusimos ayudarla, encontrar chicas de su edad a las que podía llamar amigas. Estuvimos más de dos meses haciendo estrategias, conseguíamos chicas que parecían ser amables y aunque lo eran siempre fallaban, Cyci en una ocasión les pago a dos chicas para que hablarán con ella. Nos cansamos de intentar, estábamos decepcionadas de nosotras mismas hasta que ella nos dijo que lo habíamos logrado, dijo que ella había conocido a nueve chicas a las que podía llamar amigas.
Fuésemos o no aceptadas nos iriamos.
Tal vez no era ella la que no estaba preparada para que nos fueramos, tal vez nosotras no estábamos preparadas para dejarla.