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-¿Dices que el chico rubio de ojos marrones te invito a salir? – cuestión Mary a Cyci.

Después de mi encuentro con Gilinsky y tranquilizar un poco mis nervios decidí volver a la mesa que compartía con mis amigas porque cuando busque a Ian el ya no se encontraba en la cafetería.

-Jared, Se llama Jared – aclaro – Y sí, me invito a salir.

-¿A qué lugar irán? – volvió a preguntar Mary.

-A ninguno porque le dije que no – hablo y Mary la miro sorprendida.

-¿Cómo puedes rechazar a un chico como ese? – pregunto Candy integrándose a la conversación.

-No es eso e... - no termino la oración y dirigió su mirada hacia un punto al que todos nos giramos para saber qué o más bien quién era el que llamaba la atención de nuestra amiga: Nash Grier.

Cyci tenía una cierta atracción hacia Grier, atracción que había comenzado gracias a su hermano: Matthew Espinosa. Matthew tenía muchos amigos que constantemente lo visitaban y Nash era uno de ellos. Cyci solía ignorar a aquellos chicos porque según decía eran inmaduros como su hermano. Todo cambio cuando Nash comenzó a visitar su hogar, comenzó a arreglarse más y nos pedía consejos para atraer a un chico, claro que yo nunca resultaba de mucha utilidad pero las chicas sí. Primero creíamos que era una de esas atracciones que se sienten hacia un chico que conoces pero luego de una semana todo vuelve a su normalidad, después de pasar semanas e inclusive meses comenzamos a tener curiosidad sobre quién era el chico que llamaba la atención de Cyci. Se negó a decírnoslo hasta que lo confesó. Había estado así durante casi un año, un año en el que nunca había hablado con él y un año en el que ella se empeñaba en rechazar a cada chico que la pretendía. Todo por el chico de los ojos azules.

Regrese junto con Lara al salón de clases en el cual ya estaba la gran mayoría de los estudiantes. En una esquina divise a Gilinsky con sus amigos. Actuaba tan normal, como si el encuentro que tuvimos nunca hubiera pasado, y eso era lo que yo haría, haría caso omiso a sus peticiones sobre alejarme de Ian. No me gustaba que las personas sufrieran, constantemente pensaba en mi madre, en cómo estaría ella viviendo en su soledad ahora que yo no estaba con ella o en Alma, nuestra pequeña amiga con la que apenas había tenido comunicación desde mi llegada a la universidad. Lara se dirigió a su lugar y yo al mío, donde se encontraba Ian jugando con sus dedos, me senté a su lado y dio un pequeño salto evidentemente asustado, probablemente creyó que era otra persona.

-Te vi en la cafetería – le dije para intentar tener un tema de conversación con él y cuando me di cuenta que no respondía seguí hablando – Quería ir contigo pero me llamaron y cuando volví ya no estabas.

-No me resulta fácil estar rodeado de personas últimamente – dijo con una sonrisa torcida. Intente decirle algo positivo o cualquier cosa pero no pude. Era como si tuviera un millón de palabras que decir pero mi mente no formara una frase coherente en ese momento – Soy Ian, claro que probablemente ya lo sabes.

-Creo que si – dije mostrándole una sonrisa sincera.

-Irónico, ¿no? – dijo – Hace unos días era completamente invisible y por difícil que parezca era feliz con ello. Ahora todos parecen saber quién soy y eso está muy lejos de ser bueno.

-¿Puedo darte un consejo? – pregunte restándole importancia a lo que había dicho – Deja de demostrar que te importa. Si quieres que dejen de molestar tienes que demostrarles que no te intimidan.

El profesor inicio su clase una vez que todos los alumnos estaban en el aula. Shawn había tratado nuevamente de acercarse a Ian y esta vez había tenido éxito, Ian hablaba con él, no de la manera que Shawn buscaba ya que Ian parecía responderle por compromiso y no porque quería mantener una conversación con el castaño. Todo parecía ir bien hasta que recibí un mensaje:

Desconocido:

Creí haberte dicho que te alejaras de él.

Gire para encontrarme a Gilinsky con una cara de desaprobación, ignore su gesto y seguí tomando la clase aunque por mi mente rondaban dos preguntas.

¿De donde había conseguido mi numero?

¿De verdad creía que lo iba a obedecer como si él tuviera una autoridad sobre mí?

Al terminar las clases me fui con Lara, charlábamos animadamente hasta que llego el momento de dirigirnos a nuestros respectivos edificios. Cuando me llegue me encontré a Rose y Elizabeth quienes parecían estar haciendo tarea. A Elizabeth le correspondía la habitación que se encontraba a un lado de la nuestra, ya era costumbre encontrarla ahí, era como si su habitación solo la usara para dormir.

-Sara no me deja estudiar – dijo refiriéndose a su compañera de habitación – No sé qué paso con aquella chica tímida que era los primeros días aquí.

-Revelo su verdadera identidad – dije bromeando lo cual solo ocasiono una mala cara de su parte.

Decidí hacer mi tarea que no era tanta y cuando termine quise salir a tomar aire. Invite a mis amigas pero se negaron con el pretexto de que tenían que estudiar.

El clima era agradable y tome lugar debajo de un árbol que estaba alejado de donde se encontraban todos los estudiantes y comencé a escuchar música.

-Encontraste mi lugar favorito – dijo una voz detrás de mi sobresaltándome. Me gire para averiguar de quien se trataba.

-¿Qué haces aquí? – le pregunte.

-¿Tu qué haces aquí? – dijo el moreno.

-Pregunte primero – le dije recibiendo una mirada un poco fastidiada por parte de Gilinsky.

-Siempre vengo aquí – dijo tomando lugar a mi lado y yo me aleje por instinto – Me gusta alejarme de las personas pero ciertamente me gusta estar cerca de ti – sonrió. No era su típica sonrisa de autosuficiencia, era una sonrisa tierna. Esa sonrisa me recordaba tanto al Jack Gilinsky que había conocido en el baile de graduación.

Me volví a cuestionar como una persona podía tener dos caras.

¿Cuál era su verdadera cara?




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