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Observaba a todo lo que mis ojos tenían alcance, pero lo que más llamaba mi atención era el cielo. Siempre había tenido alguna rara obsesión con él, no me importaba que hora del día fuera yo podía salir y profundizarme en observar las nubes o estrellas, creo que no hay mejor manera que encontrar un poco de paz.

Estaba en el asiento de copiloto del auto de mamá ella me llevaba a lo que a partir de ese día sería mi nueva vida, me asustaba el no encajar pero no era como que siempre hubiera encajado a los lugares a donde iba, lo único que me alegraba era que allá estarían mis amigas.

-Estas muy callada hoy – me dijo mi madre quien no apartaba la vista de la carretera.

-Estoy un poco nerviosa – le dije tratando de evitar el contacto con ella, sabia a donde se dirigía esta conversación, me daría consejos acerca de qué hacer y qué no hacer. No quería ser más su títere, quería tener una vida, quería saber que era enamorarme y sufrir por ello, quería ser feliz sin ser cuestionada, quería tomar mis propias decisiones.

-No hay que estarlo, eres una chica lista Lucia y sé que lograras adaptarte.

Al llegar mamá me ayudo a bajar mis maletas y me acompaño dentro del edificio. Era tan grande como aparentaba por fuera, las paredes eran blancas y en una había una gran pizarra que tenía en ella hojas pegadas. Imaginaba que se trataba de las listas de alumnos, a un lado estaba un chica de aproximadamente veintiocho años de edad quien llevaba un uniforme bastante elegante y daba indicaciones, me acerque a ella y observe las listas. Edificio B habitación B14. Esa parecía ser la habitación en la que yo me hospedaría.

-Señorita, ¿Dónde se encuentra el edificio B? – cuestioné a la chica que ahora llevaba una placa en la que decía "Elena", supuse que ese era su nombre.

-Saliendo de este edificio, el segundo a la derecha – me decía con una sonrisa – Dentro hay personas a las que puedes preguntar en caso de alguna duda.

-Gracias – le regale una sonrisa, era la primera persona con la que hablaba y parecía ser amable.

De dirigí al edificio donde la chica me había guiado aun en compañía de mi madre que hasta el momento había permanecido en silencio.

-Es momento de irme – dijo mamá cuando estaba a punto de entrar al edificio. La abrace y ella me correspondió – Te voy a extrañar mi pequeña Lucia.

-Te extrañaré también mamá – le dije.

-No creo que sea necesario recordarte lo que siempre te he dicho, eres una niña linda, habrá más de un chico que querrá estar contigo, pero ya lo he dicho muchas veces; Las personas se casan por necesidad y necesitar no es amar – me dijo.

-Lo sé mamá.

-No quiero que sufras – dijo tomando mi barbilla con su muñeca – Quiero que seas feliz.

Después de que mamá se fue pedí indicaciones a otra chica y ella me guío a la que sería mi habitación, al entrar me di cuenta que había dos camas, por lo que supuse compartiría habitación, ahora solo deseaba que mi compañera fuera agradable. Me instalé en la cama que estaba cercana a la ventana y acomode mis pertenencias. Por alguna extraña razón no podía encontrar tranquilidad estando sola en mi habitación, creo que había visto muchos programas en los que los compañeros de habitación resultaban ser una molestia y no podía mantenerme tranquila hasta no conocer a la persona con la que viviría.

-Oh, ya estás aquí – hablo una chica morena con una estatura un poco más baja que la mía.

-Supongo que tu eres mi compañera de habitación – le dije tratando de sonar amable.

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