PUÑALADAS TRAPERAS

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Hoy me desperté con aquel recuerdo, aquella sensación de angustia y de dolor que anidaba mi corazón, hacia varios meses que no sentía aquella sensación de abandono y del dolor que me producían aquellos amargos recuerdos que inundaban mi mente a primera hora de la mañana.

Paso hace tres años y aún el amargo dolor seguía presente en mi paladar, degustando la sangre que descendían de mis labios tras todas las apuñaladas que me clavaban en la espalda delante mía, viendo cómo aquellas personas por las cuales di todo y me crié con ellas me abandonaban, me daban la espalda y me clavaban puñales, uno tras otro.

Aquellas palabras que me dedicaban día sí y día también, aquella miradas de odio y desprecio que me dedicaban a cada hora a no ser que necesitarán algún favor, ¿donde estaban aquellas personas que me sonreían por las mañanas? ¿donde estás aquellas personas que defendía a flor de piel? Necesitaba buscar que había hecho mal para que me lo agradecieran con eso.

El miedo al abandono creía por segundos al igual que el odio que me estaba teniendo, mi mente me la jugaba todos los días hasta que el fino hilo que sostenía la cordura era cortado con unas tijeras, y no solo el hilo de la cordura era lo que desgarraba las puntas afiladas de esas tijeras brillantes que se clavaban en mis ojos como el hilo a la aguja.

Cuando la cordura volvía a mí ya era demasiado tarde como para poder volver a evitar aquel acto tan horrible que había provocado en mi. Me miraba al espejo y no sabía quién había reflejado en él, tan solo esperaba que desapareciera para poder volverme a ver en él. Las lágrimas que se llevaba el desagüe junto a las gotas de rubí que descendían se mis brazos eran conscientes del tormento que se producía en mi cabeza todas las noches que no podía dormir hasta caer rendida después de aquellos ataques de ansiedad que me dejaban sin poder moverme.

No podía seguir así, no podía volver a recordar todo lo que unas sombras negras con máscaras de sonrisas me habían arrancado sin piedad, agarrando con tal fuerza mi corazón hasta que esté explotó en millones de pedazos, y aún así sentía sus manos presionando algo que el centro de mi pecho que me impedía respirar.

Cuando me quise dar cuenta era de noche, estaba tumbada en la cama escribiendo todo lo que un día quise expresar sabiendo que nadie me iba a escuchar, miré al pasado para saludar a mí yo anterior y miré al frente para seguir siendo la yo presente, con millones de puñales en la espalda, que dejaba detrás de mi un gran camino de sangre que emanaba de todas las heridas que ellos me habían ocasionando durante tanto años, pero eso no se quedó en el pasado, pues muchas más me esperaban en el presente y en el futuro asegurado.

~MI MAR DE ROSAS~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora