Chapitre 1

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Signe lumineux


Las calles de Montparnasse eran poco concurridas a éstas horas, cuando el sol se escondía los habitantes solían hacer lo mismo, pocas personas aún se encontraban dando un paseo con sus elegantes caninos, parejas nocturnas caminaban tomados de la mano y los amantes se escabullian para no ser atrapados, mientras un castaño observaba con gran diversión a las diversas personas a su alrededor, solía verlas y analizarlas, imaginando la vida que cada uno llevaba.

Mudarse no había sido fácil, las primeras semanas se había limitado a ordenar su casa y a trabajar en aquel absurdo puesto de ayudante de fotógrafo en una empresa de diseño de modas llamada Papillon Bleu, la principal y única razón por la que se había mudado de Le Marais a Montparnasse, la otra razón era que fue despedido de su anterior puesto, el despido más injusto y patético por el que había pasado.

Caminaba despacio, disfrutando su primera caminata tranquila por el lugar, permitiéndose admirar por primera vez aquellas calles, repletas de luces brillantes que iluminaban de manera excepcional cada rincón del barrio, era colorido y a la vez elegante, los distintos puestos, en su mayoría boutiques y diversos tipos de tiendas, había mucha variedad de productos en aquel lugar, también había un par de restaurantes y algunos cafés, le recordaba a Le Marais, se parecían mucho ambos lugares siendo a la vez muy distintos, los locales también eran diferentes, notaba más amabilidad y alegría que en su antigüo barrio, ahora le quedaba cerca la Torre Eiffel y había logrado encontrar un lugar en el que tenía una vista hermosa hacia ella, no podía quejarse, en gran parte había logrado mudarse a un buen lugar y en buenas condiciones.

Llegó a una pequeña plaza y paró un momento en ella, descansando un poco de la gran caminata que había tomado, fácilmente se encontraba a unos quince minutos de su casa, pero poco le importaba cuando ya se había grabado el camino de vuelta. Observaba a su alrededor, viendo como algunos padres vigilaban el correteo de sus hijos, le parecía tierno, al ver a los niños solo podía pensar en una cosa; inocencia.

- Pequeños ángeles que nacieron sin ningún mal en su corazón, ignorantes al mundo cruel en que vivimos- sonrió enternecido, subió la mirada, observando cómo las estrellas iluminaban el cielo y una hermosa luna llena modelaba junto a ellas, la vista perfecta en el lugar perfecto.

Luego de unos minutos se levantó del pequeño banco en el que había tomado asiento hace un rato, continuando con su recorrido por el barrio, cada cosa que veía le gustaba más que la anterior.

Pronto llegó a un cruce de peatones, no se había dado cuenta por estar mirando a otros lados, pero antes de tan siquiera poder pisar la calle fijó su vista en un letrero brillante que llamó su atención, 'Le Select' era escrito en grandes letras rojas, de pronto la curiosidad invadió su cuerpo, no había tenido la oportunidad de salir a comer a alguno de los restaurantes del lugar, pero esta podría ser una gran oportunidad, por suerte traía su billetera consigo. Esperó a que el semáforo se iluminara a su favor, cruzando en cuando este cambió de color, al llegar al otro lado de la calle pudo observar la cantidad de gente que había en el lugar, las mesas exteriores se encontraban vacías por el frío de la noche pero, en cambio, las del interior estaban casi completamente llenas, le parecía cuánto más increíble y fascinante, parecía haberse tragado a todos los habitantes, dudó un poco en sí debía entrar o no, pero en menos de lo que esperaba se encontraba empujando la puerta de la entrada.

Al entrar se encontró con un lugar de menor tamaño del que aparentaba ser, sin embargo se veía cómodo y acogedor, podía notar que contaba tanto con aire acondicionado como con calefacción, exelentes para las noches tan frías como la de hoy. El lugar era una especie de bar-restaurant, el cuál solía también ser un tipo de café durante las mañanas.

El castaño se acercó hasta la barra, tomó la carta que se encontraba sobre ella viendo un montón de bebidas y del otro lado se encontró con los distintos platos, algunos segundos pasaron antes de que un empleado se acercara hasta él a atenderlo.

- Bonsoir, puis-je prendre votre commande?- aquel tipo rubio lo miraba atentamente mientras el castaño terminaba de ojear la carta, levantó la mirada y sonrió por cortesía.

- Pourrais-je avoir des Sandwiches Mit Bacon Und Einem Salat? S'il vous plait- dijo aún con la sonrisa en su rostro, recordaba haber comido algo muy parecido a aquel platillo en Le Marais, antes de atreverse a probar algo nuevo prefería comer algo conocido para su paladar.

- Dans quelques minutes, vous l'aurez servi, monsieur- dijo el chico mientras tomaba un su libreta, un lapicero y comenzaba a anotar algo- Votre nom?

- Kim NamJoon- respondió mientras veía como el chico comenzaba a anotar su nombre de inmediato, le dedicó una pequeña sonrisa y pidió permiso para retirarse, el castaño solo asintió y sonrió- Merci beaucoup.

Una vez el camarero desapareció de su vista se dirigió a buscar una mesa vacía para poder tomar asiento y esperar su comida ansioso, su apetito había despertado desde que llegó a olfatear algunos deliciosos olores que se expandían por el local.

Al levantar su vista y ojear por el lugar pudo observar un par de mesas vacías al final del restaurante, se dirigió hasta una de ellas, dispuesto a tomar asiento, caminaba con calma, disfrutando del ambiente de aquel lugar, aquella barra le recordaba a Corea, disfrutaría de esta noche.

Dejó de mirar los alrededores y fijó la mirada en una de las mesas de la esquina, observando a un chico de cabello alborotado, se encontraba solo, jugando con el borde de un vaso de cristal, subió la cabeza, encontrándose con los ojos curiosos del castaño, se quedó mirándolo fijamente mientras seguía jugando con aquel vaso, dejando a NamJoon quieto en su lugar mientras correspondía la mirada de aquel pelinegro, quien parecía ser asiático al igual que él.

- ¿Por qué me mira?- preguntó inocente el castaño, atreviéndose a ser grosero al creer que el pelinegro no entendería su idioma.

- Eso debería de preguntar yo- NamJoon saltó en su lugar por el susto al escuchar al pelinegro responderle- Usted me miró primero.

El castaño se quedó callado, procesando el hecho de que el pelinegro le había entendido- ¿Es coreano?- preguntó, queriendo salir de dudas.

- ¿Qué crees tú?- preguntó, siendo tan informal como el castaño lo había sido con él.

- Kim NamJoon- el nombrado volteó la mirada a dónde fue llamado, encontrándose con aquel rubio que lo había atendido en aquella barra y, sin responder la pregunta de aquel pelinegro, caminó hasta llegar y recoger lo que había pedido con anterioridad, agradeció y regresó nuevamente a donde se suponía que se iba a sentar, buscó con la mirada nuevamente al sujeto que estaba sentado en la mesa de la esquina, pero no lo encontró, frunció el ceño un tanto confundido, ¿Cómo desapareció tan rápido?

- Se marchó.

- Se marchó

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In Paris |TaeJoon|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora