Capítulo 01

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En la Tierra de Isvan, en una habitación de la Mansión de los Heartfilia, una de las familias más adineradas, ricas y poderosas del Reino de Fiore, una hermosa mujer de largos cabellos rubios y ojos chocolate estaba dando a luz a su primer descendiente, y el único, a sus 19 años.

Era rodeada por sirvientas y criadas junto con parteras que la ayudaban en su labor.

Estaba sudada, adolorida y cansada, su garganta le dolía por el dolor que le provocaba traer una vida al mundo pero fue ese mismo hecho lo que le daba fuerzas para seguir pujando.

El deseo de ver a su hija o hijo era más fuerte que todo dolor que sintiera.

Fuera de la habitación, en el pasillo habían varios sirvientes y un hombre de cabellos rubios, un poco más opacos que los de su esposa que estaba dando a luz, escuchando con nervios los jadeos y gritos de la mujer y los ánimos de quien la acompañaban.

El hombre rubio, vestido de traje formal por su estatus y trabajo, estaba sumamente nervioso por conocer a su descendiente pero los gritos de su mujer no ayudaban a calmarlo para nada.

Entre gritos, jadeos y ánimos se resaltó unos minutos de silencio hasta que el llanto de un bebé y el sonido de un golpe sonó fuerte y claro, rompiendo ese silencio momentáneo.

Jude Heartfilia, el hombre del pasillo, sentía sus ojos picar al escuchar el llanto y la voz amorosa de su esposa intentando calmarlo.

Entro de forma apresurada a la habitación, vió como las sirvientas rodeaban a su esposa y miraban con ternura y fascinación el bulto rodeado por una mantita infantil en sus brazos.

Mientra se acercaba podía escucharlas.

"Tranquila hija... te tengo, ya estas con mamá, mi pequeña Lucy"

"¡La pequeña señorita es tan tierna!"

"¡Es la versión miniatura de la Señora Layla!"

"Aww, ¡Miren como nos mira!"

"Hola bebé, ay es tan aaaay"

Esos y otros comentarios parecidos fueron a oídos de Jude y de su hija, Lucy.

Solo esperá a que te ponga las manos encima y ya no vas a creer que soy tierna. ¡¿Quién me pegó en la nalga?!

Lucy, anteriormente Sara, miraba con el ceño fruncido y un puchero en sus labios a todas las mujeres que la rodeaban.

Estaba enojada, su cara lo delataba, pero a los presentes solo les daba ternura ver su carita estoica y fruncida como pasa de uva.

Se calmó un poco, sin querer hacerlo en realidad, pero la suave y melodiosa voz que le decía al oído en voz baja cosas que no llegaba a entender, excepto por un nombre, junto con el calor que la rodeaba la hacían sentir que se derretía y a gusto.

Trató de ver a quien le hablaba, y lo hizo, pero luego de que la luz la cegara y dé un mini chillido por ello.

Pudo reconocer rápidamente a quien la sostenía en brazos y no sabía si era bueno o malo.

Se veía diferente, más real y no un dibujo, pero era ella, era Layla Heartfilia, la madre de una de las protagonistas de su anime favorito.

Ay nome digas que... reencarne en Lucy Heartfilia.... si es así, ¡¡Vamos carajo!! ¡Una bien, Dios!

Hizo un bailecito feliz en su mente mientras le sonreía de forma tonta al monumento que la cargaba.

Al ver a la bebe sonreír quienes la vieron soltaron un chillido de ternura.

Pero se callaron por dos cosas, la primera la partera las regañó por hacer un ruido tan fuerte, que podía dañar a la bebé, y por la presencia del Señor Heartfilia en la habitación.

Al ver a quien ahora era su padre, Sara o mejor dicho Lucy, empezó a formular todo un plan en su diminuta cabeza a la velocidad de la luz, fue tanto trabajo que empezó a sentir somnolencia.

Su pequeño cerebro de bebé no aguantaba tanta maquinacion pretenciosa.

Lo último que pudo ver fue a Jude besar y abrazar entre lágrimas a la hermosisima Layla antes de sonreír le con cariño y ternura.

Esto puede terminar o muy bien o muy mal. Pero pongamoslo a prueba.

Pensaba antes de caer dormida la bebé, en relación con su plan.

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