Capítulo 20

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"¿Tú eres...?" Dejó la repunta al aire la peliroja presente

Después de todo, no todos los días un enorme dragón rojo era usado de transporte.

Además, si bien el dragón emitía una presión pesada y poderosa no inspiraba temor, no parecía ser malvado, más bien se veía imponente y digno, y eso era lo que intimidaba.

"Lucy, Lucy Heartfilia o el amor de tu vida, como quieras llamarme" dio una sonrisa ladina ante el sonrojo de la peliroja.

Nunca le habían coqueteando tan directamente por miedo o resoeto hacia ella, mucho menos una chica. Bueno, Ichiya si pero ese no importaba.

"Eh e-eh" su piel estaba casi tan roja como su pelo, sus ojos amarronados estaban bien abiertos.

Lucy se rió al verla así, mientras un sentimiento de orgullo le recorría su cuerpo al ver que puso nerviosa a Titania.

"Tranquila, no muerdo... bueno solo en momentos y lugares específicos" al principio Erza se había calmado un poco pero con la segunda mitad de la oración de la rubia volvió a enrojecer, mientras su mente imaginaba todo tipo de escenarios no apto para todo público.

La analizó con la mirada y no pudo evitar cuestionarse sobre su orientación sexual.

Esa rubia era una maldita diosa.

Largos cabellos rubios como el sol, labios y suaves, caían como cascada en sus hombros.

Su flequillo enmarcada su etéreo y tridimensional rostro.

Tenía grandes ojos marrones como el chocolate, con espesas y arqueadas pestañas que le daban un toque seductor a su mirada inocente.

Una nariz pequeña y respingada, unos labios regordete, suaves, húmedos y de un color carmín tan apetecible, dibujando una sonrisa que haría entrar en pánico a cualquiera.

Hombros pequeños. Grandes pechos, cintura pequeña y esbelta. Unas amplias caderas y piernas largas.

Todo de ella era irreal, tenía un aura que no parecía de ese mundo.

No se había dado cuenta que quedó mucho tiempo mirando fijamente a la contraria hasta que escuchó su risa y la vio chasquear los dedos frente a ella con burla.

"¿Y bien?" Preguntó la rubia una vez que vio que volvió a estar consciente.

"¿Y bien qué?" Pregunto media ida y confundida la peliroja.

"Tú nombre" exigió sonriendo divertida. "Ya se que soy muy hermosa pero quiero saber el nombre de quien casi me desnuda con la mirada" fue muy directa con sus burlas, haciendo sonrojar nuevamente a la mayor.

Claramente solo quería molestar a la mayor, pues ya sabía su nombre, incluso dónde vivía, sus gustos, gestos y demás a la perfección.... eso sonaba un poco acosador pero bueno, detalles

"Y-yo no estaba..." iba a justificar sus acciones pero vio la mirada burlona de la contraria y dejó a un lado su nerviosismo. "Mi nombre es Erza Scarlet, un placer" extendió su mano derecha, cubierta por su armadura plateada.

Lucy sonrió ampliamente al ver que intentaba cambiar de tema. Extendió su

mano derecha también, saludandola.

Cuando Erza vio su mano, toda pequeña, delicada y suave. Muy diferentes a las suyas, que estaban un poco ásperas por el uso de armadura y de empuñar armas, y pensó que con sólo un mínimo de fuerza suya se romperian cual cristal.

Si Lucy supiera lo que pensaba la mayor, arquearia una ceja y le pediría un combate amistoso de espadas, para demostrar que sus manos no sólo eran delicadas y suaves.

"Hace unos días me uni al gremio, un gusto conocerte" sostuvo con un brazo a Draco mientras extendió su otra mano como saludo a la maga.

"El gusto es mío, espero que nos llevemos bien" estrechó la mano de la rubia para luego tomar el cuerpo del mago de fuego ya casi consciente y tirarlo dentro del gremio. "Vamos dentro, supongo que querrás comer algo"

Lucy asintió sonriente. Tenía hambre,al igual que su pequeño dragón.

...

Lucy y Draco se encontraban sentados en la barra, almorzando, ambos carne.

Mientras que los demás se admiraban de las palabras de la peliroja.

"Natsu, Gray... necesito su ayuda para este trabajo, ¿aceptan?" El gremio quedó en completo silencio.

Los mencionados veían estupefactos a la maga, al igual que la mayoría, excepto los dos en la barra comiendo.

Ambos podían escuchar, no es que fueran sordos, pero el pequeño dragón no le importaba y a la rubia le daba igual, ya sabía que pasaría eso.

Estaba más concentrada en qué momento agarrar y secuestrar- formar un contrato con un Loke que se la pasaba huyendo de lla como si fuers algo peor que el diablo.

¿Debería esperar al momento como decía su libro y hacer aparecer todos sus espíritus, diciendo cosas sobre romper las leyes celestiales, haciendo que debido a ello Bigotudo aparezca, deteniendo el tiempo y casi el corazón del espíritu de Leo del susto?

Sería muy exagerado, pero no renació allí solo para comportarse y hacer lo mismo que la Lucy original... lo haría aún más llamativo.

Sonrió complaciente ante su pensamiento pero, a ojos de del pequeño dragón, parecía una sonrisa malévola, haciendo que le recorra un escalofrío y casi se muere atragantado por un pedazo de carne.

El pequeño ignoró a su maestra y se concentró en comer para luego no tener pesadillas donde su maestra aparecía con sa sonrisa malvada.

Lucy, ignorante de toda opinión de su Invocación, no sabía que hacer para que las cosas sean más llamativas.

No sabía cuanto tiempo había pasado, pero Mira le estaba rogando que se cole en la mision con los otros cuatro, diciendo que ella podría controlar a ambos magos de magias contrarias cuando la maga de armadura no los esté viendo.

De nuevo, al ver ese hermoso rostro, como el de un ángel, Lucy no se pudo negar y en ese momento estaba sentada en la estación de trenes, a la espera de la maga peliroja, con un gato comiendo pescado  su lado y dos magos adultos peleando como niños.

No sabía si reír o enojarse con ellos, opto por la primera, la segunda gasta más energía.

Lucy no era la persona más paciente del mundo, ni tampoco le agradaba el ruido muy fuerte.

Aun así estaba en un gremio donde lo primero era necesario y lo segundo el día a día. Irónico, ¿cierto?

Dio un suspiro lleno de cansancio, rezando por qué la peliroja ya llegue antes de que termine mandando a la mierda a esos dos y de paso al gato con su pescado que daba una baranda que le daban ganas de vómitar.

Para su suerte, sus plegarias parecieron ser escuchadas.

Erza ya había llegado, y con ella trajo básicamente su casa en maletas y bolsas.

Lucy miró como la mayor podía llevar todo eso, que parecia pesar bastante, con facilidad.

Si fuera ella antes no podría hacerlo, ni a palo.

Eso solo hacía que su gusto por la peliroja fuera mayor, competía con Mirajane.

Salió de sus pensamientos cuando la peliroja se acercó a ella para entablar conversación.

Reencarne en Lucy Heartfilia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora