Capítulo 06

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Una vez hecho apareció cerca de la puerta, muy cerca.

No recordaba que la llegada de quienes eran de 400 años en el pasado fuera un tanto brusca. Así que con toda confianza se puso en primera fila para ver el espectáculo, sin saber que iba a salir volando unos segundos más tarde.

Y pensar que esa gigantesca puerta va a traer dragones, dragon slayers y a una antepasada.

Lucy, al estar en unión con el aire pudo sentir primero las ligeras fluctuaciones anormales en él.

Fuera del castillo, las nubes cubrieron parcialmente el cielo, al igual que la luna y el sol, para ese momento acordado desde hace cientos de años, se cruzaron en el cielo.

El eclipse comenzó y con ello el trabajo de Layla empezó.

Layla, usando su poder, hacia levitar las llaves.

Las llaves que estaban sobre el suelo empezaron a levitar, siendo rodeadas por una luz dorada casi celestial y casi cegando a todos por su brillo y poder.

Girando y desplazándose bajo la guía de la rubia mayor, las llaves de oro se posicionaron en los doce espacios que había en la gran puerta.

Una vez posicionadas Layla no tenía que hacer nada, la puerta y las llaves harían todo el resto.

Como si fuera que la luz que las rodeaba se convirtieran en un líquido dorado, este empezó a desplazarse por toda la puerta hasta llegar al centro donde con un sonido de 'clic' una gran ráfaga de aire, el sonido atronador de rugidos de dragones y un gran poder salieron disparados de la puerta a medio abrir.

Pero eso no fue lo que conmocionó a Lucy, sino el hecho de que una luz roja la había arrastrado con ella, haciéndole doler el cuerpo.

Bueno, su habilidad no dejaba rastro visible de rlla pero aún podía ser notada a través del tacto.

No sabía si era por el hecho de que fue tan brusco el choque o el hecho de que partes de su cuerpo eran golpeadas por el techo del castillo a medio destruir por esa misma luz roja, pero le dolía el cuerpo a horrores.

Tuvo que aguantarse el grito y, cómo ya estaban muy lejos del piso y tenía un ligero susto a las alturas, de alguna forma logró aferrarse.

Así, terminó yendo con esa luz roja que fue seguida por otras luces, cuatro para ser exactos, de distinto color.

Rojo, celeste, verde, negro y blanco.

Layla no tenía idea que su hija fue secuestrada por esa luz roja, lo único que tenía en ese momento era cerrar la puerta luego de que la figura femenina cruzara.

Una vez que manipuló las llaves con su poder para que se alejen de la puerta, esa misma se cerró haciendo que Layla y Thoma suspiran de alivio para gracia de la recién llegada de 400 años atrás.

Layla vio con ligera sorpresa el parecido entre ambas, la única diferencia ers la ropa y que la recién llegada parecía tener unos años más que ella, dando una impresión sabía y antigua.

Por otro lado, Thoma E. Fiore solo veía el techo de su castillo, que tenía cinco orificios medianamente grandes y estaba agrietadose un poco hasta que ya no lo hizo.

Mientras Layla y Anna Heartfilia agradeciendo a Thoma por su cooperación, Lucy estaba desparramada sobre el pasto de un extenso bosque, en ese momento ya no era invisible, se concentró en sanar las heridas que tenía, con un niño pelirosa durmiendo a su lado.

Dentro del niño pelirosa, un dragón enorme, cubierto de escamas rojas, veía con asombro que lo que se había aferrado a él anteriormente era una niña rubia, más o menos de la edad de su hijo, Natsu.

Había visto como aparecía de repente y empezaba a curar sus heridas.

Al ver esas líneas y raspones con un poco se sangre, Igneel sintió un poco de culpa y vergüenza al ser el causante de las mismas.

Pero dicha culpa fue reemplazada con una ligera molestia y asombro al escuchar las palabras de la niña.

"La puta que te parió Igneel, ¿había que ser tan bruscos una vez llegarán? ¿Era Igneel? Si, supongo que si, la luz era roja y el es un dragón de fuego y es rojo..." dejo sus divagaciones para seguir insultando la brusquedad del dragón que la escuchaba.

Lucy lo decía en voz alta a propósito, para que la escuche.

Mientra tanto Igneel estaba asombrado al escuchar su nombre de la menor. ¿Ella sabía por qué y quienes habían viajado?

Pero mirando su apariencia pudo ver la versión miniatura de la mujer que había abierto la puerta en ambos tiempos.

Lucy dejó de insultar al dragón al notar que el niño de pelo rosa que reconoció como Natsu Dragneel, su futuro compañero y quien sabe si algo más que amigos, mostraba signos de despertarse.

Inmediatamente, sin perder ni un segundo, volvió a teletransportarse a través del aire los suficientemente lejos del radar de olfato subdesarrollado del pelirosa, no sin antes despedirse del dragón.

"Nos vemos en unos años, Igneel" Vio el cuerpo de Natsu, como si estuviera viendo directamente al gran dragón que estaba en su interior, el cual seguía asombrandose.

Y más al ver que desaparecía en un borrón y ya no podía sentir su presencia en unos metros cercanos, pero la encontró un poco más lejos antes de que volviera a desaparecer y no pudiera localizarla.

¿Tres magias? ¿Invisibilidad, magia de curación y teletransportación? ¿Siquiera eso es posible?

Se preguntaba a sí mismo a la vez que empezaba a caer en un sueño profundo mientras que su alumno e hijo empezaba a despertarse.

¿Nos vemos en unos años? Jeje, lo estaré esperando, mocosa...

Se durmió luego de sonreír con un poco de maldad al imaginarse golpeando con su cola a la mocosa irrespetuosa por sus insultos.

...Era un poco rencoroso, ¿okey?

Fue debido a que entró en ese sueño que no pudo escuchar los llantos ni los gritos del pequeño Natsu, llamándolo y buscándolo.

Mientras tanto, Lucy, volvió a aparecer en el jardín de su casa.

Se aseguró que no quedará ni un rastro de que haya salido ni nada y recién ahí fue a recibir a su madre con una tierna sonrisa y un gran abrazo.

Como si no hubiera ido en contra de sus órdenes, ni que hubiera sido arrastrada por una luz roja voladora en contra de su voluntad por ser distraída y tonta al ponerse tan cerca de la puerta mágica esa.

Reencarne en Lucy Heartfilia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora