Reencarne en Lucy Heartfilia

Capítulo 22

"¿Y? ¿Qué esperan? ¿Una invitación? ¡Delen, vayan!" Hizo una seña con sus manos al verlos ahí estáticos, casi echandolos como si fueran unos perros.

Le faltaba nada para decirles 'fuiiiraa' o 'cucha'.

"¿Y tu qué?" Natsu se puso las manos en sus caderas, indignado.

Lucy sonrió divertida por su imagen y con su dedo señaló un cartel a sus espaldas.

"No doy mas, voy al baño"

Era solo una excusa, no quería pelear y sudar, le daba asco sudar así que les dejaría el trabajo sucio a ellos, después de todo ella ya contribuyó haciendo que las cosas tomen menos tiempo.

Pero aún así puso una expresión de sufrimiento y miró a Erza, mientras una mano se posaba sobre su vientre bajo.

Era como si a Erza le iluminaran de repente y una mirada comprensiva, casi de lastima, apareció en su generalmente rudo pero bello rostro.

"Vamos, dejemos a Lucy un rato a solas, luego se nos une... ¿¡Qué esperan, piensan hacer que los lleve de las orejas?!" Los amenazó con su puño al aire al ver que no se movían.

Finalmente salieron corriendo, levantando una nube de polvo.

"Ve con cuidado" le dijo a la rubia, mirándola de reojo, antes de salir también corriendo, con su armadura sonando a cada paso.

Lucy se quedó unos momentos mirando a esa dirección sin parpadear, antes de sonreír burlona.

"Bueno, ahora si quiero ir al baño" se dio la vuelta y entró, hizo sus necesidades, se lavó las manos, vio unos cinco minutos su reflejo en el espejo y salió después de apreciar su belleza.

Iba saliendo con una sonrisa cuando un escalofrío le recorrió la espalda, poniéndole la piel de gallina.

Sus ojos se oscureciendo y su mirada se volvió aguda y cautelosa.

Sentía la presencia de otro ser allí, cuando se suponía que no debía de haber nadie cerca.

Su cuerpo se tensó y atacó en dirección a la presencia que sentía con su látigo.

Una pequeña pero extremadamente rápida sombra negra esquivó su latigo y fue como bala hacia ella.

Inclinó su cuerpo a un lado, mirando de reojo el inmenso cráter que apareció en la pared debido al impacto del cuerpo.

Con un movimiento de muñeca su latigo brilló en una luz celeste rodeada de líneas doradas, ya ni se concentraba en atacar sino en atrapar a ese pequeño animal escurridizo.

No podía ver claramente su figura pero no era posible que una persona fuera de ese tamaño, además parecía tener cola, cuerno y unas pequeñas alas.

Probablemente era la cría de alguna bestia, aunque era muy raro que aparezca en ese lugar, de hecho, era algo imposible.

Un ligero tintineo se escuchaba cada que el pequeño salvaje la esquivaba, al igual de los insultos de una rubia exasperada por no poder atraparlo.

"Cuando te ponga las manos encima ni pienses en escapar" Murmuró con voz grave, casi de ultratumba, con una vena en su cuello.

El pequeño pareció entenderla y la abofeteo en la cara con su cola cuando retomaba el aliento, haciéndola enojar a tal punto que su magia parecia mover su pelo y requebrajar la tierra.

Había intentado de todo y no podía ni rasguñarlo.

Se negaba rotundamente a usar magia, su ego era más fuerte.

Se recargo en una pared, respirando agitada, viendo fijamente a la pequeña bestia también detenerse, pero no para descansar, ni se le veía agitado, sino parecía estar burlándose de ella.

"Pequeño..." iba a insultarlo creativamente cuando la luz golpeó el cuerpo del mismo, haciendo su apariencia clara.

Parpadeó confundida un par de veces, se tallo los ojos y hasta se pellizco por si estaba soñando.

El pequeño era como un dragón en miniatura. No, era un dragón en miniatura, uno aún más diminuto que Draco. Específicamente, parecía un Igneel en miniatura con una marca que parecía ser de un sol anaranjado casi rojo en la parte se la panza y el pecho.

Además tenía unos adorables aretes de oro en lo que serían sus orejas o cuernos, Lucy no sabía cuál de los dos era.

"¿Y éste de dónde salio?" Se cruzó de brazos confundida, mirándolo detalladamente con una ceja alzada, una vez recuperó la compostura.

No sabía si reír o llorar cuando lo vio inclinar su cabecita a un lado, copiandola.

Definitivamente rió cuando se cayó de costado por hacer eso, algo que no le gustó al pequeño dragón ya que se enderezó y le lanzó una llamarada de fuego rojo sangre que instintivamente esquivó al sentir las mortales intenciones asesinas en las llamas.

"Wow wow... tranquilo chiquitín" lo molestó, sonriendo burlona, mientras se ponía de cuclillas frente a él, empujando con uno de sus dedos su pequeña cabezita rojiza.

Varias veces casi le mordió el dedo pero valía la pena molestar al pequeño, tenía reacciones muy humanas y graciosas.

"De este color no tengo... me lo llevo"

Alzó el cuerpo del dragón, poniéndolo contra su pecho y abrazándolo como si fuera un peluche, luego de pensarlo unos segundos.

"Total" chasqueo la lengua divertida. "Dragón sin correa es de quien lo vea... ay, no, sin rasguños" extendió sus brazos, alejándolo de su rostro y cuerpo, al ver que sus garras desgarraron parte de su ropa superior y rasguñaron su cuello.

"Chiquito pero peligroso eh..." se reía pero tenía una notable vena de enojo en su cuello.

El pequeño pero agresivo dragón se removia como gusano en sus manos, intentando escapar, mordía y rasguñaba lo que podía pero sus extremidades eran cortas y no llegaba a hacerle mucho daño.

"Más lindo" su voz era chillona y extremadamente dulce, le estaba hablando como le hablaría a un animal cualquiera.

Por su parte, el pequeño dragón en su mente estaba insultandola de las mil maneras, describiendo detalladamente como la torturaria y mataría cuando retome su original forma, un gran dragón de fuego, un dios dragón, o en consecuente, un humano, uno muy fuerte, intimidante y guapo.

Mostraba sus pequeños pero afilados colmillos a ella, intentando intimidada pero la humana solo sonreía como loca y le hablaba con una voz chillona que hacía querer cortarle la lengua.

No era mucho pero esa rubia daba un poco, solo un poco de miedo si sonreía así, más aún si su sonrisa parecía genuina y tenía una vena a nada de explotar en el cuello.