Capítulo 07

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Layla ya había charlado con Anna y se habían despedido. Llegó unos segundos antes que Lucy así que no noto su ausencia.

Cuando ambas rubias se vieron se dieron un gran y fuerte abrazo, parecia que tenían años sin verse y no minutos.

Jude simplemente negaba con la cabeza divertido ante la actitud de su esposa y su hija.

Layla dejó a su hija en el suelo antes de agacharse a su altura sacar de su vestido tres llaves doradas y una llave de un color violeta oscuro, casi negro.

"Mira Lucy, ya puedes hacer un contrato con Cáncer, Acuario y Capricornio..." le extendió las llaves doradas antes de mostrarle por completo las otras llaves. "Esta llave celestial es regalo del rey pero como yo ya no empleare magia pasa a tu posesión... según su apariencia parece ser la legendaria terceaba llave del zodiaco, la llave de Ofiuco, el domador de las serpientes... nunca pensé que era real pero aquí está, puedes hacer los contratos ahora o dentro de un tiempo, si crees que no estás lista..." le explicaba pacientemente.

A decir verdad estaba sorprendida al notar que el repentino regalo del rey era esa legendaria llave, que sólo parecía ser una leyenda, aunque no era del todo un regalo, Thoma se la había dado nomas al no reconocerla.

Y eso era de esperar, solo los magos celestiales sabían de ella y solo creían que era una leyenda, algo no real.

Pero viendo la llave negruzca en manos de su hija no sabía si fue buena elección dársela, esperaba que sea un espíritu bueno o que, al menos, no le haga daño a su preciosa y única hija.

Por otro lado Lucy estaba tan feliz que quería saltar en una pata.

¡Al fin podía ser considerada oficialmente como maga celestial al concretar el contrato con las llaves! Y no solo eso, ¡también apareció de repente en sus manos la llave de ofiuco, que debería ser futuramente de Yukino! Pero eso no importaba, estaba feliz de tenerlas.

Al ver a su hija tan feliz que se le ponían las mejillas coloradas de la emoción Layla le dijo unas palabras que no eran necesarias pero quería que siempre tuviera presente.

"Recuerda, Lucy..." la mencionada la miró con atención aun sosteniendo firmemente las llaves. "los espíritus celestiales no son herramientas, son-

"Amigos, compañeros que nos ayudan, no escudos, si lo sé... pienso respetarlos pero si por alguna razón ellos no lo son conmigo... bueno, mano dura pero no al punto de esclavizar" las últimas palabras todos sabían que iban dirigidas a la nueva llave.

Los espíritus que la escuchaban también lo sabían, Ofiuco en su llave sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al ver los ojos, aparentemente fríos y sin vida de la que sería su nueva dueña.

Layla decidió ignorar sus últimas palabras y solo sonrió al ver que ella iba a tratar bien a sus espíritus, no, sus amigos.

"Bueno, ya puedes hacerlo, ya no tienen un contrato conmigo y hace tiempo sabían que tu serías su próxima portadora" Layla la alentó, parecía estar igual de emocionada que su hija.

"Si" tomó primero las tres llaves doradas, dejando la negruzco en manos de su madre por el momento.

Layla al ver sus intenciones de abrir tres puertas doradas juntas quiso detenerla pero Lucy fue más rápida.

"¡Ábrete, portal del cangrejo gigante: Cáncer! ¡Ábrete, portal de la portadora del agua: Acuario! ¡Ábrete, portal de la cabra: Capricornio!" Pronunció los tres conjuros de invocación seguidos.

Sinceramente le costó el último, no por falta de maná o magia, sino que se le dificultaba y se le hacia incómodo decir "de la cabra".

No tenía miedo de quedarse sin magia, se había dado cuenta que tenía una gran fuente de maná y una muy densa y fuerte, según sus observaciones parecía estar al nivel de Lucy a sus 18-19 años.

Todo lo atribuyó a que estaba entrenando la verdadera magia celestial y que su cuerpo se estaba adaptando a toda la presión que se necesitaba para practicarla.

Es decir, mantener tres puertas doradas abiertas a la vez por un período de tiempo no era algo que la cansara, no se animó a también abrir la puerta de la terceava llave ya que se decía que su poder sobrepasaba el de las otras doce puertas, no quería arriesgarse por el momento.

Por eso la dejó para el final.

Reencarne en Lucy Heartfilia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora