Tomó impulso y se dirigió como bala al cuerpo del mono, que tenía un tamaño similar al de Tauro.
Era como una bala, chiquita pero mortal, abalanzandose sobre una gran masa que le doblaba o triplicaba el tamaño.
Extendió sus garras, largas, afiladas y poderosamente duras, e hizo un zaparzo en el aire haciendo que líneas de sangre aparecieran en el blanco pelaje del Vulcan de montaña, era especialmente resaltando ese color rojo tiñemdo lo blanco.
El Vulcan no pensó que una cosita tan chiquita podría herirlo pero, por más inteligente que fuera de otros animales, no era como un humano, sintió dolor y ardor en sus heridas pero era una bestia, el dolor dejó paso a la ira de ser atacado.
Como bestia sentía que algo estaba cuestionando su autoridad así que alzó sus grandes brazos y los bajo con fuerza, haciendo temblar de más el lugar, tratando de aplastar a una Lucy salvaje, pero esta era muy rápida y ágil.
Antes de que siquiera los puños del más grande estuvieran por rozarle el pelo, se hizo a un lado, esquivó y golpeó con su suave puño las costillas del mono, rompiéndolas debido a la monstruosa fuerza que poseía en ese estado.
Lucy estaba medio descontrolada y medio consciente. No sucumbió por completo al salvajismo y pérdida de humanidad, así que hizo caso a su subconsciente de no matar al Vulcan, algo le decía que si lo hacía no era bueno.
Así que solo lo dejó destrozado, con más huesos rotos que sanos pero pudo lograr lo que no esperaba.
Debido a la derrota en sus manos, el Vulcan brilló en una luz blanca y apareció un cuerpo humano.
Era un hombre de mediana edad, de pelo corto y hacía atrás de color violeta oscuro, con barba, medio muerto y casi enterrado en la nieve.
Lucy volvió a su forma normal instantáneamente.
"Uy" decia mirando con una cara de disculpas al inconsciente hombre.
Al final no había necesitado usar fuego para derrotar al ¿mono? ¿humano?
De repente, un natsu salvaje, con un poco de nieve encima, apareció siendo cargado en vuelo por un Happy volador.
Los recién llegados vieron con asombro a hombre y luego a la rubia, que miraba todo con una mirada en blanco.
Vieron parte de la montaña destruida, consecuencia de los golpes y lanzadas.
"¿Pero que ha pasado?" Murmuró Natsu antes de ir corriendo al hombre inconsciente y sacudirlo para despertarlo. "¡Macao, despierta!"
"Lucy, ¿y el Vulcan?" Preguntó Happy a la la rubia.
Él, luego de que el mono haya lanzado a Natsu, fue a buscarlo para llevarlo arriba gracias a sus alas, así que no estuvo presente en la pelea de dos bestias por el dominio del lugar.
"Desapareció y apareció ese homnre" con eso Happy entendió.
Al ver que la rubia no parecía saberlo le explicó, así Lucy entendió quién era Macao, qué hacía ahí, por qué apareció luego de que el Vulcan desapareciera, fue como si le abrieran una puerta a una encrucijada.
"Oh" farbullo viendo como el hombre empezaba a recobrar la consciencia a duras penas.
Que suerte que pude contenerme.
Ya veía que si lo huniera matado le llegaban las mil y un denuncias junto con el Consejo por haber matado a alguien.
"Lucy... ¿tú...?" No hacía falta que Hapoy termianra de preguntar. Su mirada intercalada entre Macao y Lucy, era obvio.
Lucy sólo pudo asentir con pena.
Era su primer encuentro con uno de sus compañeros de gremio y casi lo mata.
No sabía que cara poner o qué decir.
Al final, con el medio muerto Macao, fueron a una cueva de la montaña. Lo pusieron sobre mantas que llevaba Natsu y, Lucy junto con Ofiuco en su forma humana, lo curaban.
Mientras Lucy vendaba los miembros rotos de Macao, Ofiuco le daba de beber solo un poco de su sangre.
Su sangre tenía propiedades regenerativas y curativas, pero no podía darle de beber mucho sino tendría una sobrecarga de tal y tendría la misma sangre con dichas propiedades, pero eso significaba dolor extremo para el receptor y quien daba.
Gracias a su sangre, el proceso de curación podía ser más rápido, considerando que su portadora casi le rompe los 206 huesos al hombre, el tratamiento que duraría años se llevaría a cabo con unos meses o incluso sólo semanas si se cuidaba bien.
Además, Macao pudo recobrar la consciencia y, a pesar de que recordó cómo la rubia lo había vuelto casi puré, le agradeció tanto a ella, como a Ofiuco y a los otros dos por ir a buscarlo y ayudarlo con el control de su cuerpo que estaba en manos del Vulcan.
Les contó como ese era el Vulcan número 20 que derrotaria pero, en un descuido, tomó posesión de su cuerpo y no pudo volver, sólo podía ver lo que el Vulcan veía.
Viendo como Natsu ayudaba a levantarse a Macao, dejándolo que se apoye en su cuerpo debido a las heridas, Lucy dejo que su espíritu fuera de vuelta al mundo celestial luego de agradecerle por su ayuda.
Por suerte no pasó a mayores.
"¡Vamos a casa! Romeo te está esperando" sonrió Natsu, mostrando sus lindos colmillos, similares a los de Lucy cuando estaba en su estado berseker.
Así, de alguna forma, pudieron bajar por la montaña sanos y salvos, bueno no tanto, se encontraron con otros Vulcan pero Lucy se encargó de ellos, ya que Natsu sostenía a Macao y Happy no era de mucha ayuda contra ellos.
Debido a la imagen de la rubia de aspecto débil acababa con más de diez Vulcan y los derrotaba por completo, en una apariencia salvaje y animal, Macao, Happy y Natsu parecieron ganar un respeto y ligero miedo de ella.
Esos Vulcan eran grandes y muy fuertes físicamente pero, los que parecían ser suaves puños y patadas de la rubia, los dejaban K.O.
Finalmente llegaron al gremio y Romeo, el hijo de Macao, abrazó entre lágrimas a su padre, que había desaparecido por más de una semana.
Los dos volvieron a agradecer a los chicos y se fueron.
Lucy bostezó, fue mucho ejercicio por un día, quería ir a su casa, comer algo, bañarse en agua tibia y quedar en un coma en su cama.
Dicho y hecho, se despidió de Natsu y Haooy, fue a su casa, hizo lo que dijo y durmió hasta el mediodía del día siguiente.
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Reencarne en Lucy Heartfilia
FanficUna adolescente muere de forma estúpida y reencarna por arte de magia en uno de sus personajes femeninos favoritos de uno de sus animes favoritos, el único problema que vio fue que era una bebé que no podía hacer mucho más que encantar, engatusar y...