Todos le habían advertido que no aceptara aquella invitación,
un juego peligroso.
Pero Park Jimin siempre fue un chico curioso,
sin importar de cuánto peligro estuviéramos hablando...
o si ese peligro tenía por nombre
Jeon Jungkook.
⚠️🔞
Sus fríos dedos se posaron sobre el nudo de su corbata para aflojarla antes de volver a ponerse los guantes de cuero negro y entrar al edificio donde vivía luego de una tediosa mañana llena de papeles y reuniones.
A penas atravesó la puerta de entrada fue recibido por los sonoros ladridos de un animado Bam junto con un aroma delicioso a... ¿que era eso? ... acaso era ¿comida casera?
Su buen olfato lo guío a la cocina para encontrase con una imagen que amenazó con desestabilizarlo mentalmente en un segundo.
Era Jimin, de espaldas cortando lo que parecían ser verduras, bajo la atenta mirada de Sun, el ama de llaves de la casa de Jeon, quien luego de tantos años era la única persona a quien podría considerar familia, incluso una figura materna.
Como si los últimos días el espíritu navideño hubiera inundado aquella casa para convertirla en eso que mostraban las películas... ¿cómo se llamaba...? - ¿HOGAR? –
Se acerco lentamente a ellos intentando no llamar su atención y así poder apreciar lo que a simple vista parecía la preparación de un almuerzo familiar de un esposo dedicado y su suegra en espera de alguien especial... un momento...
¿Era él esa persona especial? Su corazón volvió a dar señales de existencia cuando lo sintió galopar a toda velocidad y un anhelo de ver niños corriendo por la sala llego a su cabeza como una ráfaga de viento de verano.
-OH! Jungkook! -dijo Jimin asombrado de verlo ahí parado como una estatua sonriente y con las mejillas sonrojadas-
-bienvenido a casa niño Jeon! – saludo Sun con cariño mientras se acercaba a el y le daba ese cálido y acostumbrado abrazo de madre, una que Jeon no tenía pero que ella bien había sabido reemplazar, mientras Jimin reía gracioso por el apodo cariñoso de la mujer -
- Buenas Tardes a ambos! – trataba de sonar serio y con intenciones de no mostrarse afectado, pero aquello no sirvió de mucho cuando fue tomado por sorpresa por los pequeños brazos de su rubio sumiso quien apoyaba su rostro en su frio pecho. Es cierto, afuera estaba nevando, pero en ese momento él sentía que su cuerpo era atrapado por una ola de calor increíble-
-Te fuiste sin despedirte esta mañana, me preocupé cuando no te encontré en la cama – reclamo Jimin como si no se diera cuenta en absoluto que aquella no era su realidad, que esa no era la vida que ambos tenían y que no eran esposos ni mucho menos una pareja real, pero Jeon... él no podía simplemente decir algo porque estaba subsumido al igual que el delgado chico en ese cuento de hadas-
-lo lamento ángel... aun no me acostumbro a tenerte todos los días aquí – todos rieron, incluida Sun que se encontraba terminando el almuerzo con una mirada llena de amor hacía su joven jefe y aquel lindo chico que lograba que esa fría casa se llenara de alegría con su sola presencia –
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