Todos le habían advertido que no aceptara aquella invitación,
un juego peligroso.
Pero Park Jimin siempre fue un chico curioso,
sin importar de cuánto peligro estuviéramos hablando...
o si ese peligro tenía por nombre
Jeon Jungkook.
⚠️🔞
Jimin se encontraba desarmando cajas de la mudanza mientras recorría con la mirada aquella iluminada habitación, luego de haber convencido a su esposo que no modificaran mucho la estructura original de aquella vieja casa que supo ser el hogar de la familia Jeon, y ahora con ventanas pintadas acompañada de una iluminación acorde todo parecía como la primera vez que estuvo ahí... salido de un cuento de hadas.
La chimenea era su parte favorita en la habitación donde se encontraba. Mantuvo aquellos aires vintage en la decoración para que sus recuerdos siguieran vivos ahí.
En un primer momento la idea fue volver a la antigua casa de Jimin pero... después de que Jeon le contara que desde aquella noche que lo vio por ultima vez no había podido dejar de visitar esa casa donde iba a llorar su perdida, decidió vender todas sus propiedades e invertir en la construcción de su nuevo hogar.
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-donde está la valija de color negro que dije que nadie debía tocar? -pregunto el pelinegro molesto mientras bajaba por las escaleras-
El silencio de la casa anunciaba que alguna travesura estaba siendo realizada. Tratando de aligerar sus pasos pars que el parqué no lo delatara fue rumbo a la habitación que tenía una linda puerta color verde agua.
La imagen que obtuvo a penas abrir la puerta hizo que su corazón latiera fuerte y una sensación de calidez y paz se instaló en su pecho.
Ahí estaba la valija negra, totalmente abierta y con todas sus pertenencias tiradas por el suelo.
-no es lo que parece ángel? – la voz de Jeon sonó preocupada-
-esa es mi chaqueta de motociclista? -cuestionó molesto mientras Jeon acomodaba la enorme chaqueta en el delgado y pequeño cuerpo de su preciosa niña de 4 años – creo haber dicho que no debían tocar esa valija! -quería sonar molesto pero ver a Jeon Sum era casi imposible.
-papi Mimi – hablo el pequeño Jeon Jeonsan parado sobre la enorme cama de su hermanita – Papá Jeon dijo que era su chaqueta.
-eso dijo? -Jeon sonrió cómplice – Jeonsan, baja de la cama y quítate ese collar, no es para jugar! -mencionó mientras se acercaba al niño que estaba usando aquel collar de sumiso que Jeon le había obsequiado hacía tanto tiempo que verlo en el cuello de su hijo causo ternura acompañado con nostalgia evidente, luego de sacarlo y guardarlo en su bolsillo trasero escucho a su esposo hablar-
-apenas llegué de la oficina supuse que estaban haciendo alguna travesura porque no los vi corriendo por la sala junto a Bam – comentó el azabache mientras se ponía en pie con su pequeña en brazos- pero no te enojes ángel, por lo menos no han encontrado la valija roja -ambos rieron confidentes al recordar el contenido de aquella -
-a mi nadie me avisó que este par de mellizos iba a ser tan desobediente! -fingió estar enojado mientras salía de la habitación – al parecer no tendremos merienda esta tarde.
