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Después de mi “cita” con Ovidio me vine con mi papá a la casa de Fernanda aprovechando que el iba a hacer negocios con Sergio pues me vine con él para quedarme a dormir con mi amiga. Son las dos de la madrugada y estamos esperando a que pasen los 15 minutos para quitarnos las mascarillas.

—¿Y que te pareció?

—Pues me gustó mucho el color —Respondí pensando que se refería al esmalte.

—¡No Mía!—Me interrumpe.—¿Que te pareció Ovidio?

La pregunta me provoca escalofríos.

—Pues equis, o sea. Está guapillo, su voz es tan ayy pero no sé, equis—No puedo evitar que se me escape una sonrisa traviesita.—y me pareció un gesto muy lindo el llevarme a su rancho.

—Pa' mi que te gustó —Dice picandome las costillas.

—Ay sí—Me le burló en la cara—no digas tonterías, seguramente solo me quiere para sexo—Me tumbo en la gran cama enfundada con colchas de tonos azules.—es decir, los narcos como él están rodeados de mujeres buenotas y yo no soy de su tipo.

Por una razón esas palabras me ponen triste, como si me gustara cosa que no es así.

—Mía Isabella Castañeda Castañeda, cómo te explico... cuando un Guzmán se enamora de una mujer, da todo por ella. Mírame, yo tampoco estoy operada pero Iván me ama y aunque suene poco creíble, el me es fiel—La miro incrédula.—Ya se lo que piensas pero te lo digo porque está comprobado, cuando uno de ellos ama, ama de verdad. Solo déjate llevar y date la oportunidad de conocer a Ovidio.

—¿Será?—Cierro los ojos y me arranco la mascarilla de una sola jalada.

—Siii, y mañana tendrás la oportunidad de conocerlo muuuy bieeen —Me guiña el ojo.

—Querras decir hoy.

•A las 12 del mediodía•

—Nos vemos más tarde.—Me despido de Fernanda y de Sergio.

—Adios mi niña, los esperamos —Salimos del rancho Montes.

En el trayecto nadie habla hasta que...

—¿Cómo te fue?—Pregunta dándome una mirada rápida.

—¿Que?—Me hago tonta.

—Con Ovidio, ni creas que no me enteré que estabas con él en una cita—Me ahogo con mi propia saliva.

—Pues bien, y a todas estas ¿Que haces tú asociado con los hijos del Chapo Guzmán?—Mi pregunta hace suspirar a mi papá.—por que se perfectamente que Sergio y ellos son socios, y tú hiciste un trato con él lo que implica tener relación con los chapitos.

—Su padre es un...socio muy importante para la empresa, y como tú lo sabes está en la cárcel por lo que estaba renovando el trato con sus hijos.—Responde entrando a la privada donde vivimos ahora.

—Si eres su socio...¿Por que te pusiste así cuando me envió todo eso en mi cumpleaños ?

—Porque eres mi niña chiquita —Se estaciona frente a la casa.—no quiero que te pase nada malo, no quiero que un día me marquen y me diga que te encerraron en la cárcel por cómplice.

—Papi... tranquilo, eso no va a pasar —Lo abrazo.—gracias, aprecio mucho tu preocupación pero...

—¿Te gustó?¿Lo viste y se te revolotió la panza?

Un amor clandestino//Ovidio Guzman Donde viven las historias. Descúbrelo ahora