0.7

605 39 9
                                    

El ambiente está muy padre, Ovidio y yo estamos bailando y para serles sincera no creí que fuera tan bueno para bailar algo que no fuera banda. La canción “Criminal” de Natti Natasha y Ozuna comienza a sonar.

—Te la dedico—Le dije en el oído antes de besarlo. Canto la parte más específica que le dedicó—“Como tú no hace, rompe la ley
Tú eres un delito que yo quiero cometer
Si por eso dieran tiempo, perpetuar debieras ver
Para mis problemas que no quiero resolver, no
Tú me encantas, yo no te quiero mentir
Tú, tú eres para mí, no te quiero compartir
Si mala maña, la cosa se nos daña
Tú, no te has ido y mi cuerpo a ti te extraña”

Se ríe y me dice.

—Va a ser mi nueva canción favorita—Nos besamos sin parar de bailar.

Nos detenemos al ver como Fernanda cae en el piso. Me acerco y Aleja junto a Iván tratan de reanimarla pero no obtienen respuesta.

—Hay que llevarla al hospital.—Ordena Ovidio y su hermano la carga.

Siento una punzada en el pecho cuando recuerdo que eso mismo le pasó a Yessica cuando supimos que estaba embarazada...

Eduardo se me acerca preocupado.

—¿Todo bien señorita?—Asiento y veo como Ovidio se tensa.

—Sí, es solo que mi amiga se desmayó y vamos al hospital, eh, no te alejes.

Me subo a la camioneta de mi ratoncito. Llegamos al hospital y gracias al cielo no hay nadie, entramos y de volada la atendieron, esperamos unos minutos en la sala de espera. Mi cabeza está recargada en el hombro del ratoncito.

El doctor sale de la habitación.

—La señorita está bien, solo que tiene que dejar el alcohol desde ya para que el bebé no sufra malformaciones...

—¿Bebé?—La cara de Iván es de miedo puro.

—¿No sabían?

—No.—Negamos todos.

Me despido de mi amiga que se va con su novio muy felices por la noticia. Aleja y Gris se van con Joaquín y Alfredo «Y sus putas» que no se despegaron de ellos y había una pelos de elote que no dejaba de ver a MI RATONCITO pero equis, me daba pena porque cada vez que lo besaba escuchaba como se le rompía el corazón de plástico que tiene y me daba una satisfacción que ni se imaginan.

—¿La llevo a su casa o se va con el mechudo ese?—Mira con enojo hacia la camioneta donde Eduardo se encuentra.

—Deja los celos y llévame tú.—Me sonríe dándome un beso.

—Mira quién habla de celos, la que estaba bien celosa cuando la del jalesillo de Alfredo se me quedaba viendo.

—Es diferente —Nos subimos al carro.—Porque Eduardo trabaja para mi papá cuidándome a mí, y esa pelos de elote trabaja vendiendo el culo, aunque estén casados o con novia.

—Usted no sé preocupe mi chula, que no hay nadie que pueda domar a este corazón más que usted, ni siquiera un culo barato como el de ella.—Me da una mirada rápida en lo que maneja con la mano izquierda ya que la derecha la tiene sobre mi muslo.

Llegamos a mi casa y lo invito a pasar, lo guío a mi habitación donde por fin pasará lo que he querido desde aquella vez. Me lo como a besos dejándole claro que quiero que pasar esta noche con él.

Nos desnudamos sin dejar de besarnos hasta que se acuesta y yo quedo sobre él. Besos húmedos voy dejando por su cuello y pecho hasta llegar a su miembro para comenzar a chuparlo y masturbandolo con mis manos, sus jadeos me dejan saber que le gusta hasta que siento como su semen sale y lo trago todo.

Me limpio la comisura del labio para después darle un beso y cambiar de lugares. Ahora él está dándome placer con su lengua y sus dedos a la vez haciéndome explotar. Sube dejando besos por todo mi abdomen, pechos y cuello hasta llegar a mi boca. Me mira fijamente con esos hermosos ojos oscuros que me vuelven loca.

—Hoy vamos a tocar las estrellas juntos—Me besa entrando a mí con embestidas ricas que me hacen gemir en su oído.

Entierro mis uñas en su espalda arañandola cuando la velocidad y la fuerza aumentan. No me molesta ni asusta porque así me gusta, sus manos aprietan mis glúteos y una que otra nalgada resuena en la habitación. Su boca chupa mis pechos dándome aún más placer, y a pesar de eso siento como me trata con cariño y amor, cómo siempre.

Vuelvo a tomar las riendas antes de que acabemos quedando sobre él. Hago movimientos circulares y algunos brincos dejando que Ovidio acaricie cada parte de mí diciendo lo hermosa y perfecta que soy y que no hay nadie que se me asemeje.

Ambos llegamos a nuestro punto máximo de placer y nos corremos. Lo beso con cariño y me dejó caer a su lado, pongo la cabeza en su pecho y él me abraza. Escucho sus latidos que me ponen tan feliz de pensar que su pecho late así por mí.

Cuando era novia de Carlos y teníamos sexo era algo totalmente diferente, se sentía como cojer por cojer. En cambio con Ovidio se sintió como algo maravilloso y único, tal vez me digan exagerada o cursi pero creo que he hecho el amor con Ovidio y no fue lento como la gente lo plantea. Hubo nalgadas, besos salvajes, embestidas fuertes y rápidas pero también caricias y palabras bonitas del uno para el otro.

Nos volvemos a besar quedandonos dormidos abrazados.


Ovidio Guzmán

En la madrugada viví uno de los mejores momentos de mi vida, me acosté con la chula pero se sintió tan diferente que no me cabe duda de que estoy enamorado de ella.

Estamos acostados viendo películas en su casa, pedimos comida ya que la chula no tenia ganas de cocinar y yo no cocino sin supervisión de alguien porque siempre termino quemando algo. Sus padres no han llegado y por lo que me contó tienen problemas, yo solo me limito a darle cariño porque no se que más hacer.

—¿Y ahora que?—Llamo su atención.

—¿De que?

—¿Pues que somos?—Me decido a preguntar.

—Pues no sé, no me has pedido que sea tu novia.—Se hace la indignada sacándome una sonrisa al darme cuenta que logré mi meta de enamorarla lo que me hace crear otra.

«Vivir el resto de mi vida a su lado feliz»

—'Ta bueno pues chula, le voy a preparar algo bien chingón que ni te van a dar ganas de decirme que no—Junto nuestros labios y con las manos recorro su hermoso cuerpo.

Estamos a punto de volverlo a hacer cuando mi celular suena y es el Nini.

»—¿Que paso nini?—Le pregunto cerrando los ojos cuando Mía se pone traviesa y comienza a masturbarme mientras me besa el cuello dejándome marcas como yo lo hice ayer.—Habla rápido que estoy en algo muy importante.

Ya sé dónde tienen a sus hijas.—Abro los ojos.

—¿Que?¿Dónde están?—Mía se aparta confundida.

—¿Que pasa?—Me pregunta preocupada.

—En un barrio pésimo de San Lucas.—Me levanto y me cambio.—Creo que tiene que intervenir porque en cualquier momento les puede pasar algo a sus hijas y a su esposa.

Ya voy para el rancho.—Cuelgo y me acerco a la chula.—Lo siento mi chula, tengo algo muy importante que hacer—La beso.

Un amor clandestino//Ovidio Guzman Donde viven las historias. Descúbrelo ahora