1.8

418 38 2
                                    

Mía Vega

—No tengo ganas de hablar con él.

—¿Porque?—Preguntó Grecia dejando una canasta con cositas para mí bebé en mi vanity.

—Porque es un idiota, adivina quién no estuvo en el nacimiento de su hijo por estar revolcándose con una zorra cualquiera.—Grecia me mira sin creer lo que le acabo de decir.

—¿Ovidio?

—Sí, y todavía tuvo el descaro de visitarnos oliendo a perfume barato, con marcas y con labial en todas partes.

—No te lo puedo creer, si Ovidio siempre me ha dicho que te ama y que no puede estar sin ti.

—Pues que mucho me ama que no estuvo en el momento en que más lo necesite. Si no hubiera sido por Oscar habría estado sola.

Grecia se me acerca dándome un abrazo fuerte, de eso que te dan tranquilidad y calidez. Seguimos platicando hasta que Pamela le dice que tienen que irse.

—Nos vemos Isa.

—Adios Grecia —La abrazo.

Ovidio llega con un gran ramo de rosas, ni siquiera fue necesario voltear ya que el olor de su perfume y de las rosas «Mis dos olores favoritos »llegan hasta mi nariz. Me toma del brazo y me gira para que quede viendolo a los ojos.

—Te voy a dar un abrazo y te vas a dejar.

Suelto un suspiro al sentir sus brazos rodearme por la cintura, su cara la esconde en mi cuello y su respiración me hace cosquillas.

»—Perdóname, no sé que me pasó.

Me muerdo el labio porque sabe por dónde llegarme para que lo perdone.

Santi está en mi habitación dormido—Me alejo para tener control de mí.

—Dame unos besos en lo que se despierta nuestro bebé —Me alza sentándome sobre la isla de la cocina.

Esto me trae recuerdos.

«La fiesta de Fernanda»

No pongo resistencia cuando me besa, «Gran error» ese simple beso que empezó siendo uno lindo y tranquilo se está volviendo en uno ansioso, lleno de deseo mostrando las ganas que nos teníamos.

Meses sin tenerlo así, comiéndome con sus labios.

—Perdon pero no puedo tener sexo hasta después de dos semanas.—Lo alejo—Pero tú sí, ve y acuéstate con la mugrosa esa que canta más feo que un perro.

—Tan bien que íbamos—Camina atrás de mí.

Subo las escaleras al escuchar el llanto de Santiago .

»—Deme una oportunidad.—Pide tomándome de la mano.

—Dime que fue lo que pasó y como.—Suspira.—Es lo único que te pido y si quieres recuperar el año que llevamos juntos dime.

Ovidio Guzmán

Su petición me pone nervioso y pues ni modo le tengo que contar.

—Pues cuando fui a visitar a Grecia pies estaban todos los plebes se hizo una pedota y al Mateo se le ocurrió traer a los músicos y llegó la está mujer me empede machín y la neta no sé cómo terminé en el departamento de ella hasta que el Iván me me dió un puñetazo y me dió la noticia fue cuando aterricé y me di cuenta de lo que había hecho.

—Mm, te perdonaré solo porque fue un desliz pero va a ser el primero y el último.—La abrazo por la espalda.

Carga a Santiaguito en los brazos para calmarlo todo normal hasta que se saca su teta derecha para amamantarlo.

No saben la envidia que estoy sintiendo al ver cómo mi hijo se come los pechos de Mía los cuales crecieron con el embarazo.

—Te juro que te voy a hacer la mujer más feliz del mundo—Le doy un beso.






—Nota autora—

Poquis corto pero espero les guste.

(No sé emocionen tanto)

Un amor clandestino//Ovidio Guzman Donde viven las historias. Descúbrelo ahora