12

1.1K 154 3
                                    

Jungkook

Él conoce el código. Podría haberse ido en cualquier momento. Aquí estaba yo pensando que lo tenía encerrado y completamente seguro, pero ese no es el caso en absoluto. Si no puedo protegerlo, ¿Qué estoy haciendo? No lo merezco, si no puedo mantenerlo a salvo.

—Venga. Ya te estás congelando. —Lo llevo de regreso a mi habitación y lo pongo en la cama, luego lo envuelvo con mi manta firmemente alrededor de él.

—¿Qué estás… —Su barbilla tiembla, y me doy cuenta de que hay lágrimas en sus ojos.

—¿Qué pasa? ¿Estás herido? —Me arrodillo frente a él y miro hacia arriba. —¿Qué pasa, Ojos Bonitos?

—¿Por qué parecías tan... enojado? ¿Estás enojado porque conocía el código?

—No. —Parpadeo, sorprendido de que pensara que estaba enojado.

—Simplemente me agarraste y me arrastraste de vuelta aquí como si estuvieras lívido, así que yo...

—No. —Presiono mi palma contra su mejilla. —¿Enojado contigo? De ninguna manera

—Entonces, ¿Qué está pasando?

No puedo soportar que Yoongi se moleste así, especialmente cuando yo soy la razón. Maldita sea, estoy arruinando todo desde el principio. Respiro profundamente para conectarme a tierra.

—Estaba asustado. —Lo admito. Sus cejas se disparan.

—¿Tú?

—Si. —Sonrío a mi pesar. —¿Es tan difícil de creer?

Él asiente lentamente. —Absolutamente.

Me acerco más y lo tomo en mis brazos. —Admito que el miedo nunca ha significado mucho para mí. Pero ahora que estás aquí, todo es diferente. Tengo esto… —Ni siquiera sé cómo explicarlo sin sonar como una especie de cavernícola. —Necesito protegerte. Y tal vez sea exagerado, pero me asusté cuando me di cuenta de que podrías haberle abierto la puerta a cualquiera. O incluso abrir para… salir. —Dios, me duele incluso pensar en él alejándose de mí.

—¿Por eso estabas enojado? ¿Tenías miedo de que me fuera? —Suspira y pasa sus dedos por mi cabello. —Pensé, no sé, noté lo extraño que es que pueda recordar el código después de verlo solo una vez. —Deslizo mis manos debajo de él y agarro su trasero a través de la manta.

—Eso es raro. Pero una buena especie de rareza. ¿Memoria fotográfica?

—Si. ¿Has oído hablar de ello? —Cuando parece aliviado, finalmente puedo respirar de nuevo.

—Solo de pasada. Algunos de los muchachos en mi línea de trabajo tienen el mismo talento, entre otras cosas, y lo aprovechan al máximo.

—¿Si? ¿Cómo en qué?

—De la misma manera que lo hiciste, Ojos Bonitos. Obtienen un vistazo a un código o un mensaje secreto, y luego lo tienen para siempre. Es poderoso. —Lo acomodó de nuevo en la cama y abro mi manta como si fuera un regalo. Porque Yoongi lo es.

—Te escapaste de aquí sin decirme nada. —Bajo mis labios a su garganta y lo muerdo con mis dientes. —Solo te fuiste. Podrías haber estado cayendo en una trampa o con un enemigo mío. —Agarro sus muñecas y las inmovilizo en la cama. —Prométeme que nunca volverás a hacer eso.

Mueve sus caderas contra mí, sus piernas se abren para darme la bienvenida más cerca. —¿Prometer nunca huir de ti?

—Eres lo que quiero. Nada más. Sólo esto. —Le levanto la camiseta y pongo la boca alrededor de uno de sus pezones.

Él gime y se arquea. —Jungkook. —Jadea. —No puedo ... no puedo quedarme aquí... para siempre. Seokjin tiene espectáculos y...

—Iré a donde tú vayas. Los dos, siempre juntos. Te seguiré a cualquier pozo de la cultura pop que quieras, siempre que estés a mi lado. —No puedo creer que esté ofreciendo esto, pero no puedo evitarlo. Si su trabajo es importante para él, también lo es para mí.

Yoongi se ríe y jadea de nuevo cuando tomo su otro pezón duro. —¿Qué tal un espectáculo de Britney Spears en Las Vegas?

Gimo pero no dejo de chupar su pecho perfecto.

—¿Jonas Brothers? —Él bromea. —¿Bieber?

Lo muerdo un poco más fuerte y le saco un gemido. —No me provoques

—¿Y si lo hago, hombre de la montaña? —Su voz es un ronroneo sexy que me desarma a nivel celular. Él no está solo debajo de mi piel; él es dueño de mi piel. Beso el valle de su pecho hasta su garganta, y él mece las caderas, buscando ese tipo especial de fricción que solo yo puedo darle.

—¿Me necesitas, Ojos Bonitos? ¿Me quieres en ese estrecho coño? Dime

—Sí. —Dice con voz ronca. —Te deseo. Todo de ti.

Yoongi no tiene que decir más. Nunca le negaré una maldita cosa. Metiéndose entre nosotros, busca en mis pantalones. Los levanto y los desabrocho, luego los tiro junto con mis bóxers hasta las rodillas. Necesito estar dentro de él, sentir esa conexión, así que no me molesto en deshacerme de ellos por completo.

Me acomodo entre sus muslos y paso la cabeza de mi polla a lo largo de su resbaladizo coño. Y cuando me sumerjo dentro, gimo cuando Yoongi clava sus uñas en mis hombros. —Nunca renunciaré a esto,Ojos Bonitos. Nunca te dejare ir. —Empujo con fuerza, castigándolo mientras él gime y se extiende lo más que puede, tomando cada golpe lo que le doy.

—No correré. —Respira mientras muerdo su pezón. —Nunca volveré a huir de ti.

Me agacho y aprieto su trasero mientras golpeo dentro de él, sintiendo cada pedacito de su dulce piel mientras lo hago mío, una y otra vez. —Prométemelo, Ojos Bonitos. Prométeme que eres mío.

—Lo prometo. —Él trabaja conmigo, nuestro ritmo rápido y profundo. —Tuyo, Jungkook.

Joder, suena tan bien viniendo de él. Mi polla se endurece aún más cuando me hincho profundamente. Cuando empujo mi mano entre nosotros y acaricio su clítoris, se tensa y llega a su orgasmo casi al instante. Lo sigo hacia abajo, mi polla pateando dentro de él, dándole mi semilla mientras le doy mi amor eterno.

Caemos en un montón de respiración pesada y sudor, la manta hecha a un lado mientras nos acostamos juntos, mi polla todavía dentro de Yoongi mientras recuperamos el aliento.

—¿Por qué te sientes tan bien? —Susurra, el asombro cubriendo sus palabras.

—Porque te pertenezco, Yoongi. Fui hecho para ti. —Beso su frente, luego su boca. Una caricia pausada de nuestras lenguas que logra avivar el fuego en mi interior hasta quedar a media asta. Él es cálido y flexible debajo de mí, su lengua aventurera y deseosa.

No puedo tener suficiente. Nunca lo haré. Empujo un poco, mi polla casi lista, y ahí es cuando suena una alarma perimetral.

snow 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora