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Ya estabas en la villa, con tu canasta de perlas lista para venderlas a un buen precio, claro que había un problema, que nadie querían comprarlas al precio real causándote un mal dia, que el color no era el adecuado, que su tamaño no era el correcto, que parecían ser falsificaciones, excusas, excusas y más excusas te daban, ya veías porque tu difunto padre era el que se encargaba de venderlas y no tu madre, los vendedores y joyerías son muy tramposos para conseguir sus productos al menor de los costos posibles, eso solo te causo que suspiraras algo deprimida mirando la canasta con telas que envolvían las joyas del mar, tenias que venderlas al menor precio y no al adecuado eso te meteria en problemas, ya que habías hecho cuenta y si no tenías el dinero necesario, tendrías que elegir en comprar la madera o la comida para este mes.
No había opción así que con la tristeza del mundo vendiste las joyas a un precio pero extremadamente menor al adecuado y con eso solo compraste algo de comida para el mes y las pocas monedas que sobraron te las guardaste en el bolsillo, tenías que admitirlo, querías llorar porque sabías el precio de tu trabajo, de las perlas, del tiempo que te costo cultivarlas ya que tu padre siempre te enseñó, sentías que tu padre estaría decepcionado de ti por venderlas tan barato, esa imagen te empezó a estrujar tu corazón, ahora las gotas que caían como perlas de tus ojos recorren tus mejillas.
- Secuaz! Secuaz! si me compraste mis sardinas? - escuchaste a la distancia y grimm se acercó a ti contento, felicidad que se fue cuando te vio - ¿que paso mi secuaz? ¿porque lloras? - dijo mientras se acercó a tus piernas y puso sus patitas en estas, tú intentaste aguantar las lagrimas y sonreir.
-nada nada, s. si, aqui te traigo tus sardinas, anda, anda tenemos que guardar la comida- dijiste secándote las lagrimas mientras seguias caminando hasta la cabaña, para dejar las cosas, Grimm no te presiono, pero sentía tu tristeza y cuando te sentaste subió a tu regazo, dejando que lo acariciaras para calmar tu corazón, No querías hablar, no tenias ganas... después de todo ya en tu corazón sentías que eres la causante que el negocio de tu familia se fuera a la quiebra, si tal vez fueras más astuta con los negociantes y las joyerías podrías evitarlo, mantener el legado de tu madre y padre, pero eras una tonta que apenas comprendías sobre esto.
Solo esperaste a la noche cuando Grimm dormía para soltar las tristezas de tu corazón, sentándote en la arena fría, dejaste el agua del mar llegara a tus pies donde empezaste a llorar, las perlas de tus ojos llegaron al mar, lugar donde tus seres queridos yacían, ¿que hubiera pasado si los recuerdos de tu vida pasada hubieran llegado antes? ¿habrías evitado la muerte de tu mamá y papá? esa idea que querías evitar solo causó más tu dolor... dolor que un par de ojos azulados miraba desde las aguas del mar.
