Años en los que Susan cuidó a su padre enfermo.
Susan conversa en el jardín Muy divertida con Karen sobre ese baile del viernes mientras recorta rosas para decorar la mesa del recibidor. En la mañana no cambió las flores pues se desveló un poco. Su padre no se sentía bien y estuvo atendiendolo , aunque él insistió en que fuera a dormir. Su padre fué a revisarse y aún no llega.
—Espero madame Lily tenga listo mi vestido para el viernes temprano, así podré probarlo sin presiones—dice Karen con la cesta de rosas en sus manos.
—No seas melindrosa Karen, te has probado el vestido ciento de veces, la pobre señora Lily ha de estar cansada de ver tu cara cada tarde. Estoy segura que no hará falta otra prueba.
—Entiéndeme por favor Susan, no siempre va míster Reece a un baile, sus constantes negocios lo mantienen alejado de Bristol muchos meses, ya sabes que es muy joven y como es viudo tendrá las cualidades óptimas para ser el marido ideal—Susan suelta una risilla.
—¿ Por qué te estás riendo?—pregunta ella en pose digna.
—Ya te pareces a la tía Augusta, “cualidades óptimas”—dice Susan. Ambas sueltan a reír divertidas cuando él carruaje de su padre estaciona en frente. Ambas corren como niñas emocionadas al encuentro de su padre. Este se baja del carruaje , lleva su bastón , entonces se detiene al verlas correr hasta él. Al verlas venir un nudo se hace en su garganta pero aún así esboza una sonrisa cariñosa. ¡Cómo ama a sus chiquillas!, desde que Laura murió ellas se convirtieron en todo su mundo. Se entregó por completo a sus cuidados. A que no sufrieran tanto la ausencia de su madre. Y cree que lo ha conseguido. Ambas son muy felices. Pero ahora no sabe cómo darles esta noticia. Extiende sus brazos de cada lado soltando el bastón sobre la banqueta que está a su lado y ellas se tumban sobre él en un abrazo fuerte y grande.
—Oh mis pequeñas gatitas traviesas, un día de estos me harán caer al piso. Ya no tengo las fuerzas de antes—Ambas ríen traviesas mientras besan sus mejillas. Entonces caminan al interior de la casa junto con él, Jack se sienta en su sillón favorito mientras Karen quita sus zapatos y Susan corre por un café. Aún está caliente como le gusta a su padre. Él sonríe amplio ante sus habituales atenciones, aprendieron muchas cosas de Laura y una de ellas fue su carácter servicial. Son unas hijas agradecidas y muy amorosas. Las ama con todo su ser.
—Le decía a Karen que madame Lily debe estar fastidiada de tanto ver su cara y que….—En ese momento Jack comienza a toser. Tose muchas veces, tanto que se ahoga y Susan corre por un vaso con agua. Él lo toma con un temblor en sus manos y entonces él terror se dibuja en las caras de las jóvenes cuando ven que su padre ha escupido sangre. Susan y Karen se miran aterradas , el semblante de Karen se torna afectado tanto que está a punto de llorar y él de Susan es muy acongojado.
—Papá … ¿ que te dijo el doctor?—pregunta Susan aterrada. Él limpia su boca con su pañuelo.
—Tomen asiento mis niñas—dice y ambas se sientan como si estuvieran a punto de recibir la peor de las noticias. Jack sonríe y luego suspira. Ellas están atentas. Entonces Karen se levanta y lo abraza llorosa.
—No nos dejes papá, por favor—Comienza a llorar sobre su cabeza. Él vuelve a suspirar y aprieta la mano de su hija menor. La suya está fría.
—No estoy bien mis hijas, Simons dice que mi mal está avanzado y hay poco que hacer—dice y respira hondo.
—El doctor Simons tiene que estar equivocado papá. Por favor no le creas, tú no estás tan mal. No lo estás —dice Susan con voz afectada mientras Karen ya ha roto en llanto.
—Si lo estoy Susy, y… hace mucho que estoy chequeándome, cada médico qué veo asegura lo mismo. Además, he intentado ocultar de ustedes mis problemas de salud para no preocuparlas, pero ya , ya estoy cansado de hacerlo. Son grandes, tienen diecinueve y veinte, son fuertes—Entonces ambas comienzan a llorar sobre su regazo. No quieren separase de su lado ni por un instante, se sienten tristes, como cuando supieron que su madre moriría y justo un año después sucedió lo temido. La vieron consumirse en una cama luego de haber sido una mujer tan hermosa y fuerte. Parecía solo un saco de huesos cuando murió y ellas están aterradas de volver a vivir un dolor tan terrible como aquel.
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A mi amada Mary.
Romancela señorita Susán Amelia Athens ha decidido separarse de su hermana Karen con quien vivía desde la muerte de su padre, de quien heredó una cuantiosa herencia, decidida a escapar de las mirillas y comidillas de todos, pues a sus escasos 28 años s...