Si. El arrepentimiento era un sentimiento poderoso que carcomía el alma y los huesos tan inminente como el peso de su conciencia sobre él.
Pero es que simplemente no pudo detenerse. Era como si su voluntad se volviera añicos apenas el alfa deslizaba sus dedos largos sobre su piel lechosa con tanta suavidad que lo derretía como mantequilla; lentamente, tortuosamente.
Y es que no lograba explicarse como el alfa parecía encontrar los botones correctos para encender su cuerpo en llamas, como un incendio que potencialmente podria destruir toda una ciudad, un incendio que era imposible detener si no tenía sus labios sobre él, besando cada partícula de su piel.
Y a pesar de que una voz pequeñita en el fondo de su mente le gritaba con fiereza que eso estaba mal, contrario a lo que creía, ni él ni su lobo querían detenerse.
Quizá fue por ello que terminó cediendo ante las caricias, quizá fue por ello que con desespero condujo al mayor dentro de su auto, con las luces bajas iluminándoles y le besó hasta que los labios le dolieron.
O tal vez fue el deseo por ser tocado tan intensamente que no pudo negarse a viajar hasta el departamento de Yoongi, porque cuando apenas cruzaron la puerta de caoba cuando el código fue ingresado, Yoongi le empujó contra la pared contigua, solo para devorar su boca con vehemencia y él le aceptó, enredando sus dedos en su cabellera rubia sin chistar.
Nunca le había pasado antes, pues su lobo, de carácter reacio, era demasiado territorial y dominante, muy fuera de lo común saliendo del estereotipo de omega, pero con Yoongi, todo era distinto.
Era como si su omega hubiera bajado la guardia, porque no existía ni un atisbo de oposición, porque sencillamente se encontraba a merced del alfa.
Soltó un jadeo pesado, cuando Yoongi paseo su lengua delineando su cuello, pasando por su manzana de Adán, encontrando los puntos más sensibles de su cuerpo, como si lo conociera de toda la vida.
Y lo sintió. Fue tan latente que incluso pensó que podía tocarlo con sus dedos. Sus aromas mezclándose en perfecta sincronía, encajando como piezas perfectas de un rompecabezas, enredándose como si hubiesen sido creados solo para estar juntos.
El mayor guió sus dígitos debajo de la playera del omega, encontrándose con su pequeña cintura y presionó con fuerza en la zona como si deseara dejar las marcas de sus dedos en el lugar.
—Jimin — murmuró Yoongi, conteniendo un suspiro, con la pura necesidad de decir su nombre, porque inclusive, podía aseverar que le sabía tan dulce como su boca.
Jimin solo pudo atinar a buscar los belfos ajenos y enredar sus lenguas en un beso tórrido.
Y sonrió, joder que lo hizó, guardando el secreto entre sus labios, removiendo hasta el más pequeño de sus átomos cobrando vida.
—Alfa, te necesito — le llamó, con la voz quebrada, perdido en como Yoongi rozaba ligeramente sus colmillos en la curva entre su cuello y su hombro.
—¿Donde me necesitas amor?
—En todas partes, necesito tu boca sobre mi— respondió, sacándose de encima la playera, dejando descubierto su torso, permitiendo que Yoongi se deleitara con la vista frente a él, descubriendo un bonito tatuaje de una constelación en su hombro y otro más en sus costillas, lo que parecía ser el título de una canción, pero lo que más llamó su atención fue el pequeño arete tintineante en su ombligo.
Tuvo que tragar saliva para no lanzarse sobre él, porque lo único que anhelaba era pasear su lengua sobre cada nuevo hallazgo.
Pero Jimin no ayudaba mucho, pues sus feromonas inundaban el aire, envolviéndole, nublando el resto de sus sentidos, como si quisiera que toda su atención solo estuviera puesta sobre él.
—Bésame alfa, bésame ya— refunfuñó el omega al no recibir lo que pedía, buscando a tientas el borde de la playera del alfa.
Tal vez fue el tono, o la necesidad palpable en la única palabra que soltó el omega que hizó que Yoongi buscara sus ojos, aquellos orbes almendra que tanto le gustaban, pero solo encontró un azul profundo, tan profundo como el mismo océano, mirándole de vuelta.
Su lobo había tomando el control.
Rápidamente la realización de lo que pasaba lo trajo de regreso a la realidad, percatándose rápidamente de una sola cosa.
—Jimin— lle llamó, sujetando su barbilla entre su pulgar e índice, delineando tenuemente su labio inferior que se encontraba rojo como la cereza— estas en celo, ¿verdad, cariño?
El omega ladeo la cabeza y sonrió como un niño atrapado en medio su travesura, tan sensual, tan tentador, tan atractivo que Yoongi se sintió acorralado al borde de un precipicio.
Y mierda que quería saltar.
—Si
—Jimin, yo...
—Entonces...— inquirió de pronto el menor, interrumpiendo el hilo de sus pensamientos, llevando sus dedos justo en el borde del pantalón del alfa, jugando con su escasa cordura.
—Ji...
—¿Me vas a follar o no?
—Me vas a volver loco— dijo, tomando al menor por los muslos para cargarlo directo a su habitación.
Holaaa, espero que la historia les esté gustando. Probablemente piensen que Yoongi fue un tonto por dejar pasar esa oportunidad, pero créanme que no jaja, él es una persona que respeta muchísimo a Jimin, pero ya entenderán su forma de ver el mundo un poquito más adelante.Como sabrán, la estoy publicando acá como un respaldo, si quieren leerla completa (hasta donde está ahora) pueden encontrarla en twitter o bien, pueden ayudarme a votar y comentar aquí y actualizo más rápido.
De nuevo espero que la lectura sea de su agrado, muchas gracias por leer.
Los tqm mis pitolovelys.
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El Otro Papá | Yoonmin |
FanfictionUn padre soltero que odia a los alfas. Un reconocido Dj que se enamoró a primera vista de un hermoso chico en una fiesta. ¿Qué podría salir mal? -¡Yo puedo ser el otro papá! YoonMin M-preg Omegaverse Family found