Corazón roto

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Era prácticamente imposible calmar sus nervios. Su corazón a todo galope, impactaba contra sus costillas en un rítmico baile sin cesar al compás de su respiración ofegante. No quería demostrar su preocupación, pero su ceño fruncido y su aroma agrio lo delataban, y es que no podía dejar de pensar que, él era el culpable de toda la situación, a final de cuentas el accidente sucedió en su casa mientras el mayor le hacía el favor de cuidar a su pequeño, por lo que, no podía evitar pensar una y otra vez en que la situación pudo haberse evitado si él hubiese estado en casa en su lugar.

Apenas subieron al auto del alfa, este no dudo en tomar su mano suavemente y acariciar con su pulgar su dorso, como si supiera que necesitaba su tacto para no romperse en pedacitos. Jimin no era de aquellos a quienes lo afectaban severamente ese tipo de escenarios pero, cuando se trataba de su hijo, era fácil para él caer rendido, así que, agradeció internamente el dulce gesto, llevando sus manos juntas hasta su regazo mientras dejaba caer su cabeza en el hombro del mayor.

Ya no tenía miedo de admitirlo, pues era toda su verdad, pues de cualquier forma, era irremediablemente evidente, pues Yoongi, con su bonita sonrisa y sus ojos severos, se convirtió con suma facilidad en su cable a tierra.

—Tranquilo mi lobito— dijo el mayor, cuando echó a andar el auto— ellos están bien.

—Lo sé, lo sé, pero no puedo evitar sentirme así, lo siento, seguro mi aroma está mareándote — apuntó, desviando su vista hacia la ventana, con la intención de bajar el cristal.

—¿Qué?, no, por supuesto que no. Solo quiero que te sientas mejor, es todo.

—Alfa, me estás consintiendo demasiado— respondió recargándose de nuevo en el mayor.

Yoongi sonrió inevitablemente, totalmente hechizado por el omega, adorándolo tanto.

—Tal vez— afirmó, ingresando al estacionamiento del hospital.

El viaje al hospital universitario fue corto, pues no se encontraba lejos de la empresa, al estar en una zona céntrica y de acceso sencillo, solo fueron necesarios escasos cinco minutos para que llegaran, aunado al hecho de la falta de tráfico, al...

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El viaje al hospital universitario fue corto, pues no se encontraba lejos de la empresa, al estar en una zona céntrica y de acceso sencillo, solo fueron necesarios escasos cinco minutos para que llegaran, aunado al hecho de la falta de tráfico, algo ciertamente atípico a esa hora en Seúl. Muy al contrario de lo que imaginaron, el blanco y pulcro patíbulo estaba poco congestionado, apenas un par de omegas en estado y unos alfas alborotados atendiendo cada una de sus peticiones, así que, no dudo en ir hasta la recepción a pasos apresurados pidiendo informes de inmediato sobre el beta y su pequeño cachorro, la delgada pelirroja detrás del escritorio asintió sorprendida por la repentina presencia de un omega claramente alterado y comenzó a indagar en su monitor en busca del paciente. No pasaron ni dos minutos, cuando otra chica, de aspecto similar con un uniforme burdeo apareció en el pasillo llamando por el nombre del beta, de manera que, se apresuraron a acercarse a ella alegando ser familiares suyos.

La chica solo elevó las cejas y les condujo amablemente por los pasillos blancos del hospital, hasta el área de recuperación, donde afortunadamente se encontraban los pacientes que no estaban graves. Pasaron entre algunas sillas y olor a desinfectante hasta que por fin dieron con el nombre de su amigo.

El Otro Papá  | Yoonmin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora