El Otro Papá | Yoonmin |

Honestidad

Su molestia era palpable, tanto que estaba seguro que podía tocarla con sus dedos. Era incómodo, porque la fría mirada del omega no hacía más que juzgarlo, como si pudiera descifrar todos sus pecados, de esa vida y las pasadas. Trago saliva, visiblemente nervioso, ajustando de vez en cuando su ropa, como una única estrategia para distraer su mente, pues el juicio que emitían los orbes castaños, le permitían ver claramente el yugo de su castigo divino en el infierno. No sabía exactamente porque el omega estaba tan enojado, pero prefirió guardar su distancia, porque está seguro que si se acercaba un solo paso, este se le lanzaría contra el cuello para acabar con él.

El aire era pesado, cargado de ese tinte agrio que solo un estado "a la defensiva" podía provocar, pero aparentemente solo lo afectaba a él, pues el otro alfa sonreía refulgente de dicha mientras tomaba al pequeño cachorro en brazos como si fuera el jodido día más feliz de su vida, pues apenas Jimin cruzó el umbral de la puerta todo su humor cambió drásticamente, centrando únicamente su atención al omega y su hijo.

—Tal vez debería irme— se atrevió a decir luego de un rato, pues la incomodidad de ser la tercera rueda le estaba cobrando factura.

—¿Qué? ¿Por qué? Dijimos que hoy trabajaríamos en tu canción — repuso el alfa mayor, balanceando al pequeño, mirándolo con confusión en el rostro.

—Lo se,  lo se— dijo sacudiendo su cabello azabache— pero no creo que este sea el mejor momento— añadió rascando su ceja cerca de la perforación, viendo de reojo al omega detrás de Yoongi.

—Que va— respondió el alfa mayor, sabiendo de antemano que los gestos del menor lo delataban, caminando directo a su amigo para palmear su hombro con su mano libre para calmarlo— de hecho quiero mostrarte un demo en el que estoy trabajando para ti.

Jungkook pareció meditarlo por unos segundos que se le antojaron eternos, y después asintió no muy satisfecho pues, la inquietud le seguía de cerca como su sombra, una sensación que no lograba quitarse de encima por mucho que lo intentara. Y es que solo era necesario dar un ligero vistazo para encontrarse con la antipática mirada del omega, tan potente que se sentía reducido a simples migajas.

Suspiró pesado, estirando sus extremidades buscando relajar la tensión que los mantenía engarrotados hasta sentir el singular alivio tras un chasquido, siguiendo con la vista el deslizar del mouse con rapidez sobre el escritorio mientras el mayor buscaba el archivo que antes le había mencionado con su mano libre.

No quería admitirlo, no realmente, pero estaba un poco celoso de Yoongi. Era un sentimiento extraño que crecía desmesuradamente cada vez que lo veía, como hierba en suelo fértil y se enraizaba hasta lo más profundo, como si supiera que lo quería arrancar de raíz. Si bien no entendía del todo la dinámica de Yoongi con el omega y su cachorro, ciertamente tenían algo, y su relación cualquiera fuera, era bastante profunda como para distinguir el fondo. Existía cierto brillo en los ojos de Yoongi, imposible de ignorar, su felicidad tintineante y la calidez de sus palabras. Todo lo delataba. Incluso Jimin, a quien realmente no conocía mucho, sabía que no era necesario indagar demasiado, simplemente con prestar atención a sus movimientos era suficiente, como si no estuviera interesado en lo más mínimo a cruzar la frontera de otros cuerpos, desplazándose en total sincronía con el alfa, como si fueran el reflejo el uno del otro.

Y muy al pesar de su lobo, él también quería lo mismo.

Un poco agobiado con la realidad golpeándole en la cara como una tonelada de cemento, se disculpó y salió a trompicones de la habitación, estirando el cuello de su camisa, con la sensación de ahogamiento trepando por su garganta.

Frustrado volvió a suspirar, dirigiéndose a la cocina en busca de cualquier cosa con que deshacer el nudo que le impedía respirar correctamente.

Se paró frente al frigorífico y abrió una de sus puertas, dispuesto a encontrar una cerveza o alguna bebida alcohólica que lo ayudaran a mantener la cordura al seguir dentro de la burbuja de aquel par, pero grande fue su sorpresa cuando encontró que todas sus cervezas habían desaparecido sin dejar ningún rastro, siendo reemplazadas por jugos en forma de osito y papillas.