Había empezado a llover, lo cual era bastante ilógico por el clima cálido que había sido formado hace unas cuantas horas, de todas maneras, cerraba un portafolio lleno de hojas importantes y arreglaba la corbata estrujándola hasta su camisa bien planchada. Amaba el orden y la fragancia de su desodorante masculino, había terminado su trabajo para cuando se despedía del poco personal del lugar.
-Buenas noches a todos- su gesto fue correspondido, caminó formalmente hasta la puerta de entrada por su paraguas que estaba colgado cerca a la recepción, la lluvia comenzaba a sonar tan fuerte como si pronto fuera granizo.
-¿Y ese cambio de temperatura tan abrupto?- preguntaba una de sus compañeras en la abogacía sosteniendo su propio maletín -Algo loco, eh, nos vemos mañana.
Sonrió con tacto yéndose hacía la manilla de la puerta grande, claro que antes preparó su paraguas oscuro, con fuerza abrió aquella saliendo con cuidado aún con el aire fluyendo a través de sus mechas oscuras hacía atrás. Detuvo su paso lento escuchando su nombre que estremeció su cintura baja de inmediato -Staxx, no cierres.
Sorprendido hizo caso al aviso antes de tiempo, vegetta estaba cubierto de agua, la primera vez que había visto su cabello liso como a la vez húmedo, su ropa traslucía y con algo de incomodidad al caminar debido al constante viento arrematando contra sus piernas -¿Qué haces aquí con este clima?- preguntó molesto alzando su paraguas hasta la punta donde se encontraba el beta.
-Por eso quiero entrar, necesito hablar contigo, no tenía idea que llovería ahora- staxx suspiró dándole paso al chiquillo hasta la recepción -Ven conmigo, estas mojado.
Tomó su mano cerrando su paraguas al paso, lo empujó hasta los baños masculinos esperando no encontrarse con nadie parecido -Debiste haberme avisado que vendrías- parecía enojado.
-No pensé que te molestaba tanto.
-Tengo una reputación- torció su lengua presionando contra su muñeca pálida.
-¿Dices que no quieres que sepan de mi?- staxx jadeó quitándose la chaqueta y a su vez desnudando el torso de vegetta contra el suéter totalmente mojado -No se trata de ti, se trata de que no deseo que mi vida personal confunda con la de mi trabajo, no me gusta que sepan mi privacidad.
-¿Te avergüenza tenerme cerca, staxx?- arremetió con furia poniendo encima de su piel desnuda su chaqueta preciada con aquel hedor a su perfume encantado -No te pongas así, vegetta, no trato de decir eso, si me avergonzara ni siquiera te estaría ayudando esta vez.
No entendía la razón por la cual el beta estaría tan a la defensiva, hizo una mueca antes de peinar el flequillo azabache del contrario hacía un lado, porque después de todo, no podía molestarse tanto con él viéndolo de tal forma vulnerable -No hablemos de eso ahora, te puedes enfermar.
Escuchó un sollozo -perdón, muchas cosas pasaron hoy, no quería ser tan egoísta y, y yo- suspiró en respuesta acariciando su cabeza entre pequeñas palmadas gentiles.
-¿Tienes algo que decirme, algo malo tal vez?
-Es complicado, perdón ¿puedes abrazarme?- una sonrisa boba se hizo presente y como sí de un niño o tal vez un felino se tratará se arrullo contra él abrazando su cintura casi a la cadera, un tierno gesto que fue finalizado con un beso en la frente por su parte.
-Por la forma en la que actúas es un tema delicado, ¿puedo primero servirte algo caliente en mi oficina con el calefactor puesto?- vegetta surpó sus mocos asintiendo -Mantente detrás de mí.
Poca gente que no fuera limpieza o personas más subidas de puesto solían frecuentar sus pasillos, pero sin embargo, sentía la poca tensión del beta detrás de su espalda sujetado a su camisa media húmeda. Con más tranquilidad abrió la Oficina tan esperada dejando su maletín a un lado de la silla de su escritorio -Siéntate- sujetó la punta de su tasa con un grabado de gato negro en la superficie pintada.
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ᵍʰᵒˢᵗ ᵇᵒʸ.
FanfictionOdiaba lo mucho que necesitaba su tacto, cómo lo tocaba y sus insinuaciones, odiaba su olor o cómo forzaba a besarlo cuando estaban solos, odiaba que lo amará cada vez que le daba regalos o decía lo mucho que lo quería, odiaba que le gustaran sus ce...