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Giré mi espalda por sobre mi cabeza y di un paso largo hacia el frente. Alcé mi mirada y justo a tiempo, llevé mi cabeza hacia el lado opuesto al que estaban atacando.

Contuve mi respiración y di un último golpe con mi espada.

"Acabas de morir, Oh Jeonse" -Regañé a mi hermano menor.

Él se estaba preparando para luchar contra el ejército japonés. Había sido convocado directamente por la realeza.

Mi hermano bufó. "Oh Ayeong" -Me miró- "El campo de batalla es diferente a esto. Allá no hay magia"

Rodé los ojos. "Acabo de ganarte legítimamente, no he usado magia"

No era un secreto que mi sangre era preciada. Pues, por mis venas corría la habilidad que mi abuela me heredó. Jamás la conocí pero debe haber alguna razón para que su magia se saltara la generación de mi madre y llegara hasta mi.

Jeonse frunció el ceño pero luego asintió. "Bueno, está bien. Admito que eres mejor que yo con la espada. ¿Pero sabes en qué soy mejor?" -Caminó lentamente hasta la puerta principal de nuestro hogar. Entrecerré los ojos en su dirección- "En comer el doble de rápido que tú"

Salió corriendo hacia la cocina como si lo estuviese persiguiendo. Solté una carcajada.

Jeonse era mi mejor amigo, mi hermano menor y mi única familia. Mi padre había sacrificado su vida por el país y mi madre había muerto de tristeza un par de meses después. Así que, a mis 15 años de vida tuve que hacerme cargo de mi hermano de 13 años.

Afortunadamente, él hizo que mi tarea fuese fácil. Era un chico divertido, carismático, atento y jamás me dejó asumir un rol diferente al de una hermana mayor. Él era mi par, mi otra mitad, nos complementabamos a la perfección.

Ayer, cuando Oh Jeonse cumplió sus 19 años años, recibió una carta de la realeza. La familia Hwang le pidió unirse al frente de defensa junto a la familia Lee y la familia Han, en donde se encontraba el linaje más fuerte de todos.

Los Lee y los Han eran guerreros desde nacimiento. De hecho, Lee Minho y Han Jisung eran conocidos por ser hábiles con la espada y adquirir las habilidades básicas de un hechicero: Los cuatro elementos.

Estaba al mismo nivel que ellos.

Podía expandir el fuego, mover el agua, cruzar las corrientes de viento y levantar la tierra.

Sé que mi abuela estaría decepcionada de que no he podido progresar en mis habilidades, pero ahora mismo, prefiero asegurarme que mi hermano llegue sano y salvo de esa estúpida guerra.

Arrastré mis pasos hasta la entrada de nuestra casa cuando escuché un silbido a mis espaldas.

"¿No me invitarás a comer?" -Han Jisung se cruzó de brazos desde la distancia, completamente indignado porque no escuché sus gritos desde el otro extremo del río.

"No soy rica como tú" -Respondí con una sonrisa- "Si me traes los mejores melocotones del pueblo, te dejaré comer con nosotros"

Él me observó completamente ofendido. Lo ví cruzar el río como si no pudiese simplemente apartar el agua de sus pies. Cuando llegó frente a mí, me dió un golpe en la frente con su dedo índice.

"Te he traído todo tipo de comida, malagradecida" -Fingió estar molesto.

Mi mirada fue hasta su mano, estaba vendada y con unas manchas rojas en la superficie.

"¿Te lastimaste?" -Fruncí el ceño y él escondió su mano tras su espalda.

"Fue un rasguño. Digamos que tuve que usar mi mano para frenar una flecha que iba directo a mi garganta" -Sonrió enseñando sus dientes.

Solté un suspiro agotado. No imaginaba a mi hermano menor teniendo que luchar en un campo de batalla sólo porque una familia de buenos para nada no quería mover el trasero y firmar un acuerdo de mierda para salvar al país. Gracias por nada, familia Hwang.

"Oí que Jeonse fue convocado para la guerra" -Todo rastro de sonrisa desapareció de su rostro. Jisung era la persona más cercana a nosotros, el único que conocía el interior de nuestra casa y toda la desgracia de nuestra historia familiar.

De hecho, sus habilidades de hechicería comenzaron gracias a mi. No es por alardear, pero soy muy buena con la espada y la magia. Pues, muchos pueden dominar hechizos básicos, pero nadie puede traspasar la magia hacia un objeto inerte.

Hace un tiempo, descubrí que mi abuela fue asesinada por hacer uso de la magia negra. Ella podía sanar personas pero también asesinarla si quería, pero, jamás lo hizo. Ella se dedicaba a la medicina, a cuidar niños, guerreros y ancianos, hasta que la realeza infundió el miedo hacia los poderes de mi abuela, con la excusa de que podría perder el control de la oscuridad que implicaban esas prácticas.

Así fue como empezaron a rechazarla y atacarla. Hasta que, a sus 55 años, fue asesinada y quemada en medio del fuerte de la realeza, como una exhibición pública para todo el pueblo, con el único fin de dejar en claro que la magia negra estaría prohibida para siempre.

Asentí hacia mi amigo. "Creo que el rey está aburrido y quiere asesinar pueblerinos" -Solté con veneno.

Jisung me regañó con la mirada. "Necesitamos apoyo. Estamos retrocediendo. Apareció misteriosamente un hechicero japonés que usó magia negra para alzar millones de flechas y las lanzó contra nosotros"

Caminé por mi cocina, llenando platos con porciones de arroz y un poco de pollo. Dejé la comida frente a Jisung y mi hermano.

"¿Tú no vas a comer?" -Mi hermano alzó sus cejas.

Negué. "Comeré una fruta. Aún conservo un melocotón de la última vez que Jisung fue un buen amigo"

Mi hermano rió al ver a Jisung con sus mejillas llenas de comida y con una expresión ofendida.

"Oh Ayeong" -Se escuchó un grito masculino desde afuera de la casa.

Jeonse y Jisung intercambiaron una mirada antes de tomar sus espadas. Rodé los ojos. "Chicos, todos aquí sabemos, que puedo defenderme bastante bien"

Ellos estuvieron de acuerdo en el momento en que guardaron sus espadas y me siguieron hasta la voz masculina. Un hombre vestido de guerrero real me dedicó una reverencia, la cual correspondí por cortesía.

"Oh Ayeong, me enviaron desde el palacio real para hacerle una propuesta" -Me extendió una carta. La recibí, dudosa- "El rey está en busca de un mentor para el príncipe heredero"

"¿Y qué tengo que ver yo?" -Alcé una ceja.

"El rey tiene conocimiento sobre sus habilidades" -Marcó su voz en la última palabra- "Y el joven Hwang Hyunjin, necesita un mentor para dominar los hechizos con elementos básicos"

Bufé, incrédula. "Hay mil hechiceros en las sombras, ¿Por qué debería ir yo?"

"Hwang Hyunjin quiere aprender de la mejor hechicera de Nahoem" -Tragó saliva al sentir mi mirada vacía- "El rey quiere invitarla al palacio, las indicaciones están en la carta. Ha sido un gusto, Señorita Oh Ayeong"

El hombre se fue tan rápido como llegó. Abrí la carta, rasgando apropósito el sello real y leí su interior.

Oh Ayeong, usted ha sido invitada cordialmente al palacio real para una reunión con el rey. La esperará hoy a las tres de la tarde.

Arrugué la carta y la lancé al piso. 

"¿Qué haces? Es una invitación real" -Jisung exclamó sorprendido.

Me giré hacia él para dedicarle una sonrisa ladina y alcé mi mano hacia el papel para encenderlo en llamas con el flujo de energía que corría por mis venas. 

Si algo me ha enseñado la vida, es que no debo confiar en la familia real. Mucho menos, en el rey y el futuro rey de Nahoem. 


ENCHANTRESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora